La esponjosa
calidad del trópico entra
y sale de mí y de la tierra; las plantas procreando en un mundo
en expansión. Acumulo el aire necesario para navegar en el cielo y esa
hoja que cae queda suspendida en un viento quieto. De la espiral
de mis oídos se exhala una levedad que se perpetúa a miles
de kilómetros de distancia. Me he escuchado a mí mismo a
través de la longitud del tiempo y lo que he oído no ha sido mi
voz. Nada de lo que suponía ha sido; sólo lo que soy se ha hecho
presente.
|