PRESENCIA VIVA DE LA CABALA II
LA CABALA CRISTIANA

FEDERICO GONZALEZ - MIREIA VALLS

CAPITULO VIII
LA CABALA EN ESPAÑA

Juan de la Cruz
La vida y obra de Juan de Yepes debe ser puesta en la misma perspectiva que la de la madre Teresa de Jesús, como él de Avila y ambos de familias marranas consolidadas en el entorno social de la época cuyos miembros podían acceder al sacerdocio a la par que a muchas otras actividades profesionales, como escribanos, licenciados, comerciantes y poetas y sobre todo médicos, o sea, que conformaban una clase culta, incluso de un cierto poder económico en Castilla y Andalucía y todo Sefarad integrada con el resto en el catolicismo de la sociedad, como es el caso, y constituyendo la cultura Occidental. La cual es heredera del paganismo griego, el Hermetismo, las religiones mistéricas y gnósticas, los neoplatónicos y los neopitagóricos, es decir una tradición esotérica unánime, apenas con variantes o adaptaciones, presentes, como estamos viendo, en el judeocristianismo; y especialmente en las formas de la Cábala en el Renacimiento en general y en particular en el Renacimiento español, al que tan poca importancia le han otorgado los sabios judíos, en cuanto a las trazas que puede haber de Israel en la extraordinaria literatura castellana de la época, especialmente en su lengua religiosa y en algunos rasgos del pensamiento cabalístico a un nivel distinto del emocional; estamos haciendo referencia al plano intelectual-espiritual en el que trabajan los teúrgos de todos los tiempos.584

Pero nuestro Juan –como tantos rabinos ilustres–, trabajó en el plano religioso y en el sentido de la piedad, la devoción de la vida cristiana conventual y todo lo que le tocó en la existencia, incorporados los pros y contras que hubo de superar a lo largo de su vida en la parcela de la realidad del Ser Universal en la que le sucedió existir y en la que optó por su noche oscura del alma que es vista como el grado más alto de la Fe, concepto que la Cábala comparte en la medida en que esa Fe no es ciega, sino por el contrario, es una realidad que se impone como la manifestación permanente del Sí mismo y del misterio inefable que esto alberga. Indefinibles espacios no sólo de lo que Es, el Ser Universal, sino de todo lo que No es, un inmenso ámbito oscuro dominado por la virtualidad, aunque "allí" nada se produce y su propia realidad es la eterna posibilidad de no manifestarse. Pero nada de discusiones sofistas, lo que hablamos no es retórica sino que se asegura (y hay unanimidad al respecto entre cabalistas), que se basa en la experiencia adquirida gracias al pensamiento y a la actividad necesaria del rito perenne.

Hombre de letras, graduado en Salamanca, donde seguramente conoció a Fray Luis de León585 que allí y en esa época enseñaba y de cuya frescura está imbuida su propia producción como de una vibración bienhechora que él mismo, bajo su influjo, continúa. Al punto que toda la literatura que estamos viendo parece tener una misma voz, igual tono en el concierto cósmico y ella caracteriza, a nuestro entender, la poética religiosa del pensamiento judeocristiano.586

A esto habría que agregar que en cuanto a doctrina es hijo de la madre Teresa con la que convivió conventualmente cinco años en Avila después de una primera juventud galante y haber sentido vocación de misionero en México (era también ingeniero inventor) y la obtención de los títulos salmantinos; por lo que todo lo que acabamos de decir respecto a la santa le es igualmente aplicable. Aunque es al mismo tiempo un extraordinario poeta, un predicador religioso en los conventos fundados por ellos y un piadoso sacerdote, y por sobre todo, un creador de nuestra lengua que surge en su mayor esplendor en este período histórico.

Por ello, utilizaremos aquí igualmente el sistema de citar sus poesías para ilustrar lo que decimos, como lo hemos hecho con su madre espiritual. Sobre todo porque algunos de sus libros son meditaciones sobre sus poesías como es el caso de la Ascensión al Monte Carmelo.

Nos ceñiremos a lo esencial. Y publicaremos en primer lugar sus Diálogos de Amor entre Esposo y Esposa, como lo hace el Cantar de los Cantares del que es de algún modo una glosa.

Canciones entre el alma y el esposo587

Esposa

¿Adónde te escondiste, – Amado, y me dejaste con gemido? – Como el ciervo huiste, – habiéndome herido; – salí tras ti clamando, y eras ido.

Pastores los que fuerdes – allá por las majadas al otero, – si por ventura vierdes – aquel que yo más quiero, – decidle que adolezco, peno y muero.

Buscado mis amores – iré por esos montes y riberas; – ni cogeré las flores, – ni temeré las fieras, – y pasaré los fuertes y fronteras.

Pregunta a las criaturas

¡Oh bosques y espesuras – plantadas por la mano del Amado; – oh prado de verduras – de flores esmaltado, – decid si por vosotros ha pasado!

Respuesta de las criaturas

Mil gracias derramando – pasó por estos sotos con presura, – e, yéndolos mirando, – con sola su figura – vestidos los dejó de hermosura.

Esposa

¡Ay!, ¿quién sanarme? – Acaba de entregarte ya de vero. – No quieras enviarme – de hoy más ya mensajero, – que no saben decirme lo que quiero.

Y todos cuantos vengan – de ti me van mil gracias refiriendo, – y todos más me llagan – y déjame muriendo – un no sé qué que quedan balbuciendo.

Mas ¿cómo perseveras, – ¡oh vida!, no viviendo donde vives – y haciendo por que mueras – las flechas que recibes – de lo que del Amado en ti concibes?

¿Por qué, pues has llagado – aqueste corazón, no le sanaste? – Y, pues me le has robado, – ¿porqué así le dejaste y no tomas el robo que robaste?

Apaga mis enojos, – pues que ninguno basta a deshacellos; – y véante mis ojos – pues eres lumbre dellos, – y sólo para ti quiero tenellos.

¡Oh cristalina fuente, – si en esos tus semblantes plateados – formases de repente – los ojos deseados – que tengo en mis entrañas dibujados!

Apártalos, Amado, – que voy de vuelo.

Esposo

Vuélvete, paloma, – que el ciervo vulnerado – por el otero asoma – al aire de tu vuelo, y fresco toma.

Esposa

Mi Amado, las montañas, – los valles solitarios nemorosos, – las ínsulas extrañas,588 – los ríos sonorosos, – el silbo de los aires amorosos, – la noche sosegada – en par de los levates de la aurora, – la música callada, – la soledad sonora, – la cena que recrea y enamora.

Nuestro lecho florido, – de cuevas de leones enlazado, – en púrpura tendido, – de paz edificado, – de mil escudos de oro coronado.

Y zaga de tu huella – las jóvenes discurren al camino – al toque de centella, – al adobado vino; – emisiones de bálsamo divino.

En la interior bodega – de mi Amado bebí, y cuando salía, – por toda aquesta vega – ya cosa no sabía – y el ganado perdí que antes seguía.

Allí me dio su pecho, – allí me enseñó sciencia muy sabrosa, – y yo le di de hecho – a mí, sin dejar cosa; – allí le prometí de ser su esposa.

Mi alma se ha empleado – y todo mi caudal en su servicio.– Ya no guardo ganado – ni ya tengo otro oficio, – que ya sólo en amar es mi ejercicio.

Pues ya si en el ejido – de hoy más no fuere vista ni hallada, – diréis que me he perdido; – que, andando enamorada, – me hice perdidiza, y fui ganada.

De flores y esmeraldas – en las frescas mañanas escogidas – haremos las guirnaldas, – en tu amor florecidas – y en un cabello mío entretejidas.

En solo aquel cabello – que en mi cuello volar consideraste, – mirástele en mi cuello, – y en él preso quedaste, – y en uno de mis ojos te llagaste.

Cuando tú me mirabas, – su gracia en mí tus ojos imprimían; – por eso me adamabas, – y en eso merecían – los míos adorar lo que en ti vían.

No quieras despreciarme, – que, si color moreno en mí hallaste, – ya bien puedes mirarme – después que me miraste, – que gracia y hermosura en mí dejaste.

Cogednos las raposas, – que está ya florecida nuestra viña, – en tanto que de rosas – hacemos una piña ,– y no parezca nadie en la montiña.

Detente, cierzo muerto. – Ven, austro, que recuerdas los amores; – aspira por mi huerto – y corran sus olores, – y pacerá el Amado entre flores…


Como puede apreciarse el erotismo divino y la cópula y lujuria sagrada simbolizan y se encarnan como formas arquetípicas de la cosmogonía cargadas de múltiples significados teúrgicos. Se podrá apreciar en la siguiente composición la influencia de su maestra que tiene un poema con ese nombre y análogo contenido.

Vivo sin vivir en mí – y de tal manera espero, – que muero porque no muero.

En mí yo no vivo ya, – y sin Dios vivir no puedo; – pues sin él y sin mí quedo, – este vivir, ¿qué será? – Mil muertes se me hará, – pues mi misma vida espero, – muriendo porque no muero.

Esta vida que yo vivo – es privación de vivir; – y así es continuo morir – hasta que viva contigo. – Oye, mi Dios, lo que digo, – que esta vida no la quiero; – que muero porque no muero.

Estando absente de ti, – ¿qué vida puedo tener, – sino muerte padescer, – la mayor que nunca vi? – Lástima tengo de mí, – pues de suerte persevero, – que muero porque no muero.

El pez que del agua sale, – aun de alivio no caresce, – que en la muerte que padesce, – al fin la muerte le vale. – ¿Qué muerte habrá que se iguale – a mi vivir lastimero, – pues, si más vivo, más muero?

Cuando me pienso aliviar – de verte en el Sacramento, – háceme más sentimiento – el no te poder gozar; – todo es para más pensar, – por no verte como quiero, – y muero porque no muero.

Y si me gozo, Señor, – con esperanza de verte, – en ver que puedo perderte – se me doble mi dolor; – viviendo en tanto pavor – y espero como espero, – muérome porque no muero.

Sácame de questa muerte, – mi Dios, – y dame la vida; – no me tengas impedida – en este lazo tan fuerte; – mira que peno por verte, – y mi mal es tan entero, – que muero porque no muero.

Lloraré mi muerte ya, – y lamentaré mi vida – en tanto que detenida – por mis pecados está. – ¡Oh mi Dios!, ¿cuándo será – cuando yo diga de vero: – vivo ya porque no muero?589


En estos cantares se huelga su alma de conocer a Dios por lo que llama Fe, aunque es de noche.

Qué bien sé yo la fonte que mana y corre, aunque es de noche.

Aquella eterna fonte está ascondida, – qué bien sé yo dó tiene su manida, – aunque es de noche.

[En esta noche oscura de esta vida, – qué bien sé yo por fe la fonte frida – aunque es de noche.]

Su origen no lo sé, pues no le tiene, – más sé que todo origen della viene, – aunque es de noche.

Sé que no puede ser cosa tan bella – y que cielos y tierra beben della, – aunque es de noche.

Su claridad nunca es escurecida, – y sé que toda luz de ella es venida, – aunque es de noche.

Sé ser tan caudalosos sus corrientes, – que infiernos, cielos riegan, y las gentes, – aunque es de noche.

El corriente que nace desta fuente – bien sé que es tan capaz y omnipotente, aunque es de noche.

El corriente que de estas dos procede, – sé que ninguna de ellas le precede, – aunque es de noche.

[Bien sé que tres en sola una agua viva – residen, y una de otra se deriva, – aunque es de noche.]

Aquesta eterna fonte está escondida – en este vivo pan por darnos vida, – aunque es de noche.

Aquí se está llamando a las criaturas, – y de esta agua se hartan, aunque a escuras, – porque es de noche.

Aquesta viva fuente que deseo, – en este pan de vida yo la veo, aunque es de noche.590


Y continúa con imágenes del Amor, llevadas por el erotismo de sus letras a una visión beatífica de todas las cosas restituidas a su propia esencia.

Monte Carmelo

la dichosa ventura que tuvo en par por la OSCURA NOCHE de la fe a la unión del Amado

En la noche oscura, – con ansias, en amores inflamada, – ¡oh dichosa ventura!, – salí sin ser notada, – estando ya mi casa sosegada; – a oscuras y segura – por la secreta escala, disfrazada, – ¡oh dichosa ventura!, – a oscuras y encelada, – estando ya mi casa sosegada; – en la noche dichosa, – en secreto, que naide me veía – ni yo miraba cosa, – sin otra luz y guía – sino la que en el corazón ardía.

Aquesta me guiaba – más cierto que la luz del mediodía – adonde me esperaba – quien yo bien me sabía, – en parte donde naide parecía – ¡Oh noche que guiaste!; – ¡oh noche amable más que la alborada!; – ¡oh noche que juntaste – Amado con amada, – amada en el Amado transformada!

En mi pecho florido, – que entero para él solo se guardaba, – allí quedó dormido, – y yo le regalaba, – y el ventalle de cedros aire daba.

El aire del almena, – cuando yo sus cabellos esparcía, – con su mano serena – en mi cuello hería, – y todos mis sentidos suspendía.

Quedéme y olvidéme, – el rostro recliné sobre el Amado; – cesó todo y dejéme, – dejando mi cuidado – entre las azucenas olvidado.591


Y abundando, sus coplas hechas sobre un éxtasis de harta contemplación que señalan más a un estado apofático que a una experiencia simplemente religiosa.

Entréme donde no supe, y quedéme no sabiendo, toda sciencia trascendiendo.

Yo no supe dónde entraba, – pero, cuando allí me vi, – sin saber dónde me estaba, – grandes cosas entendí; – no diré lo que sentí, – que me quedé no sabiendo, – toda sciencia trascendiendo.

De paz y de piedad – era la sciencia perfecta, – en profunda soledad – entendida vía recta, – era cosa tan secreta, – que me quedé balbuciendo, – toda sciencia trascendiendo.

Estaba tan embebido, – tan absorto y ajenado, – que se quedó mi sentido – de todo sentir privado, – de el espíritu dotado – de un entender no entendido, – toda sciencia trascendiendo.

El que allí llega de vero – de sí mismo desfallesce; – cuanto sabía primero – mucho bajo le paresce, – y su sciencia tanto cresce, – que se queda no sabiendo, – toda sciencia trascendiendo.

Cuanto más alto se sube, – tanto menos se entendía, – que es la tenebrosa nube – que a la noche esclarecía; – por eso quien la sabía – queda siempre no sabiendo, – toda sciencia trascendiendo.

Este saber no sabiendo – es de tan alto poder, – que los sabios arguyendo – jamás le pueden vencer, – que no llega su saber – a no entender entendiendo, – toda sciencia trascendiendo.

Y es tan alta excelencia – aqueste summo saber, – que no hay facultad ni sciencia – que le puedan emprender; – quien se supiere vencer – con un no saber sabiendo, – irá siempre trascendiendo.

Y si lo queréis oír, – consiste esta summa sciencia – en subido sentir – de la divinal Esencia; – es obra de su clemencia – hacer quedar no entendiendo, – toda sciencia trascendiendo.592


Se puede ver en estos textos el desarrollo de un esquema: el cazador que logra su presa después de sus angustias y ayes y se enfrenta con la perspectiva de perderla nuevamente. Es decir se desea –se encuentra– se pierde –el deseo se renueva. La unión es siempre sucesiva y circular, no tiende a la salida del plano por la espiral. Se conforma con un nivel alto, tal cual puede precisarse por estos poemas, aunque insuficiente desde la perspectiva meta­física. Donde todo aún es más sutil, transparente, y permanece como un estado despojado, silencio polidimensional perennemente coagulado en luz por la síntesis alquímica.
NOTAS
584
585 Como Fray Luis, Juan de la Cruz hubo de sufrir nueve meses de prisión ordenada por los inquisidores, los que pasó en Toledo.
586 En el judaísmo el acento está puesto en la ley y su práctica literal a ultranza. Es típico el ejemplo tabú respecto a la inactividad del sábado, criticada por Jesús en los evangelios. También la crueldad del Shylock shakesperiano, amparada por la legalidad.
587 San Juan de la Cruz, Doctor de la Iglesia, Obras Completas. Poesías, (Fragmento). Editorial B.A.C., Madrid, 1982, pág. 25.
588 La crítica ha vinculado a las "ínsulas extrañas" con América.
589 Ibid., pág. 10.
590 Ibid., pág. 11.
591 Ibid., pág. 32.
592 Ibid., pag. 35-37.