Federico González Frías
En el reestreno de su obra teatral En el Útero del Cosmos. (Comedia Hiperrealista de Alcance Subliminal). Barcelona 2013
|
Nada más extraordinario y asombroso que haber entretejido con mis alumnos, hoy mis amigos, esta sorpresiva maravilla, tamaño destino, que, por mi parte, jamás hubiera soñado, al igual que todos ellos, pues creo hablar en su nombre.
Llevados por el símbolo, guiados por él, hemos llegado a una Utopía, tan real, como cualquier otro sueño, salvo que éste está signado por la certeza.
Este material se ha encriptado de forma natural, el acceso sigue abierto para cualquiera y cualquiera puede poner lo que desee aquí. Pero no lo han hecho, tal vez por el respeto que les imponían estas páginas, llenas de palabras siempre un poco arcanas, o sea enigmáticas.
Y guiados por todos los dioses, esos desconocidos, hemos arribado a las puertas del Misterio. Y entonces debemos callar, aunque tratando de hacer comprender a nuestros contemporáneos el valor del Silencio absoluto, de una magnitud que no puede medirse.
Vivificando la Tradición Hermética estamos cada uno en su casa, como si no pasara nada, aguardando el fin de un ciclo y rogando podamos transbordar a la majestuosa barca de Hermes y Anubis, para navegar perennemente por las aguas de lo no finito.
Federico González Frías |
A nuestro maestro y amigo
El sabio: una luz, una tea, / una gruesa tea que no ahúma.
Un espejo horadado, / un espejo agujereado por ambos lados.
Suya es la tinta negra y roja, / de él son los códices, de él son los códices.
Él mismo es escritura y sabiduría. / Es camino, guía veraz para otros.
Conduce a las personas y a las cosas, / es guía en los negocios humanos.
El sabio verdadero es cuidadoso (como un médico) / y guarda la tradición.
Suya es la sabiduría transmitida, / él es quien la enseña, / sigue la verdad.
Maestro de la verdad, / no deja de amonestar.
Hace sabios los rostros ajenos, / hace a los otros tomar una cara [una persona],
los hace desarrollarla. / Les abre los oídos, los ilumina.
Es maestro de guías, / les da su camino, / de él uno depende.
Pone un espejo delante de los otros, / los hace cuerdos, cuidadosos;
hace que en ellos aparezca una cara [una persona].
Se fija en las cosas, / regula su camino, / dispone y ordena.
Aplica su luz sobre el mundo. / Conoce lo (que está)
sobre nosotros / (y), la región de los muertos. (Es hombre serio).
Cualquiera es confortado por él, / es corregido, es enseñado.
Gracias a él la gente humaniza su querer / y recibe una estricta enseñanza.
Conforta el corazón, / conforta a la gente, / ayuda, remedia, / a todos cura.
(Códice Florentino, libro X, folios 19r.-20v.)
Tomado de: Huehuehtlahtolli, Testimonios de la antigua palabra.
M. León-Portilla / L. Silva Galeano. Ed. F.C.E., México 1991. |