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Oyendo una audición casual por la radio esta mañana me he preguntado una vez más por mi identidad. Tarea bastante fatigosa, supongo, si no se encontraran siempre novedades. Novedades soy, me digo con un poco de sorna, mientras siento la inutilidad de todo esfuerzo, pensando que cualquier acción está contaminada. Me paraliza la idea de tener que escribir unas líneas siempre fútiles en vano. ¿Qué soy? ¿Qué he sido? ¿Qué validez tiene este tono personal? Esa nada asumida ¿qué significa? ¿En qué módulo ha de ser atrapada? ¿Cómo habrá de ser medida? ¿Cómo no advertir honestamente la aniquilación total? ¿Cómo no comprender los signos misteriosos, graduales, insistentes? ¿Cómo no conocer que esos signos son la vida de uno, que uno es sólo un símbolo? ¿A quién poder hacer entender que nada ha cambiado pese a la transmutación? Que las cosas siguen siendo ellas y la vida transcurriendo. Creyendo el hombre ordinario ser lo que imagina ¿cómo ha de interesarse en lo que le parece menos?