Como el hombre murciélago observando la ciudad;
  el vampiro de los suyos recortado en la noche urbana. Meditabundo desde este
  altísimo edificio contemplo una vez más la estructura ciudadana,
  absorbo los trabajos y las fatigas de los hombres, manejo las tensiones y
  abstraigo sus humores; me deleito lamiendo sus estúpidos sudores y
  lanzo una carcajada a los cuatro vientos de mis dominios mientras la luna
  se desgarra y llora conmigo.
 
 
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