PRESENCIA VIVA DE LA CABALA
FEDERICO GONZALEZ - MIREIA VALLS
CAPITULO IV
LA CABALA DE CASTILLA (7)

El Zohar (fin)
El exilio del pueblo judío es otra cuestión importante en la historia de esta tradición, y una simbólica presente de forma constante en la enseñanza doctrinal. De nuevo se podría caer solamente en una interpretación literal, que no se niega en absoluto, pues de sobra es conocida la salida de los hebreos de su tierra, los períodos de esclavitud, el retorno a Israel, la deportación y su ulterior errancia por el mundo hasta nuestros días, así como el padecimiento de un sinfín de denigraciones y hasta de genocidios. Pero simultáneamente a esta visión, existe un sentido más interior: el mito de la expulsión de Tierra Santa se refiere al alejamiento de la conciencia del ser humano del estado de Unidad o principial y a su irradiación a los estados más groseros y materializados, lo que revela que en realidad el ser humano es un exiliado en este mundo, un extranjero que ha "aterrizado" en la llanta o periferia de la rueda y se ha visto abocado a la estupidez y la ignorancia por la pérdida de la memoria de su ascendencia y origen, de ahí el nacimiento del dolor y el sufrimiento, y el anhelo de recuperar ese estado de plenitud olvidado, lo que genera el mito del retorno a la Tierra Prometida.

Entre el pueblo judío, el justo es el símbolo del que decide emprender el camino de regreso a su morada verdadera, supracósmica. El dolor que constantemente lo acompaña es una forma de sacrificio, la imagen de quien anda solo contra viento y marea hacia la conquista de la libertad total.163 Solo, porque nadie puede hacer el camino por uno; solo, porque no hay otro, de ahí que cualquier esperanza o expectativa sea mera evanescencia. Y para realizar tan sublime cometido es menester desprenderse de los apegos y condicionamientos materiales y psíquicos (tarea costosa pues los egos se crecen por poco alimento que se les suministre), e ir incluso más allá. Las bellezas que se otean o reconocen tras la purificación de los aspectos más densos del alma y los esplendores de las ideas o las intuiciones de la majestad de todo lo que es, deben ser de igual modo abandonados. El desarraigo de lo manifestado o creado es total, muy descarnado si se quiere, mas sólo así se podrá nacer a la concepción de lo no determinado por nada. Y todo ello exento de una mentalidad mercantil, que siempre ofrece con miras a obtener un beneficio a cambio, y que se reserva un resto para sí por si acaso. Ya dijimos que el mayor tesoro es ser lo que se conoce, pero si se anhela ir más allá del Conocimiento, hay que librarse incluso del erario más preciado y abrirse sin reservas al Misterio insondable. La Cábala sabe, al igual que toda auténtica tradición, que el equipaje que se le ha dado al ser humano para realizar este viaje olímpico es el alma. En este sentido, el Zohar es también muy didáctico y describe, con la claridad propia del que reconoce el entramado del Ser Universal, el origen y procedencia del ánima, su naturaleza, el itinerario circular de su viaje y las siempre paradójicas experiencias para provocar rupturas de nivel que posibiliten su ascenso por las gradas de la conciencia. Sobre algunas de estas cuestiones nos queremos detener ahora. Dice el Zohar:

Al principio. Que sea bendito el Nombre del Rey de los reyes, el Santo, bendito sea El, pues ha creado el mundo y lo ha fundado por la sabiduría, el discernimiento y el conocimiento. El ha creado en correspondencia con estos tres últimos mundos: el mundo superior, el mundo inferior y el mundo de en medio. El da al microcosmos de abajo la forma de tres: la forma hablante (médabéret), la forma vegetativa (tsoméhét) y la forma pensante (çikhlit). Has de saber que el mundo de abajo subsiste por el aire; también observarás que el cuerpo subsiste por el alma (néfech), ésta por el aire y el aire por el Creador, bendito sea El. Has de saber que el Creador, bendito sea El, ha creado al hombre. Lo ha creado por la semejanza y la forma, y lo ha fundado a partir de cuatro cosas separadas unas de otras: el fuego, el soplo, el agua y el polvo, evocadas por "Y la tierra era tohu-bohu y la oscuridad estaba sobre la faz del abismo y el soplo de Elohim…" (Gen. 2, 2).164

Y acerca de la naturaleza y propiedades del alma, Dujovne explica en su introducción:

En la condición original del hombre antes de su pecado, la "vestidura", es decir, el cuerpo, es todavía de la índole de la luz; la imagen de Dios es aún visible en ella; el todo de la Naturaleza mira con reverencia al hombre que todavía se halla vinculado con su origen celestial y dotado con toda sabiduría. Sólo como consecuencia del pecado lo abandona la imagen divina, su cuerpo se vuelve oscuro y seres inferiores como las bestias son capaces de inspirar en él el sentimiento del miedo. Aunque el cuerpo del hombre refleja como un espejo misterios celestiales, su esencia real está constituida por su alma. En el Zohar, como en los sistemas teosóficos y muchos sistemas filosóficos, el alma es representada como triple.165

Y continúa:

Las tres designaciones que se encuentran en la Escritura, Néfesch, Rúaj y Neschamá, se emplean para indicar tres grados del alma en su relación al mundo superior y al inferior. Néfesch, que literalmente significa vitalidad o fuerza vital, o acaso también impulso vital, provee al hombre con sus sentimientos e impulsos, con todo lo que exteriormente lo conecta con el mundo terrenal y que interiormente tiene en común con las bestias. En el otro extremo de la escala está Neschamá (literalmente, aliento, respiración), que es el aliento de espiritualidad más elevada, el puente que lo vincula con el mundo celestial. El vínculo de conexión entre las dos está constituido por el Rúaj (literalmente, "aire", viento), el órgano propio de la vida interior del alma. (Op. cit.)166

Además el estudioso argentino destaca temas tan importantes abordados en el Zohar como el de la unidad esencial entre todas las facetas del alma167; también señala la posibilidad de establecer una correspondencia entre ésta y los estados de vigilia y sueño, así como con los del recorrido post-mortem, sin dejar igualmente de lado el tema de la transmigración, aspectos todos ellos con connotaciones neoplatónicas que denotan esa unidad esencial de las tradiciones emanadas de la Tradición Unánime. Así se dice en la introducción de Dujovne, citando al propio Zohar:

En sueños, el alma está dominada por el néfesch, exactamente como de día es dominante el rúaj. La parte más elevada del alma asciende entonces a regiones celestiales, para mirar la presencia del rey. Los sueños son uno de los medios por los cuales todo lo que ha de ocurrir es anticipadamente anunciado. (…)

El dormir es también una rápida imagen del proceso de la muerte, en el cual las tres partes del alma se separan una de otra. Por un tiempo Néfesch merodea sobre el cuerpo, causando así "los dolores de la tumba". Rúaj entra en el más bajo jardín de Edén y Neschamá al Jardín de Edén superior. Por un tiempo el fallecido retiene la forma de su cuerpo, pero después es dotado de un cuerpo nuevo y más sutil para su vida en los reinos más elevados de la existencia. Al entrar al camino de su existencia más elevada, el hombre vuelve a encontrarse con el Adam Kadmón, su prototipo celestial. Para las almas de los iniciados la manera de ascender a los reinos más elevados de la existencia es algo diferente. Y es así en virtud de haber estado más o menos en contacto directo con esas regiones aun en su vida terrenal, de modo que los seres celestiales han escuchado al maestro Simeón ben Yochai mientras enseñaba aquí, sobre la tierra, y la manera en que la enseñanza es llevada a cabo en la Academia tiene su contraparte en la "Academia Superior". (El Zohar, I)

Es importante señalar que lo que existe entre todos estos órdenes o simbólicas son relaciones de correspondencia –y no identidades literales– las cuales son el fundamento y el soporte para despertar y utilizar el pensamiento analógico o simbólico, promotor del Conocimiento y del discurso mágico-teúrgico. Porque empleando solamente la lógica racional, cartesiana y analítica, este camino de realización espiritual e interior es inviable y acaba por abortar. Con las facultades humanas podemos llegar a construir un sistema perfeccionista, pero matamos las indefinidas posibilidades de aprehensión supraindividual y no digamos ya las supranaturales o metafísicas. De nuevo el Zohar aguijonea:

Pero, ¿Quién puede ver a YH? El versículo que sigue explica estas palabras: "YH en la tierra de los vivientes". Ven y mira: cuando las almas se elevan hacia el lugar del ramillete de la vida, se deleitan del esplendor del "Espejo que ilumina" desde donde la luz procedente del lugar del Todo-Sublime irradia. Y si el alma no se reviste del esplendor de otro ropaje (que no sea el del cuerpo), no puede acercarse para ver esta luz. He aquí el secreto: de la misma manera que al alma le es dado un hábito (el cuerpo) con el que se reviste para poder subsistir en este mundo, igualmente se le da un vestido de esplendor supremo para poder subsistir en el mundo de allá y así poder ver el "Espejo que ilumina" en el seno de la "tierra de los vivientes" (…) Así, las almas de los justos se visten de un ropaje en el mundo de allá de la misma esencia que él, y entonces pueden soportar la visión de la luz que ilumina la "tierra de los vivientes".168

Y eso no quita que el alma incluya en sí la paradoja inicial de la sexuación, y que cuanto más imbuida está en el mundo material, concreto y formal, más alejada se halla de su condición original, aunque también es cierto que la recuperación de ese estado primigenio en el que la fusión con el Espíritu es plena se realiza conjugando su faceta oscura, contractiva y restrictiva con la cara luminosa, expansiva y fecunda. La Cábala denomina qliphot a esas energías descendentes, pero lejos de negarlas, más bien incita a reconocerlas en el interior de uno mismo y a trascenderlas, para que la luz inmarcesible e inmaterial del alma purificada "refulja con más esplendor". Sirva de ilustración este pequeño fragmento de un cabalista posterior a la época del Zohar:

Como las almas… van subiendo en dispusición y merecimiento resiben de más alta luz más excelente lumbre; como al contrario cuando descaen de la virtud y se precipitan en lo inferior y obscuro pierden la superior perfición y lumbre y quedan cubiertas de privación y tinieblas, sugetas y esclavas de libres y señoras que de antes eran al tiránico yugo de los impuros espíritus [eso es, las qelippot] que como nuve negra que se interpone entre el sol y el hombre las priva de lus e hinche de oscuridad y miseria.169

Aunque las qliphot no debieran verse sólo como el mal o los demonios, según las interpretaciones corrientes, sino como los nombres inversos de las energías de las sefiroth que también habitan en ellas. Su característica según el discurso cabalístico no es la ascensión del alma a través de las esferas o la comunicación con lo que en última instancia es suprahumano, sino precisamente lo que impide salir de los estados humanos por medio del pensamiento concentrado y la oración, o sea las energías que se opusieran a ello; ya fuesen de un tipo terrible o simplemente como cuestiones que en el orden existencial son consideradas "buenas" y que en el metafísico son a veces obstáculos insalvables para la labor del cabalista, tales: el amor, el matrimonio, la familia, la propiedad, el prestigio o la posesión en cualquiera de sus formas, y todo aquello relacionado con el confort espiritual. Pero no sólo lo "bueno"; también puede constituir una gran traba para la aprehensión de las realidades superiores el temor ante lo que uno desconoce (miedo que con frecuencia deriva en rechazo o represión) inculcado por la moral o las costumbres170 anquilosadas generadoras de miles de prejuicios y condicionamientos.

Y aun nos cabría hacer una referencia a aquellas energías más disolventes, esto es, al cúmulo de obsesiones, fobias y manías de todo tipo que en su carácter más extremo y terrible están simbolizadas en la Cábala por Lilith171, la otra mujer de Adán madre de una generación infame, de la que se dice que deambula por el mundo devorando niños. Dicha energía es análoga a la de las lamias griegas, esos monstruos con torso de mujer bellísima y extremidades de dragón cuya ansia es insaciable. Estas potencias también subyacen en el alma del iniciado, e intentan atraerlo y retenerlo en sus redes, manifestándose como el deseo por el deseo, el trabajo por el trabajo, el sexo por el sexo, la pasión por la pasión, etc., es decir todo lo que trata de atrapar sin ánimo de transmutar y que por tanto desintegra, anula e impide cualquier atisbo de ascenso o despliegue de la conciencia. Pero si se reconocen, podan, doman y transmutan (es decir se someten a los procesos de la alquimia espiritual) su fuerza se invierte y deviene el anhelo de ser absorbido por el Principio; realizada la unión, al nivel que fuere, esa energía no es ya sino la del Amor.

El tema central en el discurso del Zohar y en el del corazón de aquel que se entrega a vivificar lo vertido en sus rollos es justamente el del Amor y las formas de lograrlo, directamente vinculado a la Inteligencia, pues determinadas certezas y brillos de la energía denominada Binah producen Amor, las cuales van imponiéndose poco a poco en el interior de la conciencia y como tales actúan en todo el ser humano, el que va viviéndose de otra manera, modificando conductas, abriéndose cada vez más a la Posibilidad Universal. Este Eros que el ser humano es capaz de realizar en sí mismo, o sea en el microcosmos, se extiende y expande de forma natural al macrocosmos, dada la analogía entre uno y otro orden, e incluso llega a acrecentarlo y aun a modificarlo, lo que se traduce en la liberación del microcosmos de todas sus ataduras y condicionamientos, en clara correspondencia con la que experimenta el macrocosmos, con lo cual el Creador ya no es su creación, se redime de ella y se reintegra en lo nunca manifestado. Esto es lo que todos los textos sagrados hebreos denominan el jubileo y es lo más cercano a la experiencia plena del Amor: ausencia de límite, vivencia de lo eterno e infinito. En el tratado Sifra di-Tzeniutha se expresa así esta realidad:

(Ex. 34, 29) "Y Moisés no se percató que la piel de su rostro resplandecía". Esto es porque está

escrito (Gn. 3, 21): "túnicas de piel". Resplandecía, como está escrito (I Samuel, 16, 13): "Y Samuel cogió el cuerno de aceite". No hay unción si no es por el cuerno. (Sal. 89, 18): "Y por tu voluntad nuestro cuerno será elevado". (Sal. 132, 17): "Allí saldrá el cuerno de David". El es el décimo rey. El procede del Jubileo que es la Madre. Como está escrito (Josué 6, 5): "Cuando el cuerno del carnero suene todo el pueblo prorrumpirá en un gran jubileo", resplandor del jubileo, la décima está coronada por la Madre, por el cuerno se reencontrará la liberación y la abundancia, para hacer retornar el espíritu a sí mismo. Este es el cuerno del Jubileo. El Jobel es el He. Y el He, es el soplo del espíritu sobre todo, y todo retornará a su lugar… (cap. V).

La civilización hebrea ha concedido un gran valor a la Magia y la Teúrgia, aunque a veces de manera velada, sobre todo para evitar las formas menores, fenoménicas o invertidas de estas ciencias o artes que conocen las relaciones o vínculos sutiles y secretos entre todos los mundos, planos y grados de la manifestación universal. El ser humano recibe todos los efluvios celestes172 e inversamente cualquier ademán que él realice influye en las esferas invisibles, de modo que todo se interrelaciona en un juego de equilibrios, ajustes y desajustes propios de las leyes que regulan y mantienen vivo al Cosmos, el cual deja de ser la forma en que lo tenemos encarcelado y no es sino simplemente la expresión de lo que es. Entonces, cualquier gesto o señal es la evocación de un discurso único que destruye toda norma de pensamiento lógico, imponiéndose la magia de la vida contra el aprisionamiento de la mente que siempre intenta construir en vano. El Zohar está repleto de páginas donde se habla de las correspondencias entre los astros y los órganos del cuerpo humano173, entre el movimiento de las estrellas o señales meteorológicas y ciertos acontecimientos significativos de su historia sagrada. Se destaca también la relación entre los patriarcas, reyes o profetas174 y las esferas del árbol de la vida, entre las letras y la conformación de los mundos y seres que los habitan y un larguísimo etc. de analogías y relaciones casi intangibles.

Además, estos textos en sí, convenientemente asimilados al igual que decíamos de las substancias alucinógenas, pueden provocar rupturas de nivel en el alma del adepto; rompen el discurso acartonado de la mente y posibilitan el acceso a otros ámbitos, a veces imprecisos, incalificables, pero que con la luz de la Inteligencia se van esclareciendo y tornando límpidos, y en todo caso nunca son conquistados por los méritos sino por la gracia celeste a la que uno se abre.

Así como existe el agua pura y el agua turbia, así hay buen vino y vino malo. El buen vino es un vino perfumado, el vino malo es un vino fermentado y este es el mal vino. Y hay que saber que el secreto del vino malo es que vuelve ebrio al hombre que penetra en su seno para su desdicha, hasta que él no sabe distinguir más su derecha de su izquierda. Y por este vino el primer hombre pecó, y Noé pecó por él, como está dicho: "El bebió vino, se emborrachó y se descubrió en medio de la tienda" (Gen. 9, 2). Está escrito: ['tienda' con una he] porque es el lugar del mal. En verdad, ¡cuán eminente es el nivel en donde están los asistentes del gran sacerdote, aquellos que tienen un rango en el sacerdocio! Porque aunque hayan pecado y su falta haya sido inscrita [en la Torah], [nuestros maestros], de memoria bendita, han dicho: "estaban ebrios de vino pero no estaban temulentos". Tú sabes que hay una gran diferencia entre estar ebrio y estar temulento. El hombre ebrio habla delante del Rey y su oración es una [verdadera] oración. El hombre borracho no habla delante de nadie y su rezo es una ignominia. En verdad aquél que está ebrio de vino proviene del dominio del vino precioso; y a causa del exceso de su apetito y del deseo que experimentaban hacia él [los hijos de Aarón] bebieron mucho. Y [los maestros] dijeron: "Anteriormente, un veredicto de muerte a su respecto salió de delante del Lugar, bendito sea, como está escrito: 'Contemplaron a Dios, comieron y bebieron' (Ex. 24, 11), y está marcado: 'Y sobre los notables de los hijos de Israel no llevó la mano'" (ibid). Luego entonces, a causa de su deseo de entrar en el Pardés, ellos se introdujeron ahí y bebieron vino bueno y precioso. Y ahí entraron en el seno del vino malo que está cerca del bueno y bebieron de él en muy ínfima cantidad a fin de ver, y así estuvieron ebrios mas no borrachos y fueron juzgados delante del Lugar, bendito sea, y ellos murieron.175

Todas estas cuestiones que hemos abordado no están exentas de incomprensiones, sobre todo entre quienes se empeñan en atrapar y rebajar a parámetros restringidos la simbólica con la que se revela la doctrina, lo que en el caso del Zohar ya hemos visto que ha ocasionado diversas controversias, incluida una virulenta polémica actual en la que ciertos sectores dogmáticos y fundamentalistas se empeñan en atacar la Cábala y sus textos sapienciales. Respecto del Zohar, no dudan en tildar de barbaridad la atribución de sus textos a la pluma de una individualidad, lo que consideran poco más o menos un sacrilegio, más cuando se dice que Moisés de León comerció con ellos, como si la palabra de Dios no se pudiera expresar a través de emisarios o intermediarios que sintetizaran enseñanzas dispersas (orales y escritas) unidas a la propia revelación o experiencia espiritual interna y que se emplearan estrategias variadísimas para continuar con la transmisión ritual, garantizando así la regeneración del universo. Ya vimos que G. Scholem, desde su postura de investigador universitario laico, reconoce esta paternidad, que no es incompatible con la que se le atribuye al legendario Simón b. Yohai, puesto que ambas son adaptaciones horizontales de una revelación siempre vertical y atemporal que se re-escribe en todo momento. Scholem también admite como dijimos la influencia gnóstica en los orígenes de la Cábala, todo lo cual le ha acarreado más de una crítica, en el sentido que las facciones literarias de su tradición lo han tildado de heterodoxo y hasta de impío, tal el caso de lo afirmado por Philip S. Berg (discípulo del Rabino Yehuda Ashlag) del Centro de Investigación de la Cábala que en el prólogo del Parashat Pinjas dice:

En relación a la autoría del Zohar, quienes destacan al Rabino Shimón como autor del Zohar ciertamente no forman parte de la erudición judía, pues los cabalistas que conocen íntimamente el Zohar han sostenido unánimemente que su autor fue, sin duda alguna, el Santo rabino del periodo mishnáico Simon bar Yochai. Sólo quienes están muy alejados de esta rama de la Sabiduría han expresado duda en cuanto a este punto. Basándose en rumores inventados por quienes temían a la Cábala y por lo tanto se oponían a ella, algunos pedagogos han atribuido la autoría del Zohar a maestros de rango inferior al de la autoridad mishnaica, el Santo Shimón bar Yojai. Baste con afirmar que este autor considera inequívocamente que estas personas están en un error. (Introducción)

Por su parte, Ch. Mopsik adopta una perspectiva aunadora entre el exoterismo judío y su esoterismo, reconociendo influencias neoplatónicas e incluso cristianas en su moldeado, lo cual es utilizado por los puristas religiosos como excusa para atacar a la Cábala considerándola una mezcla de saberes. En el fondo, los que se adhieren a estas posturas rígidas no la ven como la médula de su tradición, y además desconocen la existencia de una Tradición Unánime y primigenia de la que derivan todas las otras, entre las cuales es inevitable que exista una identidad esencial, puesto que no son sino ramas de un tronco único.

Y aunque parezca extraño, aquel que se adentra en el "Libro del Esplendor" se va viviendo como un universo de luces y sombras, y se suma a un discurso que se va grabando en su corazón, con el asombro de que no es sino él mismo el que lo va escribiendo, en la medida que recibe iluminaciones, esto es, en tanto que va estableciendo relaciones cada vez más sutiles con la Luz o Verbo.

NOTAS
163 Se dice de Noé en el Zohar: "El descubrió la sabiduría [en el libro de Adán y en el Libro de Enoch] que enseña sobre qué reposa el mundo, y comprendió que es gracias al sacrificio que aquél se sostiene, y que sin él ni los seres de arriba ni los seres de abajo subsistirían". Le Zohar. Béréchit. Tomo I, Verdier.
164 Le Zohar, tomo I. Verdier.
165 Dujovne. El Zohar, I.
166 Este comentario de Dujovne se refiere a pasajes como el siguiente del Zohar: "'Alma' (néfesh)y 'espíritu' (rúaj)no son dos grados separados, sino un grado único con dos aspectos. Hay aún un tercer aspecto que ha de dominar a esos dos y ajustarse a ellos como ellos a él, y que se llama 'espíritu superior', neschamá. Todos estos grados se hallan dispuestos con sabiduría y la contemplación de ellos arroja luz sobre la Sabiduría superior. Este espíritu entra en ellos y ellos se le unen, ycuando domina en un hombre, un hombre así es llamado santo, perfecto, totalmente dedicado a Dios. 'Alma', néfesh, esla incitación más baja, sostiene y alimenta al cuerpo y se halla estrechamente ligada a él. Cuando se califica suficientemente, llega a ser el trono sobre el cual descansa el espíritu inferior, rúaj, como está escrito: 'hasta que sea derramado sobre nosotros el espíritu desde lo alto' (Is. XXXII, 15). Cuando ambos se han preparado suficientemente, están calificados para recibir al espíritu más elevado, neschamá, al cual el espíritu más bajo le sirve de trono, y que es indescubrible, supremo sobre todo. Así, hay un trono que descansa sobre un trono, y un trono para el más elevado". Dujovne. El Zohar, II. Lej Lejá.
167 Dice el traductor: "Esta unidad del alma se designa con el simple nombre 'Yo' (Aní). Según Müller, con este nombre el Zohar designa, no tanto la unidad individual como a esa unidad cósmica divina de la que brota la unidad individual". El Zohar, I.
168 Le Zohar. Tomo I. Verdier.
169 Herrera. Puerta del Cielo, VI.
170 Otra cosa son los mandamientos, entendidos no en el sentido exotérico y castrante sino como la ley de Dios, los cuales se aplican en parte a los principios elementales macrocósmicos y microcósmicos en que se realiza la iniciación y por otro lado en los elementos, usos y costumbres propios de la generación del pueblo de Israel donde puedan fructificar esas iniciaciones, es decir, un medio histórico adecuado para recibir los efluvios celestes de un modo particular dadas las circunstancias temporales que signan cualquier realización.
171 Dice el Zohar: "Hemos aprendido que cuando el hombre bajó a la tierra en la semejanza superior, todos los que lo vieron, seres de arriba y seres de abajo, vinieron a él y lo hicieron rey de este mundo. Eva tuvo a Caín de la suciedad de la serpiente, y por eso, de él descendieron todas las generaciones inicuas, y de su lado es la morada de espíritus y demonios. Por eso, todos los espíritus y demonios son la mitad de la clase de los seres humanos abajo y mitad de la clase de los ángeles de arriba. Así, también, los que nacieron de Adán después eran mitad de la esfera inferior y mitad de la esfera superior. Después de que estos nacieran de Adán, él tuvo de esos espíritus hijas con la belleza de los seres celestiales y también con la belleza de los seres inferiores de modo que los hijos de Dios se descarriaron detrás de ellas". (Dujovne. El Zohar,V). Esta es la genealogía inframundana, humana y divina impresa en nuestra alma, tensión entre lo alto y lo bajo. ¿Aspiramos a conjugar esta polaridad, a transmutarla, transformarla y a liberarnos de todo condicionamiento o nos conformamos sólo con el vestido opaco de lo simplemente humano y aun con la tiniebla de lo infrahumano?
172 "El hombre está continuamente expuesto a influencias cósmicas que actúan a través de las estrellas, o, más precisamente, de los seres espirituales que obran a través de las estrellas", asevera el ya citado Dujovne.
173 Por ejemplo Saturno con el bazo, Júpiter con el hígado, Marte con la bilis, etc.
174 En las glosas del Zohar aparece con frecuencia la correspondencia de la energía que encarna Abraham con la de la sefirah Hesed, la de Isaac con Gueburah, Jacob con Tifereth, José con Yesod y David o Judá con Malkhuth, entre otras.
175 Moisés de León. Le Sicle du Sanctuaire