LA CÁBALA CRISTIANA FEDERICO GONZALEZ - MIREIA VALLS |
Medallón de Enrique Cornelio Agrippa |
Enrique Cornelio Agrippa (1486-1535) *
Este no es un tema fácil, pues lo que F. Yates denomina agrupaciones secretas y que en este caso pensamos que es más adecuado designar como iniciáticas,287 es evidente que han existido aquí en Occidente, con ropajes cambiantes según las épocas y momentos, vinculadas a una cadena sutil ininterrumpida en el tiempo y por supuesto también vertical o axial, siempre presente, la que se identifica directamente con todas las potencias cósmicas y su principio. En el Renacimiento existen grupos herméticos y organizaciones en las que pervive el influjo espiritual, la teúrgia universal, la transmisión de la doctrina que efectiviza la realización interior-intelectual, pero por la propia naturaleza de sus cometidos espirituales suelen mantenerse al abrigo de las miradas profanas y con frecuencia no dejan pruebas escritas de su existencia, o sea, que permanecen al "margen" de la historia. Pero no nos cabe la menor duda acerca de la vinculación de muchos de estos personajes, tal cual el mismo Agrippa, a tales entidades donde las enseñanzas de Thot-Hermes se iban actualizando y vehiculando de una manera fresca, viva, y no exenta de paradojas. Otra cosa es la degeneración a la que se vieron sometidas algunas de ellas posteriormente, o bien la imitación burda y grosera que sufrieron por parte de ciertos seres ubicados totalmente en un punto de vista exotérico. Lo cierto es que Agrippa se movió por toda Europa, entrando en contacto con muchos de los sabios del momento, entre los que existían unos lazos invisibles más allá de sus individualidades. Y esta vida secreta la conjugó con la pública, que nunca dejó de lado, tal cual hicieron sus compañeros de camino que en su medio y según los recursos con los que contaban transmitieron la doctrina que se iba iluminando en sus almas. Con sólo 15 años, y después de haber estudiado medicina y leyes en Colonia aunque sin contar aún con título oficial, se enroló en el ejército del emperador Maximiliano I como estratega militar y llegó incluso a tierras catalanas y mallorquinas, donde se cree que tuvo sus primeros contactos con algunos cabalistas, entre los cuales Agostino Ricci, con el que se reencontraría más adelante en Pavía. Hacia 1506 vuelve a su país y desde allí sigue su dilatado periplo:
En 1510 Cornelio radicaba en Dôle donde impartió unas sesiones en la universidad en las que glosó el De Verbo mirifico de Reuchlin, al que también llegó a conocer personalmente; lo que queremos destacar es el discurso previo que leyó a las lecciones, que dedicó a Margarita de Austria, presente en el evento y una de sus grandes protectoras. Lo tituló De la nobleza y preexcelencia del sexo femenino, y en él, Agrippa sale no sólo defendiendo que el hombre y la mujer tienen "un alma idéntica y una forma del todo similar, forma que en modo alguno manifiesta la diversidad de sexos", sino que fundamentándose en las Escrituras Sagradas, en la razón y en el derecho llega a proclamar la preexcelencia de la hembra sobre el varón. Y lo hace con argumentos sorprendentes, extraídos de la Biblia, de las historias ejemplares de mujeres y de la propia etimología de las palabras:
Y sigue por esta vía, apoyando además su explicación en las enseñanzas que se desprenden de la Cábala, que por aquel entonces ya estudiaba con gran interés:
Podemos imaginar el impacto de este discurso en un momento en que a la mujer se le empezaba a poner muy crudo acceder al conocimiento e incluso vivir con dignidad al lado de sus compañeros, que la tenían por un ser inferior; pero Agrippa, siempre valiente y directo afirma:
Pero más que fijarnos en la lectura literal de sus argumentos, nos interesa destacar cómo a través del símbolo del hombre y la mujer, de su origen, naturaleza y funciones, Agrippa remite en última instancia al desdoblamiento de la unidad y a las distintas funciones y características de cada una de las dos facetas de esta polarización primera, en la que pone en correspondencia lo femenino con la Sabiduría y la Inteligencia, Arik Anpin, el macroposopos, o Rostro Mayor, y lo masculino con lo que hará posible la concreción de las ideas en el mundo formal y material:
Y añade:
Apuntamos, además, el tono mordaz y osado con el que suele expresarse, huyendo de moralinas e hipocresías, lo que nos acerca también a su carácter enérgico y a su forma punzante de transmitir unos conocimientos siempre universales y prestos a provocar el asombro y las rupturas de nivel de la conciencia:
Para concluir diciendo, en consonancia con lo que se busca realizar en el camino iniciático, esto es la restitución de la androginia y el estado de unidad, que:
Prosigamos con sus viajes extraordinarios, itinerarios motivados por su radical entrega al estudio y a la investigación en los códigos simbólicos del hermetismo y de la Cábala, aunque simultáneamente también reflejan un modo de vida que comparte muchos aspectos con la propia existencia del pueblo judío, errante en este mundo y a la búsqueda de la tan anhelada tierra prometida. Tras las clases en Dôle, el franciscano Catilinet lo acusa de judaizante, y entonces huye a Inglaterra, donde entra en contacto con el círculo de Tomás Moro, y especialmente con John Colet con el que estudiará un tiempo, pero antes también había estado en varias ocasiones al lado del abad Trithemio, quien le inspiró y dirigió una de sus principales obras, Filosofía oculta, además de visitar la corte de Francisco I donde conoció al cabalista cristiano Jean Thénaud, del que hablaremos en un capítulo próximo. Hacia 1511, Agrippa se instala en Pavía y luego se mueve por varias ciudades italianas donde coincide con Egidio de Viterbo, los hermanos Ricci y el fraile de Venecia Francesco Zorzi. En estas tierras escribe un comentario al Banquete de Platón que leerá en la facultad de Artes de Pavía, y otro del Poimandrés, y el libro Sobre la triple manera de conocer a Dios, y luego en Metz, Sobre el pecado original, en el que según nos dice Nuria Amat en la introducción antes citada, "seguía sosteniendo un discurso marcado por su herencia cabalístico-hermética". Agrippa es un ser libre, no adscrito a credos religiosos, ni a dogmas fijos, ni a modas producto del gusto particular y efímero, ni tan siquiera se identifica con modelos de comportamiento o pautas mentales, sino que huye siempre de lo establecido. Allí donde llega provoca asombro por su sapiencia, pero también temor, e incluso escándalo, acusándoselo con frecuencia de brujo y nigromante, por lo que una y otra vez debe abandonar urbes y países, envuelto por el halo de la poderosa atracción y rechazo que provoca quien se atreve a insinuar el misterio de ser y no ser simultáneamente. Siguen unos años en los que ejerce como médico, entrando a trabajar como tal en la corte de Lyon para Margarita de Navarra,296 otra de sus protectoras a quien le dedica De sacramenti matrimonii, y también aquí escribe Dehortatio gentilis theologiae, atribuyéndosele igualmente un comentario al Ars Brevis de Ramón Llull.Perseguido constantemente, parte entonces hacia Holanda, donde profesará de por libre como médico, hasta que la otra Margarita, la de Austria, lo contrata como cronista del emperador. En medio de este baile en el que desfilan los innumerables personajes del teatro de la vida, Agrippa fue religando toda la corriente de pensamiento hermético-alquímico, astrológico, cabalístico, neopitagórico y neoplatónico, y también cristiano, aunando lo erudito con lo popular, y alumbró su obra principal, De Occulta Philosophia,297que sin embargo no publicaría hasta el año 1533, dos antes de su muerte. Hagamos ahora un alto en el camino y detengámonos en este compendio que ha sido reconocido casi como una enciclopedia de Magia o de Teúrgia –aunque lo que transmite es mucho más que una simple relación de informaciones muertas, datos y enseñanzas eruditas–, cuya influencia se prolongará sobre la pléyade de personajes que en adelante se interesarán por estos conocimientos. En realidad se trata de tres libros que merecerían ser considerados por separado, y aunque su núcleo compartido es la expresión del pensamiento analógico y simpático, lo aborda sin embargo desde diversas perspectivas y niveles de profundidad. De entrada nos sorprende el orden en que los ensambla, correspondiendo el primer tomo a la magia natural, el segundo a la celeste y el último a la ceremonial, que son los títulos que da a cada sección, con un agregado final que también se le atribuye y que designa como "Las ceremonias mágicas", lo que nos sugiere un recorrido desde lo concreto, material y fenoménico hasta lo más elevado y sintético, para volver luego a descender desde los principios universales a sus aplicaciones en diversos grados y niveles de la existencia. Ya dijimos que esta obra se vio enriquecida por su estrecha colaboración con el abad Trithemio y por los libros que le dejó en herencia tras su muerte, entre los que figuraban los tratados de magia más importantes que habían circulado por Europa durante la Edad Media, tal el Picatrix o El libro de Raziel, que a su vez recogían la antiquísima tradición de los magos y magas de Occidente inspirados sin cesar por el influjo de Thot-Hermes. No podemos dejar de reconocer nuestra insuficiencia a la hora de transmitir lo trascendente de todos estos textos y la cantidad de enseñanzas que contienen, que en este estudio sólo podemos citar con brevedad, dando ligeros toques para despertar la atención, insinuaciones de un universo que siempre excede lo que humanamente puede expresarse, pero que el lector interesado puede empezar a buscar, estudiar y sobre todo encarnar, sumándose así a esta teúrgia viva de la que se da testimonio. En este sentido, el libro de Agrippa es como un ayuda memoria, un auxiliar en la investigación simbólica, que difícilmente puede leerse de corrido, puesto que es enorme la cantidad de conocimientos que sintetiza: citas de sabios de nuestra tradición, grabados, cuadros de correspondencias, y los propios resultados de sus investigaciones e intelecciones, lo que vemos como un preámbulo de las posteriores enciclopedias, las cuales, sin embargo, matarán el fuego o espíritu que aún late con fuerza en la obra de este sabio. Pasamos, pues, a citar algunos fragmentos en los que se ilustra el origen, fin y vehículos de las ciencias herméticas, promotoras de la unión teúrgica, haciendo un énfasis especial en los capítulos en los que Cornelio emplea el soporte de la Cábala para transmitir tales enseñanzas. Al comienzo del Libro I. La magia Natural dice:
Y eso es lo que va proponiendo de innumerables maneras: un constante ejercicio de religar lo de arriba con lo de abajo, lo celeste con lo terrestre, cuyo gesto siempre renovado va tejiendo la tupida red de correspondencias y analogías entre los planos o mundos de la existencia, y además, hace el gesto de dejarlo por escrito, como testimonio y herramienta para los interesados en afiliarse a esta tarea transmutatoria y recreativa:
Es clarísimo cómo este modo de conocer, de ser, no es exclusivo de tal o cual pueblo, sino fruto de la sabiduría que brota y rebrota aquí y allí, antes y ahora, siempre idéntica a sí misma y a la vez novedosa, la que necesita además del concurso del ser humano para expresarse, porque es en su alma donde se labra toda esta obra de arte. Agrippa sigue explicando:
Además, detalla toda una serie de explicaciones sobre ritos que promueven esa simpatía, ya sea por ligaduras, encantamientos o fascinaciones; también explica el modo de fabricar ciertos amuletos y talismanes para atraer, fijar y vehicular influencias espirituales; recita sortilegios y explica concatenaciones entre todos los reinos de la naturaleza y los astros y las estrellas, a veces con suma claridad y otras sólo insinuando, recogiendo así toda una corriente sapiencial que se transmitió no sólo de modo intelectual sino también popular, una sabiduría anclada en las costumbres, folclore, oficios y formas culturales, en la que por cierto la mujer jugaba un papel destacado, pues muchas de las comadronas, curanderas, artesanas, campesinas, etc., eran verdaderas mujeres de conocimiento, magas y alquimistas que encarnaban los ritos ancestrales de la teúrgia universal. |
NOTAS | |
* | Este capítulo contiene letras hebreas y griegas, la tipografía puede descargarse en esta dirección: (fonts SPTiberian y SPIonic, al final de dicha página). |
286 | Frances Yates, La filosofía oculta en la Epoca Isabelina. Fondo de Cultura Económica, México, 1992, pág. 72-73. |
287 | Ver de René Guénon su estudio Aperçus sur l’initiation, Éditions Traditionnelles, París, 1992, donde trata el tema con precisión en varios capítulos. |
288 | Enrique Cornelio Agrippa, De la nobleza y preexcelencia del sexo femenino. Introducción de Nuria García Amat y traducción de Santiago Jubany. Ed. Indigo, Barcelona, 1999, pág. 7-8. |
289 | Ibid., pág. 38-39 y 40. En hebreo, Eva se escribe heth, vau, he (8 + 6 + 5 = 19 = 1 + 9 = 10 = 1 + 0 = 1, o sea que por la numerología se identifica con el Principio o unidad) y comparte por tanto con el tetragrama YHVH las letras V y H, 6 + 5 = 11 = 1 + 1 = 2 número que se corresponde con la sefirah Hokhmah, la Sabiduría; en cambio, Adán se escribe alef (1), daleth (4) y mem (40), no compartiendo con el Nombre inefable ninguna de sus letras. Además, su valor numérico es 45 = 4 + 5 = 9, sefirah 9, Yesod o el Fundamento, la que recibe los efluvios de las superiores y los envía a la concreción material y viceversa. |
290 | Ibid., pág. 31. |
291 | Ibid., pág. 42-43. Aquí Agrippa relaciona la faceta femenina con la Sabiduría, de la que Salomón dice: "Contigo está la Sabiduría que conoce tus obras, que estaba presente cuando hacías el mundo". Sab. 9, 9. Y también: "Aun siendo sola, lo puede todo; sin salir de sí misma, renueva al universo". Sab. 7, 27. |
292 | También la vincula con la Inteligencia y al varón con la tierra, que es el significado de Adán en hebreo. |
293 | Ibid., pág. 44-45. |
294 | Ibid., pág. 63. |
295 | Ibid., pág. 83. |
296 | Ver el interés de esta reina por el pensamiento hermético-cabalístico en el capítulo de la Cábala en Francia. |
297 | Trabajaremos con la versión castellana Filosofía Oculta. Ed. Kier, Buenos Aires, 1998. |
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