PRESENCIA VIVA DE LA CABALA
FEDERICO GONZALEZ - MIREIA VALLS
Zodíaco. Virgo y Libra. Hammath, siglo IV
Detalles del Zodíaco. Virgo y Libra
Hammath, cerca de Tiberias, siglo IV
CAPITULO III
LA CABALA DE PROVENZA
Y GERONA
(4)
Ezra de Gerona y su Comentario al Cantar de los Cantares
Este destacado miembro del círculo de cabalistas de Gerona –supuestamente suegro de Azriel, aunque como ya se ha dicho otras fuentes sostienen que eran cuñados–, glosó uno de los escritos más breves y de profundo contenido esotérico y metafísico de la Biblia, el Cantar de los Cantares, atribuido al sabio rey Salomón. Tal como Ezra nos advierte en el primer proemio:

En este texto (...), a partir del momento que posees por saber y por tradición las ideas generales, no debes preocuparte por sus detalles. Por un gran esfuerzo mental no lograrás sino perderte en vanos discursos y exponerte a numerosos tropiezos. Déjate penetrar por esta recomendación.[100]

Indica también el cabalista que ha observado tres tipos de comentaristas sobre el libro, en clara correspondencia con los tres niveles de lectura (hay un cuarto sobre el que nada puede decirse por pertenecer al ámbito metafísico) de todo escrito sagrado: los literales,

que afirman que el Cantar no son sino palabras de amor profano, palabras frívolas y sin utilidad;


los alegóricos, que reconocen en el texto

el amor que muestra el Creador, que es llamado Dios de toda tierra, hacia Israel, su pueblo elegido y parte de su heredad, comparándolo con el amor experimentado por el amante hacia el objeto de su pasión y por el hombre hacia su compañera,


y el tercer grupo al cual

pertenecen los que son admitidos cerca de la Presencia, que tiene parte y porción en la Ley de Dios, a saber, los sabios de Israel: por la vía de la sabiduría y bajo la moción del saber, han descubierto los misterios y los secretos del libro.


Estos son los que realizan la lectura simbólica o cosmogónica.

Por este motivo, en la "Tercera observación preliminar" que es una síntesis de todo el Comentario, Ezra empieza por referirse al más alto misterio que puede aspirar penetrar todo ser humano, a saber, la experiencia siempre posible y actual en la conciencia de ese estado de indiferenciación precósmica y la vivencia simultánea de cómo lo Innombrable o Infinito concentra en un punto de su seno sin fondo la posibilidad del Ser, dando lugar, si así pudiera decirse, a la primera dualidad, a la Androginia Primordial[101], principio de la aparente polarización que originará el Cosmos y cuyo despliegue estará siempre signado por la permanente conjugación de las dos corrientes sexuadas complementarias. El símbolo de la Androginia Primordial revela y vela en última instancia la verdad o realidad en sí inexpresable de la unión indisoluble sin confusión jerárquica del No-Ser y el Ser. He aquí un fragmento de ese proemio a modo de ilustración:

El ha puesto un término a la oscuridad. Es sabido que la oscuridad es no-ser; hablando de ella no se puede emplear de ninguna manera el verbo formar, sino tan sólo el verbo crear. La creación designada por este último verbo significa que en la oscuridad, que no tiene término ni fin, Dios ha deshecho una unión y ha dado lugar a una emanación, y por su palabra ha puesto un límite a la oscuridad, es decir, El trazó un límite en la oscuridad, le dio un término y le puso un punto final, como lo precisa la continuación del versículo: y El determina toda dimensión.


Lo que no tiene principio ni fin, y por tanto, lo que "no ha sido engendrado ni ha podido serlo" que "es, ha sido y será para siempre" según nos dice el Corpus Hermeticum, "se retira y deja un espacio descubierto, en el que brilla un pequeño punto luminoso, la concentración de la luz divina que hará posible la primera emanación, Kether, y de allí en más el flujo permanente de las emanaciones creativas y reveladoras".[102] Ezra lo explica con estas palabras:

aquí se encuentra el punto de partida de la emanación del todo: las entidades han sido siempre, pero la emanación las ha llevado del no-ser al ser.


Y agrega en otro momento:

Esto viene a decir que a cada atributo y a cada entidad que subsiste en la potencia del no-ser del que se trata, Dios le da una determinación. En otras palabras: después de hacer pasar a cada uno de ellos de la potencia al acto, Dios obra para el atributo así actualizado, y opera las dimensiones y receptáculos que son determinación y límite. (...) "Oscuridad" y "sombra profunda" son los apelativos del no-ser en la potencia del cual se halla la luz.[103]


Además, el comentarista de Gerona extrae de las letras del Cantar de los Cantares toda la revelación de la Cosmogonía, es decir, la explicación del misterioso gesto por el cual el Principio del Ser afirmado en la infinitud del No-Ser, haciendo un vacío en su concavidad, fecundándose con su propia simiente, concibiendo en su mismo seno, gestará y alumbrará sin salir de su esencia, en el rincón más secreto y oculto, a su Amada suprema, la Sabiduría, fuente y origen de la Creación "cantera de la que son extraídas las piedras santas, a saber, las veintidós letras, cada una de la cuales es un objeto que sirve como precioso vaso", comparándola también "con una dura roca, a causa de los senderos ocultos en ella" y a la raíz de todas las entidades que al ser emanadas conformarán la plenitud universal.[104]

Estas enseñanzas de la Cábala se corresponden claramente con este fragmento del Asclepio, en el que también se expresa el sacrificio por el que el Uno se polariza en un aparente "otro", de cuya unión permanentemente actualizada surgirá el orden universal, imprimiendo en cada mundo, ser o entidad esa misma estructura dual:

En cuanto al conjunto de la creación, obedece a ese gobernante supremo que es su señor, de manera que no se trata de una composición múltiple, sino de una unidad, ya que si todos los seres se encuentran supeditados al Uno y derivan del Uno, aunque vistos por separado parezca que su número es infinito, al considerarlos en su conjunto, se ve que constituyen una unidad o, mejor, una díada, de quien todo procede y por quien todo es producido.[105]


En realidad todo este Comentario al Cantar de los Cantares es una incantación constante a la diosa Sabiduría, Hokhmah, vista como "la nada de la que emanan todas las entidades". De ella fluye la luz, símbolo de la "luz suprema que ya existía en la potencia suprema", la cual será derramada en cada mundo o plano del Ser en la forma simbólica de diez esferas diáfanas[106] unidas por senderos igualmente luminosos, y su resplandor no disminuirá con la emanación, sino que brillará en todas y cada una de sus producciones, pues el Principio es inmanente en toda su manifestación y nada hay fuera de él.

A partir de la emanación de la Sabiduría y de su fulgor, El difundió la luz primordial; de aquí ha emanado la luz, verdad ésta que el Génesis Rabba formula así: "¿De dónde fue creada la luz? Dios se cubrió con un manto e hizo irradiar de El el fulgor, desde una extremidad a otra del universo".


También se dice en el texto, y esto es compartido de forma unánime en todas las tradiciones, que la Sabiduría es el

lugar del comienzo de la palabra y del vuelo de la voluntad; de aquí procede la causa y subsistencia de todas las cosas, la fuente de la vida, sus influjos y la satisfacción de las necesidades de todos los seres, los superiores y los inferiores.


El soplo, Verbo o Palabra profiere las veintidós letras, cuya conjugación nombrará y dará existencia al organismo vivo que es el Cosmos, y estas designaciones no son sino los indefinidos aspectos o facetas del Uno y Todo. De aquí se comprende la enorme importancia concedida en la Cábala al Tseruf o ciencia de las combinaciones y permutaciones de las letras, de las numeraciones que les corresponden y las ideas que expresan, todo ello como un soporte muy importante para que el iniciado acceda a la intelección de las entrañas del macro y microcosmos. Veamos un ejemplo extraído del texto de Ezra:

En este sentido dice la Escritura (Deuteronomio V, 19): Una gran voz, nada más. Los doctores han comparado el todo al martillo, cuya fuerza, en el momento de golpear, es única, pero hace estallar la piedra en múltiples fragmentos. Así pues, las voces son cinco en total, sin embargo, desmenuzadas, dan un total de siete, a excepción de la "voz intrínseca" que corresponde a la nación única. El Deuteronomio se remite a esta voz. Finalmente, quien admite "diez voces" toma el total superior, es decir, las diez sefirot. El todo sigue una única vía, el todo fue dado por un pastor único.


Y en el siguiente párrafo se conjuga la idea de la Sabiduría como fuente de la luz y de la palabra o verbo que revelará la Ciencia Sagrada o Torah:

Constatamos que, en la primera sección, la palabra "luz" está escrita cinco veces, y en la segunda, la palabra "agua" también está escrita cinco veces. Es decir, que hubo cinco gotas de agua conteniendo cinco gotas de luz, que no son sino las cinco voces que intervinieron en el momento de la revelación de la Toráh.


Aquél que se ha adentrado por las vías, nombres y numeraciones luminosas de ese cuerpo de luz que es el universo, no aspira sino a identificarse plena y permanentemente con todos los matices de esa irradiación, y reunirlos en todo momento en su esencia única. He aquí como lo expresa Ezra en su Comentario:

¡Ah! que no eres para mí un hermano... Respuesta de la Gloria. Si tu deseo y tu aspiración es que me una contigo, por mi parte, todo mi deseo está ante ti, a fin de que seas para mí un hermano y yo no sea separada de ti; mamaste del seno de mi madre, recibí el alimento del mismo lugar que tú, del Espíritu del Dios vivo. Hallándote fuera... en efecto, mi deseo y mi voluntad es rescatarte del exilio al que te viste sometido con tus hijos, y abrazarte en el reencuentro, de manera que te unas a mí y pueda yo conducirte, llevarte hasta mi santuario: la casa de mi madre. Tú me mostrarás: el alma no manifiesta sus operaciones más que a través del cuerpo, del mismo modo que éste no opera sin el alma; del mismo modo el Santo, bendito sea, manifiesta sus elevados actos y sus signos mediando el instrumento de sus atributos. Te daré de beber vinos aromáticos..., todo ello simboliza la provisión de luz suprema de la que padres e hijos reciben la bendición.


Y aún otro ejemplo:

todas las cosas no tienen sino un deseo, y no aspiran sino a elevarse y penetrar en las habitaciones íntimas del santuario, a extraer el agua de las fuentes de la Sabiduría.


La descripción del ascenso a la copa o corazón del árbol halla su forma de expresión más pura en el lenguaje del Amor. La Cábala en general, y este texto de manera muy destacada, da muestras de la profunda carga erótica que se despierta en el interior del adepto cuando es raptado o aspirado verticalmente por esa energía copulativa. Ella tiene el poder de disolver los errores y la ignorancia, de conjugar todas las polaridades, de religar lo que está disperso, de difundir la luz de la Unidad y reunir la vivencia de todo lo cognoscible con lo Innombrable e Infinito. El enlace del novio y de la novia, o el del Rey y la Sulamita del Cantar, son símbolos de todos los posibles maridajes que conforman el universo: el del hombre y la mujer, el del alma y el Espíritu, el del ser humano y su Principio, el del Cielo y la Tierra, reflejos sexuados todos ellos de una Unidad que se polariza, la del No-Ser y el Ser, la Suprema Identidad. Ya hemos dicho que para revelar tan esplendorosa realidad, el autor del Cantar y su comentarista se apoyan en el lenguaje ardiente del Eros, construyendo un relato no sólo conmovedor y de gran belleza, sino teúrgico, es decir, con poder para provocar la identificación del iniciado con las energías sutiles e interiores del Arbol de la Vida, con sus nombres de poder, por intermedio del ritmo evocador de la poesía. La cual pone en consonancia la conciencia del cabalista con toda la escala de vibraciones del universo, trazando el camino de la Liberación si aquél se entrega sin prejuicios, pero asido al mástil de la doctrina, a la llamada del Amor (Ahabah), que por cierto es otro de los nombres de la Unidad (Ehad) y que en hebreo son dos palabras con idéntico valor numérico (13, es decir: 13 = 1+3 =4 = 1+2+3+4 =10 = 1+0 =1).

Espigamos ahora algunas estrofas de ese itinerario de cortejo, entrega y casamiento:

Que me bese con besos de su boca. Palabras proferidas por la Gloria, que aspira ardientemente a la elevación y a la conjunción, a fin de ser iluminada por la Luz Suprema, incomparable y exaltada en el pensamiento. (...) El <besar> simboliza la delectación cuyas causas son la conjunción del alma con la fuente de la vida y el crecimiento del Espíritu Santo.

Hazme saber, amado de mi alma. Muéstrame tu lugar para que yo vaya hacia él, ven hacia mí como en los tiempos pasados y que mis hijos regresen a su antiguo estado.


Los amantes se anhelan, se buscan y encuentran:

Qué bella eres... Este versículo habla de la construcción de la morada y de la entrada en la cámara nupcial.

El rey me ha introducido en sus estancias. Su voluntad es que me eleve y penetre en sus aposentos por la vía de sus "senderos", que son treinta y dos.


La unión se realiza en el rincón más íntimo y secreto, en un ámbito escondido, símbolo de un mundo aparte, fuera del tiempo y del espacio, profundo, análogo a la cavidad más recóndita del corazón del iniciado que guarda el tesoro más preciado; el athanor donde se cuecen todas las transmutaciones y transformaciones y donde se vive la plenitud de Ser y No-Ser simultáneamente:

Las vigas de la morada eran de madera de acacia (...) Mediante la palabra rahit, el autor designa simbólicamente los "travesaños", pues éstos atraviesan la morada de un extremo a otro, figurando con todo ello el tema de la conjunción, de la intimidad y del tiempo de los amores.


En esa estancia reservada, el Santo Palacio interno de la Cábala, los amantes gozan las delicias del amor:

¡Qué hechicero es tu amor, hermana mía, esposa! ¡Qué delicioso es tu amor! ¡Más que el vino! ¡Y el aroma de tus perfumes mejor que el de cualquier bálsamo! ¡Tus labios destilan pura miel, oh esposa! ¡Miel y leche bajo tu lengua! ¡Y el perfume de tus vestidos es como el aroma del Líbano! "Tu amor", que procede del vino de la ley, queriendo indicar con ello la fuente de la Sabiduría y sus senderos. "El perfume de tus vestidos" simboliza la luz de la Sabiduría, que se difunde y crece a lo largo de sus atributos, luz que procede del lugar en el que "todos los bálsamos" se encuentran integrados. "La leche y la miel" simbolizan las dos leyes y recuerdan que la Presencia se encuentra emplazada entre los dos querubines. "El perfume de tus vestidos": los vestidos no son otra cosa más que ella; son la emanación y el fulgor de la Sabiduría que la rodea.


Nupcias que culminan en la restitución de la Androginia Primordial y en la vivencia, a cada instante, del jubileo o liberación de cualquier determinación:

Un rey está preso en tu cabellera. El acercamiento de las dos Glorias y su unión. El autor compara su talle a la palmera, árbol que es macho y hembra, un solo cuerpo, dos ramas.

Todo el edificio se eleva en comunión y unión hasta el infinito, sin que la huida del Espíritu Santo turbe la armonía.


Por lo que este Comentario constituye una síntesis evocativa de la Cosmogonía y simultáneamente del camino de retorno del iniciado a su verdadero hogar a través de la simbólica del Amor, la cual fue utilizada sin condicionamientos no sólo por el esoterismo judío, sino que también tuvo un enorme influjo sobre algunas corrientes y organizaciones esotéricas propias de la Tradición Hermética contemporáneas al desarrollo de la Cábala en Gerona, tal y como explica Francisco Ariza[107] en un estudio titulado Las corrientes hispánicas de la Cábala con el que concluiremos el presente apartado:

De más está decir, por otro lado, la influencia que el "Cantar" ejerció en la literatura esotérica de la Edad Media y del Renacimiento, y muy especialmente en aquella que como en el "Cantar" de Salomón también se transmitían conocimientos de orden trascendente bajo el lenguaje de la poética y del amor cortés. Es el caso del poema hermético "El Romance de la Rosa", escrito por Guillermo de Lorris y Juan de Meung en pleno siglo XIII. Ese lenguaje también lo encontramos en las obras de Dante "La Vita Nuova" y el "Convivio" (el "Banquete"), y también en "El Decamerón" de Bocaccio, dándose la circunstancia de que ambos poetas pertenecían a la organización iniciática llamada precisamente "Los Fieles de Amor". En la literatura de las Ordenes de Caballería encontramos, también, la presencia del amor como elemento constitutivo y principal del ideal caballeresco, pues su energía (que tiende a conciliar los opuestos) es el fuego que alimenta y promueve la búsqueda de la Dama celeste, la que no es otra que el Alma superior. Y por supuesto, a ese amor es al que cantaron los juglares y vates que recorrían todos los caminos de la Cristiandad evocando y transmitiendo a los cortesanos y al pueblo la realidad de una memoria mítica y simbólica. Tampoco queremos olvidarnos de los grandes místicos como San Bernardo, y de Ruysbroek el Admirable. Y cómo no hablar, ya que mencionamos a los místicos, de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz, ambos descendientes de judíos conversos, que vivieron en esa España del "Siglo de Oro" que aunque ya desgajada culturalmente de la presencia de su elemento semítico y oriental, lo continuó empero conservando en lo más oculto de ella misma.

NOTAS

[100] Ezra de Gerona. Comentario sobre el Cantar de los Cantares. Ed. Indigo, Barcelona, 1998.

[101] Esta temática será también tratada con más amplitud en otros capítulos.

[102] SYMBOLOS Nº 25-26. Introducción a la Ciencia Sagrada. Barcelona, 2003.

[103] El ya citado grupo de cabalistas anónimos que tuvo influencia sobre los sabios de Gerona durante el siglo XIII y que se conoció como el círculo Iyyún insinúa con estas palabras esas realidades metafísicas: "¿Cómo produjo y creó El su mundo? Como un hombre que contiene su respiración y se autorrestringe, para que lo poco pueda contener lo mucho. De este modo restringió El la luz a un espacio, conforme a la medida de su espacio, y así el mundo permaneció a oscuras, y en la oscuridad talló las rocas para producir con ellas los caminos, llamados las maravillas de la Hojmá, es de esto que la Escritura dice [Job 28,11]: 'E hizo salir a la luz lo escondido'". Citado por Scholem en Los Orígenes de la Cábala II, Ed. Paidós, Barcelona, 2001.

[104] Escribe Ezra en otro momento respecto de la triunidad principial del orden cósmico: "Por otra parte, puesto que las diez sefirot se encuentran integradas en las tres que son Sabiduría, Inteligencia y Ciencia, la liturgia contempla tres Sanctus con el fin de unificarlas, (...), tal y como está escrito [Proverbios III, 19-20]: El Señor ha fundado la tierra con la Sabiduría; ha establecido los cielos con la Inteligencia; con su ciencia fueron surcados los abismos y las nubes destilan rocío."

[105] Corpus Hermeticum. Ed. Indigo, Barcelona, 1998.

[106] Aunque cada sefirah sea vista como una esfera de luz, es claro que ella reproduce en sí misma la estructura de la díada, de tal manera que tiene una faceta luminosa y otra oscura, una positiva y otra negativa, es receptiva respecto de la que la precede y positiva en relación a la que la sucede, etc.

[107] F. Ariza. Las corrientes hispánicas de la Cábala. Ed. Symbolos. Guatemala, 1993.