LA CÁBALA CRISTIANA FEDERICO GONZALEZ - MIREIA VALLS |
Retrato de Giordano Bruno. N. H. Gundling, Neue Bibliothec, oder Nachricht und Urtheile von neuen Büchern. Frankfurt y Leipzig, fac. 38, 1715. |
Giordano Bruno [1548-1600] Para nosotros un "furioso", que no se puso del lado de la fiera hedionda que invisiblemente iba extendiendo sus tinieblas sobre toda Europa, pero que tampoco se le opuso, sino que la vio venir y la retrató, lo que es lo mismo que ponerle nombre y ubicarla en su justo lugar, una franja horizontal y baja en la escala de los mundos. Luego, o simultáneamente, se dejó arrebatar por el ímpetu de su gran amada, el alma, que le recordó todo cuanto puede ser conocido. Su vida más que humana aún es, porque el alma es una e inmortal, y sin cesar asciende y desciende del Espíritu al cuerpo y de éste al Espíritu, guiada por "los heroicos furores",216 que embisten el error, sujetan a la bestia y se elevan hacia el infinito.217 Bruno no puede ser aprisionado, y cualquier intento de encasillarlo en un molde u otro es pura falacia. El mago y poeta, filósofo y matemático, iniciado en los misterios de Hermes, bebió directamente de la influencia del Noûs o Intelecto, –eterno y a la vez encarnado en el tiempo–, el cual fue acunado en nuestra civilización, como muy bien supo nuestro sabio, en Egipto. A partir del movimiento que precedió, acompañó y siguió a Pico de la Mirandola y se extendió por toda Europa tal como estamos reseñando, advertimos que en los siglos posteriores, la Cábala permanece aún viva no sólo en el norte de Italia sino en el sur, tal como es el caso de este otro sabio, que no cejó en su empeño de establecer la Tradición Hermética y Cabalística al punto de pasar varios años de su vida encarcelado –como Campanella, otro hermetista pagano del sur de la península– y finalmente desembocar en la condena que le obligó a ser quemado vivo. Este mártir de la Tradición Hermética pagó con una muerte horrible las culpas de la ignorancia absurda que obligó a tamaño crimen. La ciencia moderna ha tomado el asesinato de Bruno como una circunstancia ad hoc para demostrar el precio que tuvo que pagar por imponerse ¡hasta llegar al martirio…! Sin embargo, Bruno no tuvo que ver con esa ciencia sino con el Hermetismo, la Cábala y sus métodos, que en nada coinciden con el racionalismo y su discurso. Su obra es muy extensa, una verdadera síntesis de Hermetismo, Cábala, y Cristianismo. El "diálogo" es el método principal de su exposición, o sea el arte de la mayéutica, con el que pone al descubierto la identidad esencial de estas ramas tradicionales y de todas sus ciencias. Si tirásemos de cada una de las hebras, tendríamos que configurar un volumen entero, e incluso más, dedicado a nuestro autor, pero en aras a nuestros propósitos debemos sólo ceñirnos al hilo de la Cábala, que Bruno comprendió en esencia, pues todo su discurso refleja una gran identificación con su simbólica, que a veces también expone de manera explícita. En realidad, algunos autores han visto en la trilogía de diálogos La expulsión de la bestia triunfante, La Cábala del caballo Pegaso y Los heroicos furores, los textos en los que la influencia cabalística se hace más patente. Esta línea ya esbozada por Frances Yates es seguida por Karen Silvia de León-Jones, la cual ha dedicado todo un libro a profundizar la presencia de la tradición esotérica hebrea en el modelo cosmogónico y espiritual de Bruno. Su libro Giordano Bruno and the Kabbalah218 es interesante en muchos aspectos, y queremos empezar destacando esta cita:
Lo valioso es que la autora reconoce en su estudio la función aglutinadora de la Cábala en la expresión del pensamiento bruniano, como bien se refleja en este pasaje:
El joven nacido en Nola, cerca de Nápoles, en 1548, estudió teología y filosofía y en 1565 entró en la orden de los Dominicos. Pero muy pronto empezaron los roces con la estructura eclesiástica, que miró con gran recelo sus intereses intelectuales. En 1571 lo encontramos en Roma, enseñando sobre el arte de la memoria, uno de los temas que tocan a la Cábala en sentido amplio, pues se trata de la activación de esta facultad a través de símbolos, señales, códigos, talismanes, etc. que, como por ejemplo el Arbol de la Vida sefirótico, vinculan simpáticamente los distintos órdenes de la realidad, los que se tornan conscientes en el alma del teúrgo. Este, a la vez que redescubre que la estructura de su psiqué es una con la del modelo simbólico con que trabaja –lo que le da la oportunidad de conocerse–, también advierte la posibilidad de actuar como reverberador de todas las secretas relaciones del diseño universal. Seguiremos con este tema más adelante, pues ahora queremos centrarnos en los "diálogos morales" ya mencionados, que por supuesto tienen igualmente esta función de reminiscencia; y para ello dirigimos la mirada a F. Yates y su excelente volumen Giordano Bruno y la Tradición Hermética222 que dedicó a nuestro autor, así como a toda una serie de artículos que reunió en otro estudio, Ensayos reunidos. Lulio y Bruno,223 los que en su conjunto ubican al personaje en medio del mágico y difícil momento que le tocó vivir. Del capítulo del primer volumen que titula "Giordano Bruno y la Cábala" recogemos:
Aunque no hemos dejado de ponderar en todo momento la gran labor de la investigadora británica en cuanto a la recuperación de la Tradición Hermética y sus representantes, como es ahora el caso de Bruno, nos extraña sin embargo algo que repite en varias oportunidades, y es que este autor realizó una labor sincrética e inventó "su religión". Según nuestro punto de vista, el Nolano no inventó nada, sino que supo identificar la raíz egipcia de la Tradición Hermética y religó sus muchas ramas en un solo hilo argumental, reelaborando el mensaje eterno a la luz del influjo de Thot, Hermes, Mercurio, Elías, y el propio Cristo interno. Y desde luego que la Cábala se le ofreció, o la vivió, como un presente de los dioses para realizar esa tarea de síntesis que se tradujo en diversas acciones teúrgicas, las que le valieron ser tildado de mago, y atacado luego virulentamente por éste y otros motivos. |
NOTAS | |
216 | Título de una de sus obras, que trataremos más adelante. |
217 | En la epístola proemial a su obra Del Infinito: el universo y los mundos, extraemos: "Si yo, ilustrísimo Caballero, tratara con el arado, apacentara un rebaño, cultivara un huerto, arreglara un vestido, nadie me miraría, pocos me observarían, menos todavía me reprenderían y podría fácilmente agradar a todos. Pero por ser delineante del campo de la naturaleza, solícito del pasto del alma, deseoso del cultivo del ingenio y artesano de los hábitos del intelecto, resulta que quien me ha entrevisto me amenaza, quien me ha observado me ataca, quien me ha alcanzado me muerde, quien me ha comprendido me devora; no es uno solo, no son pocos, son muchos, casi todos. (…) Por eso sucede que no retiro, fatigado, el pie del arduo camino; ni bajo los brazos desidioso ante el trabajo que se presenta; ni vuelvo la espalda desesperado ante el enemigo que me ataca…" Edición castellana en Alianza Editorial, Madrid, 2001, pág. 73-74. |
218 | Karen Silvia de León-Jones, Giordano Bruno and the kabbalah. University of Nebraska Press, Lincoln, 2004. |
219 | Ver también todo lo que decimos al respecto en el acápite de Guillaume Postel. |
220 | Giordano Bruno and the kabbalah…, op. cit., pág. 5-6. |
221 | Ibid., pág. 25-26. |
222 | Frances Yates, Giordano Bruno y la Tradición Hermética. Editorial Ariel, Barcelona, 1983. |
223 | Frances Yates, Ensayos reunidos. Lulio y Bruno. Fondo de Cultura Económica, México, 1996. |
224 | Poco a poco vamos viendo que Giordano conoce de cerca la doctrina expresada por los protagonistas de nuestro volumen, a saber, Pico, Ficino, Agrippa, Nicolás de Cusa y Llull (tiene varias obras inspiradas en el sabio mallorquín: De compendiosa architectura et complemento Artis Lullii; De lampade combinatoria lulliana; De progressu et lampada venatoria logicoru; Medicina lulliana; De imaginum, signorum et idearum compositione y De vinculis in genere), así como Reuchlin, además de los integrantes más antiguos de la cadena de transmisión, como Pseudo-Dionisio, Platón o Pitágoras, confirmaciones de un pensamiento que nunca se ha dejado de revelar. |
225 | Giordano Bruno y la Tradición Hermética…, op. cit., pág. 299-300. |
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