LA CÁBALA CRISTIANA FEDERICO GONZALEZ - MIREIA VALLS |
PRECURSORES DE LA CABALA HERMETICA EN EL RENACIMIENTO (3) |
Arnau de Vilanova (c.1238-c.1312) Y en cambio, no muestra ningún tipo de reparo a la hora de tildar a Vilanova de desequilibrado63 y de practicante de esta ciencia nefasta: Pero lo cierto es que Vilanova exploró y penetró a fondo esta simbólica tan arraigada en la Tradición Hermética –y por supuesto también en la hebrea–, lo cual merece todo nuestro respeto y gratitud, ya que a estos seres libres de prejuicios y abiertos a las distintas vías de la enseñanza cosmogónica debemos la pervivencia de la tradición, aunque esto les haya generado más de un conflicto, y muchas incomprensiones por parte de los pretendidos dinamiteros de la Verdad. Las siguientes anotaciones son un testimonio de la entrega de Vilanova al Arte Real: Este hombre enérgico e impetuoso nacido en las tierras del Levante español hacia el 1238, estudió medicina en la universidad de Montpellier, y además de ser profesor en la misma por unos años, alcanzó gran fama en el ejercicio de su oficio. Fue el médico particular de los Papas Bonifacio VIII, Benito XI y Clemente V; del rey Jaime II y de su hermano Federico de Sicilia, y también del ya referido Roberto de Nápoles. Escribió unos 70 tratados sobre medicina, fisiología, farmacia y dietética, y en cuanto a la alquimia se le atribuyen muchos opúsculos, entre los que destacamos: Liber vitae o Liber de vita philosophorum; Curae breves; De vinis; Rosarius Philosophorum; Perfectum magisterium et gaudium, transmissum ad inclytum regem Aragonum o Flos Florum,68 Epistola super Alchimia ad regem neapolitanum; Practica missa Bonifacio papae; Semita semitae. Y también referimos algunos de los tratados de magia natural, astrología y oniromancia, ciencias herméticas que igualmente cultivó: De parte operativa, Capitula astrologiae de iudiciis infirmitatum secundum motum planetarum, De sigillis, Prognosticationes visionum quae fiunt in somniis. Muchas de estas obras vieron reediciones durante el Renacimiento, y tuvieron una repercusión extraordinaria entre médicos, alquimistas y filósofos renombrados de ese período. Tal es el caso de las colecciones alquímicas compiladas por Guillermo Gratarol (Basilea 1561) que incluían muchas de las obras de Vilanova, al igual que la de Lázaro Zetzner (Estrasburgo 1613), o la de Frankurt de 1602-1603, así como una Opera de Arnau editada por Nikolaus Oschle en Basilea, en 1585, por citar sólo algunas. Por lo que las experiencias e investigaciones de Vilanova están profundamente arraigadas a la tradición patrocinada por Hermes, e igualmente se compenetran en muchos puntos con las de los iniciados de la tradición hebrea. Como hemos apuntado anteriormente, la Alquimia está presente desde antiquísimo en el seno de la cultura judía y en sus textos sagrados, como en éste en el que ya se manifiesta el alto rango que ocupa el Arte Real en tanto que depositario de saberes revelados por la divinidad, y que por intermedio de su rica simbólica se van transmitiendo de generación en generación: Y no olvidemos a Tubalcaín, forjador de metales, y a la mítica María la hebrea, hermana de Moisés y primera mujer alquimista, o a Cálid el judío, hijo de Gazichus, y a una saga innumerable de sabios de esta tradición70 que tomaron como soporte para sus labores de divinización las claves, instrumentos y lenguaje de la alquimia, transmitiéndola ininterrumpidamente a sus descendientes, y cuya enseñanza se prolongó en el tiempo hasta la Alejandría helenística de los primeros siglos de nuestra era, enclave en el que coincidieron alquimistas, teúrgos, filósofos y sabios llegados de todo el mundo y de cuya labor de síntesis esta ciencia, como muchas otras, salió revivificada, expandiéndose luego por todo el Mediterráneo, ahora de la mano de los árabes, que la introducen en España en la Edad Media, y de ahí en adelante, gracias a muchas traducciones al latín de opúsculos alquímicos llevadas a cabo por judíos, la Alquimia se difunde por toda Europa irradiando sus brillos por doquier. El mismo discurso cabalístico que germina y florece en Sefarad en los siglos en que vivió nuestro autor puede ser leído en clave alquímica. El modelo del Arbol de la Vida es el athanor en el que se concentran todos los poderes cósmicos (simbolizados por las sefiroth), que poco a poco serán activados por el cabalista gracias a las constantes operaciones de transmutación, que lo irán universalizando. O sea, que el Arbol es el gran laboratorio universal (válido tanto para el macrocosmos como para el microcosmos) con una puerta de acceso en Malkhuth y otra de salida en la sumidad, en Kether, que se abre a lo Infinito. Y en el intermedio, el "horno" en el que merced a las dos operaciones fundamentales de disolución y coagulación se cuecen las energías, y en el que se extrae el oro de cada una de las sefiroth, en un recorrido siempre ascendente, que atravesará los mundos de Asiyah, Yetsirah y Beriyah, hasta alcanzar el de Atsiluth. La obra se completa con la obtención del Elixir de Inmortalidad o de la Piedra Filosofal, dos símbolos del estado de conciencia de unidad que igualmente expresa Kether. Además, en este Arbol-athanor-hombre, cada columna se corresponde con un principio alquímico: el Azufre con la de la Fuerza, el Mercurio con la de la Forma y la Sal con la del Equilibrio; y cada mundo o plano con los cuatro elementos: el Fuego con Atsiluth, el Aire con Beriyah, el Agua con Yetsirah y la Tierra con Asiyah, y la quinta esencia en el corazón del Arbol, Tifereth, análogo al corazón del ser humano y del mundo. Este proceso interno, Arnau de Vilanova lo expresa así en su El Rosario de los Filósofos:71
Para concluir certificando esa herencia ancestral de la que él también se siente depositario, y que protege como un preciado tesoro: Pero no es sólo a través de la alquimia como se evidencia su cercanía a la tradición hebrea, sino que incluso se habla del interés de Vilanova por la fabricación del Golem, aunque lo más destacado es el conocimiento que adquirió de la lengua santa en la escuela de lenguas orientales que dirigía Ramón Martí73 en Barcelona, donde también siguió estudios bíblicos, rabínicos y talmúdicos. Vilanova escribió un importante tratado sobre el nombre de Dios que citaremos ampliamente a continuación,74 lo que de nuevo es señalado con desdén por Menéndez Pelayo:75 Por nuestra parte, reconocemos en este discurso de Vilanova, que también figura con el título de Allocutio super Tetragramaton, grandes muestras de su conocimiento simbólico de la lengua hebrea, además de ponerla en correspondencia con la latina, de tal manera que en pocas páginas trata y conjuga temas importantes subyacentes en ambas tradiciones como son el de la unidad, la trinidad, e incluso las adaptaciones que se producen en el devenir cíclico para que la Verdad, que es siempre una e idéntica a sí misma, pueda ser conocida a cada instante sin ser desvirtuada. El siguiente hilado de citas revela los descubrimientos siempre espectaculares del itinerario secreto de este autor, que difícilmente podrán ser compartidos por mentalidades fundamentalistas, sistemáticas o dogmáticas:
Y no podemos olvidar el interés de Arnau por los signos de los tiempos, que él vivió de forma dramática, pues tras varias visiones de la inminente llegada del Anticristo,76 proclamó la necesidad de un enderezamiento espiritual ante los papas que ya hemos citado, no recibiendo de ellos ningún apoyo, sino más bien silencio, e incluso punzantes ataques por parte de muchos dominicos. Tal fue la gravedad del asunto que poco después de su muerte (se cree que en un naufragio alrededor de 1312), se abre un proceso inquisitorial contra él, y de resultas, sus libros teológicos y religiosos77 así como muchos alquímicos, son condenados y enviados a la hoguera; pero era tan grande el número de copias que circulaban por toda Europa, que por fortuna muchos se salvaron de las llamas. Empero, tras su fracaso con el papado, Vilanova siguió buscando el respaldo de los reyes, siendo Federico de Sicilia el que lo secundó hasta el final, pero sin materializar ninguno de sus proyectos, que abogaban por dar un gran protagonismo a las órdenes terciarias y al movimiento beguinal como cabeceras de ese enderezamiento. Vilanova fundamenta sus visiones milenaristas en su propia experiencia y también en los textos más importantes de la Tradición de Occidente, tanto judíos como greco-latinos y cristianos como Daniel 12, 11; Mateo 24; las profecías de las sibilas de Eritrea y de Cumas, de San Agustín, San Pablo y del Apocalipsis; también en los de los visionarios como Cirilo, Eusebio, Hildegarda y Joaquín de Fiore, lo que demuestra su visión sintética y esotérica. Para Arnau la regeneración tiene una expresión horizontal en la que el cristianismo toma el relevo del judaísmo, pero sin negar todo el valor y enseñanzas atesoradas en este último, tema que más adelante será retomado por muchos cabalistas del Renacimiento; Vilanova ya esboza que los misterios más profundos del cristianismo se explican y están contenidos en el Nombre impronunciable de Dios: Pero lo cierto es que el fin del mundo es a cada instante, como su renacimiento, por eso en cada tramo histórico aparecen señales que anuncian tal realidad, lo que simultáneamente se puede experimentar al recorrer el viaje iniciático, donde se conocen los misterios de la vida y de la muerte, y también la conquista de una esfera o mundo otro en el que brilla un paraíso siempre presente, atemporal o eterno, que es visualizado en cada tradición con distintos nombres pero idéntica significación, ya se le llame Jerusalén Celeste, Luz, Agartha, Cristianópolis, etc., y que es el símbolo del estado de conciencia de unidad. El discurso de Vilanova se suma a esta voz única: Finalmente, destacaremos que la influencia de este sabio se extendió de tal forma que incluso muchas de sus obras médicas y alquímicas se tradujeron al hebreo, como sucedió con otras tantas de Llull al árabe, de tal manera que las múltiples puertas que abrieron las enseñanzas de estos dos grandes pensadores del fin del medioevo, fueron "traspasadas" por sus sucesores en el Renacimiento, haciendo brillar con gran esplendor muchas de las simbólicas universales que tanto Vilanova como Llull habían explorado y defendido, y de las que en este acápite apenas si hemos ofrecido unos trazos. |
NOTAS | |
61 | Marcelino Menéndez Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles I. BAC, Madrid, 1998. |
62 | Ibid., pág. 486. |
63 | A propósito de algunas de las obras milenaristas del médico medieval, Menéndez Pelayo asegura: "Nuestro Arnaldo se apoderó de esta idea, la repitió cien veces, la enlazó con combinaciones astrológicas y se tornó casi maniático. La introducción al libro De semine scripturarum o De las profecías de los siete durmientes es el primer síntoma de esta enfermedad mental". Ibid., pág. 492. |
64 | Ibid., pág. 484. |
65 | Se trata del Papa Bonifacio VIII, que nunca manifestó abiertamente su aprobación respecto de la alquimia, pero tampoco la censuró, beneficiándose incluso de una curación que le hizo Vilanova empleando un amuleto astrológico. |
66 | También se sabe que le dedicó De vinis, Curae breves, y una versión del Rosarius philosophorum titulado Rosarius abreviatus. |
67 | Ramón Llull i Arnau de Vilanova, op. cit., pág. 136. |
68 | Arnau ofrece este libro al rey Jaime II y en el prefacio incluye una carta en la que le expone cómo fue iniciado en el arte alquímico, según consta en la compilación de obras de Vilanova hecha por Hauréau en París en 1881. |
69 | Exodo 35, 30-35. Biblia de Jerusalén. Desclée de Brouwer, Bilbao, 1975. |
70 | Ver el capítulo "Cábala y Alquimia" de este volumen. |
71 | Arnau de Vilanova, El Rosario de los Filósofos. Ed. Indigo, Barcelona, 1998, pág. 58-59, 79-80. |
72 | Ibid., pág. 152-153. |
73 | Este dominico fue discípulo de San Alberto Magno y autor del Pugio Fidei (1278), obra apologética que contiene enormes conocimientos de la tradición hebrea y que fue conocida por muchos de los cabalistas del Renacimiento, reeditándose en París en 1651. |
74 | Arnau de Vilanova, Discurso sobre el nombre de Dios. Ed. Obelisco, Barcelona, 2005. |
75 | Historia de los heterodoxos... op. cit., pág. 492. |
76 | Energía universal disolutiva e invertida que en los momentos finales de un ciclo cósmico –como el que la presente humanidad ya está viviendo desde hace siglos–, adquiere mayores dimensiones, encarnándose en seres, grupos o entidades que expanden su poder, por otra parte limitado y perentorio, pues nada hay que se oponga al Espíritu o Verdad. Arnau la visualizó en la situación degenerada y corrupta de muchos representantes eclesiásticos, y principalmente de los dominicos. |
77 | Escribió a lo largo de varios años diversos tratados o epístolas acerca de sus visiones y de sus propuestas de renovación, entre los que destacamos: Expositio super Apocalypsi; Introductio in librum Ioachim de semine scripturarum seu de prophetiis dormientibus; Tractatus de tempore adventus Antichristi et fine mundi; De cymbalis Ecclesiae; Philosophia católica et divina; Allocutio christiani seu de dignitate creature rationalis; Confessio Ilerdensis; Informacions als beguins; Lliçó de Narbona; Allocutio Christiani; Dancia illustris regis Aragonum cum commento; Raonament d’Avinyó; y otros que se pueden consultar en la compilación de Miquel Batllori: Arnau de Vilanova. Obres Catalanes. Vol I, Escrits religiosos; Vol. II, Escrits mèdics. Ed. Barcino, Barcelona, 1947. |
78 | Discurso sobre el nombre de Dios, op. cit., pág. 65-66. |
79 | Ibid., pág. 64. |
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