PRESENCIA VIVA DE LA CÁBALA II
LA CÁBALA CRISTIANA

FEDERICO GONZALEZ - MIREIA VALLS
CAPITULO II
PRECURSORES DE LA CABALA HERMETICA EN EL RENACIMIENTO (3)

Arnau de Vilanova (c.1238-c.1312)
Es bien sabido que desde muchos ámbitos con mentalidades estrechas y parciales –como es el caso del catolicismo dogmático, del experimentalismo y la fenomenología de la ciencia moderna o también de la especialización que se ha impuesto e irradiado desde las universidades, por citar sólo algunos ejemplos– una ciencia tan antigua y principial desde el punto de vista simbólico como es la Alquimia ha sido cada vez más atacada y desprestigiada, y sus adeptos tachados de nigromantes, embaucadores o ilusos, cuando en realidad muchos fueron, y son, iniciados que se apoyan en la simbólica del Arte Regia para conocer y conquistar las más altas realidades espirituales. Decimos esto porque al otro personaje que nos visita en este acápite, Arnau de Vilanova, se lo ha valorizado mucho en el campo de la medicina, pero cuando se trata de abordar su postura ante la religión y la teología ya son muchas las voces que se alzan en su contra, y no digamos en lo referente a sus inclinaciones y prácticas como alquimista, que, o bien se han pasado por alto como excusando ese "desliz", o bien se han ridiculizado y hasta atacado sin miramientos. En realidad, nos encontramos frente a otro de esos hombres que como su coetáneo Llull tuvo una visión lúcida y sintetizadora de la realidad y unos intereses que lo llevaron a profundizar en muchas de las disciplinas depositarias del saber cosmogónico. Queremos empezar por destacar la dedicación de Arnau al arte transmutatorio, –presente igualmente en la Cábala, como veremos un poco más adelante– motivo por el que Menéndez Pelayo lo incluyó en su Historia de los heterodoxos españoles,61 donde quiere alejar a toda costa la mala influencia de Vilanova sobre el "ortodoxo" Ramón Llull:

Uno de los puntos oscuros de la vida no teológica de Arnaldo son sus relaciones con Raimundo Lulio, en que tanto han insistido los escritores de alquimia. Así, v. gr., el autor de la Conservatio philosophorum dice que Raimundo Lulio era incrédulo en cuanto al poder de la alquimia; pero que se rindió luego a los argumentos y experiencia del sacratísimo maestro Arnaldo de Vilanova, catalán, cuyo discípulo fue en aquella arte. Pero, ¿qué crédito hemos de dar a aquel libro apócrifo, obra de algún embaidor del siglo XV, cuando hoy está probado que ni Raimundo creyó nunca en la posibilidad de la transmutación ni son auténticos los libros de química que corren a su nombre?62

Y en cambio, no muestra ningún tipo de reparo a la hora de tildar a Vilanova de desequilibrado63 y de practicante de esta ciencia nefasta:

El autor del libro apócrifo Ars operativa, que anda entre los atribuidos a Ramón Llull, cuenta haber recibido, bajo sello, del rey Roberto la relación de los experimentos de Arnaldo. Sabido es que este rey Roberto figura de continuo en las patrañas alquímicas. A Arnaldo se ha atribuido, con más o menos fundamento, la extracción del espíritu de vino, del aceite de trementina, de las aguas de olor, etc.64

Pero lo cierto es que Vilanova exploró y penetró a fondo esta simbólica tan arraigada en la Tradición Hermética –y por supuesto también en la hebrea–, lo cual merece todo nuestro respeto y gratitud, ya que a estos seres libres de prejuicios y abiertos a las distintas vías de la enseñanza cosmogónica debemos la pervivencia de la tradición, aunque esto les haya generado más de un conflicto, y muchas incomprensiones por parte de los pretendidos dinamiteros de la Verdad. Las siguientes anotaciones son un testimonio de la entrega de Vilanova al Arte Real:

Arnau, con la protección de Bonifacio,65 vio aumentar aún más su prestigio, realizando incluso diversas experiencias de alquimia en la corte pontificia. En esta circunstancia cuentan que Bonifacio le dijo: "Ocúpate de medicina y no de teología, y te honraremos". (...) Arnau debió tener relaciones personales con el rey Roberto, gran protector de alquimistas, y lo demuestra el hecho de haberle dedicado su tratado De conservanda iuventute y una epístola,66 que algunos creen apócrifa, sobre alquimia.67

Este hombre enérgico e impetuoso nacido en las tierras del Levante español hacia el 1238, estudió medicina en la universidad de Montpellier, y además de ser profesor en la misma por unos años, alcanzó gran fama en el ejercicio de su oficio. Fue el médico particular de los Papas Bonifacio VIII, Benito XI y Clemente V; del rey Jaime II y de su hermano Federico de Sicilia, y también del ya referido Roberto de Nápoles. Escribió unos 70 tratados sobre medicina, fisiología, farmacia y dietética, y en cuanto a la alquimia se le atribuyen muchos opúsculos, entre los que destacamos: Liber vitae o Liber de vita philosophorum; Curae breves; De vinis; Rosarius Philosophorum; Perfectum magisterium et gaudium, transmissum ad inclytum regem Aragonum o Flos Florum,68 Epistola super Alchimia ad regem neapolitanum; Practica missa Bonifacio papae; Semita semitae. Y también referimos algunos de los tratados de magia natural, astrología y oniromancia, ciencias herméticas que igualmente cultivó: De parte operativa, Capitula astrologiae de iudiciis infirmitatum secundum motum planetarum, De sigillis, Prognosticationes visionum quae fiunt in somniis. Muchas de estas obras vieron reediciones durante el Renacimiento, y tuvieron una repercusión extraordinaria entre médicos, alquimistas y filósofos renombrados de ese período. Tal es el caso de las colecciones alquímicas compiladas por Guillermo Gratarol (Basilea 1561) que incluían muchas de las obras de Vilanova, al igual que la de Lázaro Zetzner (Estrasburgo 1613), o la de Frankurt de 1602-1603, así como una Opera de Arnau editada por Nikolaus Oschle en Basilea, en 1585, por citar sólo algunas.

Por lo que las experiencias e investigaciones de Vilanova están profundamente arraigadas a la tradición patrocinada por Hermes, e igualmente se compenetran en muchos puntos con las de los iniciados de la tradición hebrea. Como hemos apuntado anteriormente, la Alquimia está presente desde antiquísimo en el seno de la cultura judía y en sus textos sagrados, como en éste en el que ya se manifiesta el alto rango que ocupa el Arte Real en tanto que depositario de saberes revelados por la divinidad, y que por intermedio de su rica simbólica se van transmitiendo de generación en generación:

Moisés dijo entonces a los israelitas: "Mirad, Yahveh ha designado a Besalel, hijo de Urí, hijo de Jur, de la tribu de Judá, y le ha llenado del espíritu de Dios, confiriéndole habilidad, pericia y experiencia en toda clase de trabajos, para concebir y realizar proyectos en oro, plata y bronce, para labrar piedras de engaste, tallar la madera y ejecutar cualquier otra labor de artesanía; a él y a Oholiab, hijo de Ajisamak de la tribu de Dan, les ha puesto en el corazón el don de enseñar. Les ha llenado de habilidad para toda clase de labores en talla y bordado, en recamado de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y lino fino, y en labores de tejidos. Son capaces de ejecutar toda clase de trabajos y de idear proyectos".69

Y no olvidemos a Tubalcaín, forjador de metales, y a la mítica María la hebrea, hermana de Moisés y primera mujer alquimista, o a Cálid el judío, hijo de Gazichus, y a una saga innumerable de sabios de esta tradición70 que tomaron como soporte para sus labores de divinización las claves, instrumentos y lenguaje de la alquimia, transmitiéndola ininterrumpidamente a sus descendientes, y cuya enseñanza se prolongó en el tiempo hasta la Alejandría helenística de los primeros siglos de nuestra era, enclave en el que coincidieron alquimistas, teúrgos, filósofos y sabios llegados de todo el mundo y de cuya labor de síntesis esta ciencia, como muchas otras, salió revivificada, expandiéndose luego por todo el Mediterráneo, ahora de la mano de los árabes, que la introducen en España en la Edad Media, y de ahí en adelante, gracias a muchas traducciones al latín de opúsculos alquímicos llevadas a cabo por judíos, la Alquimia se difunde por toda Europa irradiando sus brillos por doquier.

El mismo discurso cabalístico que germina y florece en Sefarad en los siglos en que vivió nuestro autor puede ser leído en clave alquímica. El modelo del Arbol de la Vida es el athanor en el que se concentran todos los poderes cósmicos (simbolizados por las sefiroth), que poco a poco serán activados por el cabalista gracias a las constantes operaciones de transmutación, que lo irán universalizando. O sea, que el Arbol es el gran laboratorio universal (válido tanto para el macrocosmos como para el microcosmos) con una puerta de acceso en Malkhuth y otra de salida en la sumidad, en Kether, que se abre a lo Infinito. Y en el intermedio, el "horno" en el que merced a las dos operaciones fundamentales de disolución y coagulación se cuecen las energías, y en el que se extrae el oro de cada una de las sefiroth, en un recorrido siempre ascendente, que atravesará los mundos de Asiyah, Yetsirah y Beriyah, hasta alcanzar el de Atsiluth. La obra se completa con la obtención del Elixir de Inmortalidad o de la Piedra Filosofal, dos símbolos del estado de conciencia de unidad que igualmente expresa Kether. Además, en este Arbol-athanor-hombre, cada columna se corresponde con un principio alquímico: el Azufre con la de la Fuerza, el Mercurio con la de la Forma y la Sal con la del Equilibrio; y cada mundo o plano con los cuatro elementos: el Fuego con Atsiluth, el Aire con Beriyah, el Agua con Yetsirah y la Tierra con Asiyah, y la quinta esencia en el corazón del Arbol, Tifereth, análogo al corazón del ser humano y del mundo. Este proceso interno, Arnau de Vilanova lo expresa así en su El Rosario de los Filósofos:71

El investigador de esta ciencia debe trabajar con una dedicación constante. Que nadie pues se precipite, porque nuestro arte no se realiza en la multiplicidad de las cosas: es uno solo. Y es una sola la piedra, una sola la medicina, a la que nada extraño se le añade ni se le quita, con excepción de retirar lo que le sobra. En efecto, todo el azufre interno, o sea, vulgar, o el mercurio butírico le es extraño, porque por sí mismo es destructivo y corruptor. Por el contrario, no le es extraño aquello en lo que él mismo se ha convertido mediante nuestro magisterio, o sea, en oro y en plata: pues nada le conviene al compuesto excepto lo que le es más próximo según su naturaleza. (...)

Las fases principales del régimen, las cuales intervienen una después de otra, son cuatro: disolver, lavar, reducir y fijar. Disolver lo grueso en simple y sutilizarlo, lavar lo oscuro en luminoso, reducir lo húmedo a seco, y fijar lo volátil encima del cuerpo fijo. Disolver consiste en dividir los cuerpos y la materia, o hacer la materia prima. Lavar consiste en inhumar, destilar y calcinar. Reducir consiste en incerar, engrasar o impregnar. Fijar es sutilizar, espesar, disipar y coagular. Por la primera es cambiada la naturaleza interior, por la segunda la exterior, por la tercera la superior, y por la cuarta la inferior.

Para concluir certificando esa herencia ancestral de la que él también se siente depositario, y que protege como un preciado tesoro:

Y aunque incompleto, resulta suficientemente generoso para los inteligentes. Los que tenéis este libro, escondedlo en vuestros escondrijos, no lo enseñéis a nadie ni lo ofrezcáis a las manos de los impíos, porque contiene íntegramente el secreto de los secretos de todos los Filósofos. En efecto, es así, y unas perlas tan grandes no se han de dar ni a los cerdos ni a los indignos, porque es un gran don de Dios, y es Dios quien lo da o lo quita a quien El quiere. Por este motivo, apreciados lectores, vosotros, los que tenéis este libro entre las manos, llevaos el dedo al labio, vosotros que os consideráis hijos de los Filósofos, guardando el Rosario de los Filósofos en secreto, para que con razón seáis llamados así, y para que podáis incluiros en la categoría de los antiguos sabios.72

Pero no es sólo a través de la alquimia como se evidencia su cercanía a la tradición hebrea, sino que incluso se habla del interés de Vilanova por la fabricación del Golem, aunque lo más destacado es el conocimiento que adquirió de la lengua santa en la escuela de lenguas orientales que dirigía Ramón Martí73 en Barcelona, donde también siguió estudios bíblicos, rabínicos y talmúdicos. Vilanova escribió un importante tratado sobre el nombre de Dios que citaremos ampliamente a continuación,74 lo que de nuevo es señalado con desdén por Menéndez Pelayo:75

Hasta ahora sólo vemos en Arnaldo, fuera de algún yerro incidental, una dosis no leve de fanatismo y excesiva confianza en el espíritu privado. En 1292, tres días antes de la fiesta de Santa María Magdalena, compuso in Castro Ardullionis una explicación del Tetragrámaton hebreo, donde se propone demostrar por razones naturales, en lo cual ya pecaba de temerario, el misterio de la Trinidad. Luce en este tratado su erudición hebraica y cabalística.

Por nuestra parte, reconocemos en este discurso de Vilanova, que también figura con el título de Allocutio super Tetragramaton, grandes muestras de su conocimiento simbólico de la lengua hebrea, además de ponerla en correspondencia con la latina, de tal manera que en pocas páginas trata y conjuga temas importantes subyacentes en ambas tradiciones como son el de la unidad, la trinidad, e incluso las adaptaciones que se producen en el devenir cíclico para que la Verdad, que es siempre una e idéntica a sí misma, pueda ser conocida a cada instante sin ser desvirtuada. El siguiente hilado de citas revela los descubrimientos siempre espectaculares del itinerario secreto de este autor, que difícilmente podrán ser compartidos por mentalidades fundamentalistas, sistemáticas o dogmáticas:

Le complació al doctor eterno, no pienso que por mis méritos, sino más bien por el mérito del celo que he llamado religioso, introducirme en la lengua hebrea para ser mostrada a mi consideración la inquietud de investigar lo que el nombre Tetragrámaton, que tan a menudo se lee en el texto hebraico del Antiguo Testamento, significa para el alma de los fieles. Pensé por esta razón interrogar a los fieles, pues considerando que para ellos los títulos de los libros resplandecen en rojo, es evidente que si examinamos cuidadosamente sus textos, veremos que ofrecen la luz del sol de la comprensión de las Escrituras, por el mérito y la pasión del Señor, como sólo es capaz de hacer el león de la Tribu de Judá, que vence por medio de la pasión, efundiendo un licor rojo para escribir, capaz de abrir los sellos del libro cerrado. (pág. 36-37).Así pues, aunque no fuera con la devoción debida, busqué, pedí y llamé y abierta la puerta, encontré lo que buscaba, recibiendo mucho más aún. Encontré primero que el antedicho nombre se escribe con letras hebraicas y con letras latinas y expresa exclusivamente el misterio de la Santísima Trinidad. En Dios el Principio aspira sin principio y a su vez, el principio aspira del principio. (pág. 39-40).Es necesario, pues, deducir de esto que todo lo que el antedicho nombre significa está contenido íntegramente en sus letras. Pero ninguna otra cosa significa en sí, sino la que debe significar. Luego entonces es necesario que las letras utilizadas por Dios para expresar aquel nombre se refieran a El. (pág. 40).Volviendo de nuevo, pues, a las cosas antedichas encontramos que la yod significa que Dios es el principio sin principio que principia, que tiene sonido per se y que es el primero concebible a sí mismo. (pág. 42).Pero en el nombre que nos ocupa, la he que sigue a la vav significa en relación a la vav lo mismo que la he que sigue a la yod en relación con la yod. Luego, cuando se explica el significado de las vocales del nombre Tetragrámaton según la escritura hebraica, es en su más elevado sentido: que en Dios existe el principio sin principio que inicia y que tiene sonido per se y a sí mismo, y en el acto de aspirar une con un ángulo anudado, o bien, con un nudo indisoluble, dos lados iguales, en el cual, digo, existe el principio coeterno del principio que siempre forma parte de él mismo y quien aspira es el ángulo anudado, o sea, él mismo. El nombre de la Santísima Trinidad escrito en latín significa lo mismo que el nombre Tetragrámaton, y ahí, las letras latinas y las hebreas de ambos nombres son equivalentes. Pero difieren en la figura y en la facultad de las partes y la Sabiduría divina lo quiso así, porque los signos que usa para instruir la inteligencia de sus elegidos no sólo significan una cosa de principal importancia, sino también muchas cosas añadidas, según la diversidad de tiempos y de pueblos.Así, el misterio expresado por Dios a los hijos del Antiguo Testamento en forma de rollo, lo expresó a los hijos del Nuevo Testamento en forma de libro; de la misma manera, por ejemplo, el misterio de la zarza para unos significa lo mismo que el misterio del vellocino para otros, y así para todos los demás signos. (pág. 46-47).

Dios hace la obra de la creación pintando letras como si fueran hombres caídos en el mundo presente, y El mismo une desde arriba [con el Padre] a todos aquellos que están contenidos en el misterioso cuerpo del Salvador, quien los forjó hasta la rectitud de la justicia, mediante la pasión y la cruz. (pág. 71).

Y no podemos olvidar el interés de Arnau por los signos de los tiempos, que él vivió de forma dramática, pues tras varias visiones de la inminente llegada del Anticristo,76 proclamó la necesidad de un enderezamiento espiritual ante los papas que ya hemos citado, no recibiendo de ellos ningún apoyo, sino más bien silencio, e incluso punzantes ataques por parte de muchos dominicos. Tal fue la gravedad del asunto que poco después de su muerte (se cree que en un naufragio alrededor de 1312), se abre un proceso inquisitorial contra él, y de resultas, sus libros teológicos y religiosos77 así como muchos alquímicos, son condenados y enviados a la hoguera; pero era tan grande el número de copias que circulaban por toda Europa, que por fortuna muchos se salvaron de las llamas. Empero, tras su fracaso con el papado, Vilanova siguió buscando el respaldo de los reyes, siendo Federico de Sicilia el que lo secundó hasta el final, pero sin materializar ninguno de sus proyectos, que abogaban por dar un gran protagonismo a las órdenes terciarias y al movimiento beguinal como cabeceras de ese enderezamiento.

Vilanova fundamenta sus visiones milenaristas en su propia experiencia y también en los textos más importantes de la Tradición de Occidente, tanto judíos como greco-latinos y cristianos como Daniel 12, 11; Mateo 24; las profecías de las sibilas de Eritrea y de Cumas, de San Agustín, San Pablo y del Apocalipsis; también en los de los visionarios como Cirilo, Eusebio, Hildegarda y Joaquín de Fiore, lo que demuestra su visión sintética y esotérica. Para Arnau la regeneración tiene una expresión horizontal en la que el cristianismo toma el relevo del judaísmo, pero sin negar todo el valor y enseñanzas atesoradas en este último, tema que más adelante será retomado por muchos cabalistas del Renacimiento; Vilanova ya esboza que los misterios más profundos del cristianismo se explican y están contenidos en el Nombre impronunciable de Dios:

Pero si alguien preguntara por qué el mencionado nombre Tetragrámaton no fue otorgado en la Sagrada Escritura al pueblo de los latinos, sino solamente a los hebreos, se responderá, como también a propósito de otros signos, que Dios dio a aquel pueblo los signos, tanto vocales como reales, que previamente decidió añadir, sabiendo que perdurarían a través de los siglos y prueba de ello es que el pueblo judaico sigue utilizándolos y tiene un velo ante los ojos del alma, que no le permite comprender la verdad sellada, mientras que la muerte de Cristo, como está dicho más arriba, rasga [para los latinos] el velo del templo judaico, es decir, del corazón. (...) Mejor dicho, cayó sobre los latinos y los conversos [la verdad] que había caído [antes] sobre judíos. Aquel nombre Tetragrámaton que primero fue conocido por el pueblo judaico, fue una cosa sellada por medio de aquel pueblo, que aún ignora su significado. Esto sucedió en primer lugar porque, para los latinos, la verdad se hizo carne, lo que sabemos, con todas sus excelencias, por los primeros doctores de la fe católica. En segundo lugar, los nombres de la misma verdad fueron otorgados en la escritura bajo la forma y la cualidad del nombre Tetragrámaton y el nombre Tetragrámaton fue comunicado a los latinos como Trinidad divina, lo que significa que el Tetragrámaton contiene los misterios de la verdad encarnada.78

Pero lo cierto es que el fin del mundo es a cada instante, como su renacimiento, por eso en cada tramo histórico aparecen señales que anuncian tal realidad, lo que simultáneamente se puede experimentar al recorrer el viaje iniciático, donde se conocen los misterios de la vida y de la muerte, y también la conquista de una esfera o mundo otro en el que brilla un paraíso siempre presente, atemporal o eterno, que es visualizado en cada tradición con distintos nombres pero idéntica significación, ya se le llame Jerusalén Celeste, Luz, Agartha, Cristianópolis, etc., y que es el símbolo del estado de conciencia de unidad. El discurso de Vilanova se suma a esta voz única:

Sin duda la inteligencia humana es un libro editado por Dios, en el cual las exposiciones y los sentidos de las expresiones divinas resplandecen cuando la Sabiduría de Dios lo dispone, pero los significados particulares de las palabras sagradas no aparecen a la vez, sino sucesiva y paulatinamente en los tiempos y las edades del mundo, y muchas duermen aún en el polvo de la tierra, es decir, en la imagen terrenal de la letra y después de la muerte de Cristo, en la última persecución de los fieles, saldrán del monumento funerario de las expresiones literales y aparecerán ante muchos en la ciudad de la comunidad fiel. Y cuanto más se aproxime aquel tiempo, tanto más germinarán las semillas de la doctrina sagrada, echadas en la tierra de las expresiones literales y aparecerá el trigo que hasta entonces había estado enterrado en los libros sagrados.79

Finalmente, destacaremos que la influencia de este sabio se extendió de tal forma que incluso muchas de sus obras médicas y alquímicas se tradujeron al hebreo, como sucedió con otras tantas de Llull al árabe, de tal manera que las múltiples puertas que abrieron las enseñanzas de estos dos grandes pensadores del fin del medioevo, fueron "traspasadas" por sus sucesores en el Renacimiento, haciendo brillar con gran esplendor muchas de las simbólicas universales que tanto Vilanova como Llull habían explorado y defendido, y de las que en este acápite apenas si hemos ofrecido unos trazos.
NOTAS
61 Marcelino Menéndez Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles I. BAC, Madrid, 1998.
62 Ibid., pág. 486.
63 A propósito de algunas de las obras milenaristas del médico medieval, Menéndez Pelayo asegura: "Nuestro Arnaldo se apoderó de esta idea, la repitió cien veces, la enlazó con combinaciones astrológicas y se tornó casi maniático. La introducción al libro De semine scripturarum o De las profecías de los siete durmientes es el primer síntoma de esta enfermedad mental". Ibid., pág. 492.
64 Ibid., pág. 484.
65 Se trata del Papa Bonifacio VIII, que nunca manifestó abiertamente su aprobación respecto de la alquimia, pero tampoco la censuró, beneficiándose incluso de una curación que le hizo Vilanova empleando un amuleto astrológico.
66 También se sabe que le dedicó De vinis, Curae breves, y una versión del Rosarius philosophorum titulado Rosarius abreviatus.
67 Ramón Llull i Arnau de Vilanova, op. cit., pág. 136.
68 Arnau ofrece este libro al rey Jaime II y en el prefacio incluye una carta en la que le expone cómo fue iniciado en el arte alquímico, según consta en la compilación de obras de Vilanova hecha por Hauréau en París en 1881.
69 Exodo 35, 30-35. Biblia de Jerusalén. Desclée de Brouwer, Bilbao, 1975.
70 Ver el capítulo "Cábala y Alquimia" de este volumen.
71 Arnau de Vilanova, El Rosario de los Filósofos. Ed. Indigo, Barcelona, 1998, pág. 58-59, 79-80.
72 Ibid., pág. 152-153.
73 Este dominico fue discípulo de San Alberto Magno y autor del Pugio Fidei (1278), obra apologética que contiene enormes conocimientos de la tradición hebrea y que fue conocida por muchos de los cabalistas del Renacimiento, reeditándose en París en 1651.
74 Arnau de Vilanova, Discurso sobre el nombre de Dios. Ed. Obelisco, Barcelona, 2005.
75 Historia de los heterodoxos... op. cit., pág. 492.
76 Energía universal disolutiva e invertida que en los momentos finales de un ciclo cósmico –como el que la presente humanidad ya está viviendo desde hace siglos–, adquiere mayores dimensiones, encarnándose en seres, grupos o entidades que expanden su poder, por otra parte limitado y perentorio, pues nada hay que se oponga al Espíritu o Verdad. Arnau la visualizó en la situación degenerada y corrupta de muchos representantes eclesiásticos, y principalmente de los dominicos.
77 Escribió a lo largo de varios años diversos tratados o epístolas acerca de sus visiones y de sus propuestas de renovación, entre los que destacamos: Expositio super Apocalypsi; Introductio in librum Ioachim de semine scripturarum seu de prophetiis dormientibus; Tractatus de tempore adventus Antichristi et fine mundi; De cymbalis Ecclesiae; Philosophia católica et divina; Allocutio christiani seu de dignitate creature rationalis; Confessio Ilerdensis; Informacions als beguins; Lliçó de Narbona; Allocutio Christiani; Dancia illustris regis Aragonum cum commento; Raonament d’Avinyó; y otros que se pueden consultar en la compilación de Miquel Batllori: Arnau de Vilanova. Obres Catalanes. Vol I, Escrits religiosos; Vol. II, Escrits mèdics. Ed. Barcino, Barcelona, 1947.
78 Discurso sobre el nombre de Dios, op. cit., pág. 65-66.
79 Ibid., pág. 64.