Si el enemigo es uno mismo hay que conocerse
perfectamente bien para no dejarse enredar una vez más. Esto
es imposible sin la idea de estrategia: vencer a través de la
inteligencia aprovechando la fuerza del enemigo. Las artes marciales
no proponen otra cosa; la lucha se entabla en tres planos coexistentes
y sucesivos. Hay distintas lecturas de ese enfrentamiento. Lo que cada
quien obtenga dependerá de la suya y de su entrega al Conocimiento.
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