PRESENCIA VIVA DE
LA CABALA FEDERICO GONZALEZ - MIREIA VALLS |
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El SEFER YETSIRAH Y EL BAHIR (1) |
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Sefer
Yetsirah (Libro
de las Formaciones) Pero es el Sefer Yetsirah (El Libro de las Formaciones) el primer libro propiamente cabalístico donde se fijan con precisión las diez numeraciones, las sefiroth del Arbol de la Vida. Este texto de apenas unas hojas de extensión es antiguo ya que los primeros comentarios aparecen en el siglo X; en su versión corta tiene 1.800 palabras, en la larga 2.500. Gershom Scholem dice de esta obra:
Aryeh Kaplan confirma lo de Scholem en su estudio sobre el Sefer Yetsirah24:
En este mismo sentido habría que recordar a Proclo que en su Teología Platónica I, 13 va desarrollando lo que se suele entender por una teosofía de los Nombres Divinos en más de un sentido relacionada con el Sefer Yetsirah y sus comentaristas posteriores. Una referencia a estas "estatuas" puede encontrarse en el Prefacio de su tratado: "se pueden comparar a estatuas", nos dice de modo enigmático al referirse a los recipiendarios de la cadena iniciática.28 Pero volvamos a Ezequiel 1 y 2 donde se hallan temas fundamentales para el cabalista pues tratan de la Creación y la forma cósmica. Así en el capítulo 1 manifiesta:
Ya que estos textos no solo son alimento espiritual sino el mismo Espíritu del que hemos de comer y beber lo cual es ejemplificado constantemente por los hebreos a través de su veneración a la Toráh y a otros libros bíblicos.31 Miriam Eisenfeld en su Sefer Yetsirah32 aclara:
Según los cabalistas al discurso decimal en que se desarrolla la Creación (Arbol de la Vida), se han de agregar los 22 senderos que los unen en un diagrama tradicional (aunque levemente cambiante en el tiempo y en cada escuela o grupo particular) los que conjuntamente suman los 32 senderos que menciona el libro. Al final de esta cita se destaca algo tan grande como la creación por el libro, o mejor tres. Uno con letras, otro con "numeraciones"35 y un tercero que es el aliento que une a ambos36. Pues si bien con los diez primeros dígitos puede numerarse todo lo posible, la conjunción de números y letras revela la misteriosa relación que los une, no sólo porque las letras conforman palabras, sino porque igualmente esas palabras a su vez se corresponden con números concretos, y con ellos se organizan diversas transposiciones y nuevas palabras derivadas de la propia magia del lenguaje y las cifras exactas. Su objeto, –idéntico al sistema pitagórico–, los "cálculos" que iluminan, e incluso generan permanentemente mundos que el cabalista modela –aún sin pretenderlo– en su meditación. Aryeh Kaplan en su traducción expresa:
Esto sin mencionar que el Arbol es sexuado, es decir que cada Sefirah es también dual y aún poseyendo una identidad hermafrodita, ésta se encuentra condicionada por el sexo correspondiente que es el que prima. Para multiplicar las perspectivas mediante el estudio y la meditación sobre el Arbol Arquetípico, Modelo del Universo, éste se divide en cuatro mundos, o planos –que en el Zohar se sintetizan en tres– a los que corresponden cuatro Arboles38 que son las etapas en que se va conformando la manifestación que nos insinúa, por medio de treinta y dos canales misteriosamente, el descenso de la manifestación universal –o del alma en otra terminología– de Kether a Malkhuth (de la primera numeración a la décima) o sea, del plano de Atsiluth al de Asiyah, lo que también puede ser simbolizado por la "caída" del punto a la línea, de ésta a la figura y finalmente de esta primera forma al volumen, o sea al bulto. El que constituye –con agregados sensorios varios– el cuerpo del ser humano que ha venido a ser lo que es gracias a este descenso que tiene por origen la triunidad de la Idea, que por emanación se va transformando y corrompiendo por medio del tiempo y el espacio y los cuatro elementos generados por el éter (o quintaesencia); lo que viene a ser, nada menos, que el drama de la creación con el hombre por protagonista. Este descenso por el mundo intermediario –que realizan conjuntamente el alma del mundo con la humana– es visto de modo análogo al neopitagórico y al hermético-alquímico, los que constatan una densificación evidente entre los planos más sutiles de la conciencia, equiparados a los gases más refinados, con la concreción de estados cada vez más enrarecidos y groseros, al punto que acaban solidificándose materialmente gracias a la danza de los elementos, y sus intermediarios, al frío y al calor, y al "solve" y "coagula" en Alquimia. Todo esto se observa también con claridad entre los gnósticos, el Pleroma de Plotino como ejemplo; asimismo en la alquimia de origen griego,39 etc., y su desarrollo en la Edad Media y el Renacimiento. Y continúa:
De hecho todas las sefiroth –que a su vez son duales– tienen una íntima relación con su paredro, y esto se suele ejemplificar con dos columnas enfrentadas una masculina y otra femenina (activa-pasiva), imposibles de construir sin otra invisible y central, lo que acostumbra dibujarse de este modo: En las últimas estrofas de este fragmento se habla de veintidós letras Fundamento que se dividen en tres madres, siete dobles y doce elementales. Las tres madres corresponden a la primera tríada, y son Alef, Mem y Shin (respectivamente Aire, Agua y Fuego) que se difunden por todo el Arbol para "coagular" en la última sefirah, Malkhuth, a la que por lógica se vincula con el cuarto elemento: Tierra, lo más denso y lo único que conocemos en nuestro estado profano, también llamado por algunos, plano de la acción41. Este descenso por las esferas42 y su posible ascenso por las mismas en un recorrido invertido hacia zonas cada vez más transparentes es igualmente conocido por distintas congregaciones gnósticas y ha pasado al cristianismo y al islam, representando el mundo intermediario: grosero (Asiyah), sutil con formas (Yetsirah), sutil sin formas (Beriyah) y finalmente el acceso a la triunidad arquetípica que conjuga el plano de Atsiluth. La división de las veintidós letras en grupos de a tres confiere una nueva combinatoria para la meditación del cabalista. Empero, a nuestros efectos solo nos bastan las numeraciones y el plano en que se encuentran, dejando por el momento tanto las letras –y las palabras que conforman– como los senderos, concentrándonos en las numeraciones que a su vez trazan un recorrido consecutivo de 1 a 10, marcando un camino en el diagrama, en zig-zag, al que se llama rayo (barak). Es importante señalar que en estos versículos se repite una y otra vez "de la Nada" es decir de la Creación ex nihilo, lo que no debe ser visto como la nada tal cual hoy se la entiende, sino como la ausencia completa de aquello que pudiera considerarse algo, aún la emanación más sutil, es decir el estado indiferenciado o del más completo reposo. Aquello que solo puede ser descrito en términos negativos. La palabra hebrea Ayn (Nada) es a menudo aplicada a En Sof, o por extensión a Kether, la Corona, que está sobre la cabeza. Por otra parte este Arbol tiene validez tanto en lo macrocósmico como en lo microcósmico, es decir para el Universo y el hombre, analogía que se puede encontrar en varias tradiciones esotéricas emparentadas en sus orígenes con la Cábala y su esoterismo. De esto último puede deducirse que el Arbol de la Vida se relaciona con el cuerpo humano. En efecto, la primera tríada corresponde a la cabeza, las del Plano de Beriyah y Yetsirah, al tronco, en su doble aspecto, superior: brazos, pecho, corazón, e inferior: piernas, caderas, y sexo. Igualmente estas divisiones corporales se corresponden con la psiqué superior y la inferior, divididas por la superficie de las aguas y señalada esta por el omphalos. Desde fechas tempranas se relacionó al Sefer Yetsirah con la astrología, como era lógico, dada la constante hebrea de un tipo de magia "popular", vinculada con amuletos, talismanes, cuadrados mágicos y astrológicos que desembocó posteriormente en la utilización de dicho texto para la construcción de estas actividades mágicas y sapienciales.43
A las numeraciones se les atribuyen correspondencias con los astros y vinculaciones con sus influencias en el mundo y sobre todo con el orden cósmico, bendito sea,44 que la astrología y la magia de esos pantáculos y cálculos numéricos reflejan de una u otra manera. La asimilación de los planetas a los dioses en la tradición grecorromana –que tanto judíos como cristianos hemos heredado– es de todos conocida, por lo que las sefiroth por carácter transitivo se corresponden con los dioses grecorromanos, lo cual es un gran aporte de la Cábala cristiana-hermética, al fijar ciertas pautas, que aparecían confusas en los distintos sistemas y formas anteriores en que suele manifestarse la Cábala en sus especulaciones. Esta asimilación exacta de los siete planetas a siete sefiroth,45 es una forma de introducción para los aprendices al Arbol mismo, ya que los astros configuran un lenguaje al tener las sefiroth así las características que se les asigna a los planetas. Por otra parte quien ha usado estas analogías sabe de su efectividad. En esta etapa del ciclo las correspondencias –siempre aproximadas– son: Kether, la Unidad, a la Estrella Polar, Hokhmah, sefirah número 2, al firmamento de las estrellas fijas; Binah, número 3 a Saturno; Hesed, número 4 a Júpiter; Gueburah, número 5 a Marte; Tifereth, número 6 al Sol; Netsah, número 7 a Venus; Hod, número 8 a Mercurio; Yesod, número 9 a la Luna, y Malkhuth, número 10 a la Tierra. Podría parecer improcedente esta equiparación de las sagradas sefiroth con los planetas sólo para aquellos que no supieran de la veneración que siempre despiertan para algunos, sobre todo considerando que éstos son a su vez los dioses que pueblan el plano intermediario. Pero pese a las muchas asociaciones que se puedan hacer acerca del Arbol de la Vida, sobre este Modelo del Universo, no en vano las sefiroth, como su nombre hebreo lo indica, son numeraciones, o sea interrelaciones, cálculos y sistemas imprescindibles para el trabajo del cabalista si se quiere ir uno adentrando en este sistema de sistemas de pensamiento. Para terminar señalaremos que este texto providencial ha sido la estructura de la Cábala Judeocristiana. Esto es tan así que sólo del lado hebreo los comentarios de este sagrado libro cósmico, según Scholem, son cerca de ciento cincuenta, escritos muchos de ellos por los más grandes cabalistas, algunos de los cuales en la Edad Media y sus epígonos, que iremos viendo posteriormente. Y así sigue el Sepher Yetsirah su discurso mágico, combinatorio y poético, desarrollando todo tipo de posibilidades, siempre nuevas, para la meditación del cabalista.
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NOTAS | |
21 | Recordar aquí nuevamente la identidad entre letras y números. También los griegos tenían equivalencia entre su alfabeto y las numeraciones aunque no la desarrollaron de ninguna manera como los hebreos. Antes del Islam que tomó de la India la notación aritmética de posición en sistema decimal, las numeraciones se señalaban simplemente por el valor cuantitativo de las letras. De hecho en la escuela de Pitágoras –análogamente a ciertas culturas arcaicas– las cuentas y operaciones se realizaban con piedras de distintos colores, la geometría se dibujaba en la arena, ambas sin mayor notación escrita pues los cálculos se hacían de modo mental. Por otra parte, el ábaco ya fue conocido por babilónicos y chinos; lo mismo por los precolombinos bajo otra forma: los quipús. |
22 | A veces el Sefer Yetsirah es traducido como "Libro de la Creación". Otra corriente de cabalistas cree que lo correcto es traducirlo como "Libro de las Formaciones". |
23 | Hay también textos llamados de la Merkabá, antiguas tradiciones místicas y mágicas judías: los Hekalot, o Palacios, (que incluyen el III Henoc) y las Visiones de Ezequiel. Ver página 206. |
24 | Sefer Yetsirah. Mirach, Madrid, 1994. |
25 | El golem es una entidad espiritual, un cuerpo invisible generado por los esoteristas con el fin de perpetuar su sabiduría en el mundo; una creación espiritual concebida en el plano más alto del alma (neshamá) capaz de ligar con el hilo de oro o cadena áurea, como lo afirman los hermetistas, los neoplatónicos, los neopitagóricos, etc. y al mismo tiempo salir del ghetto mental. Esta tradición talmúdica aparece en el hasidismo muy posteriormente, en Eleazar de Worms, pero coincide con el Sepher Yetsirah en cuanto a generar cosas con los Nombres de Poder inherentes a las sefiroth mediante meditaciones y encantaciones. Para el tema del golem ver también el cap. V del libro de G. Scholem La Cábala y su Simbolismo. Siglo XXI, Madrid, 1978. |
26 | Textos Herméticos. Asclepio, 23-24. Ed. Gredos, Madrid, 1999. Estos textos que circularon durante el Medioevo y el Renacimiento en versión latina, y por ello despertaron la suspicacia de algunos, fueron encontrados en copto en la famosa biblioteca de Nag Hammadi; han sido fechados en el siglo I antes de nuestra era por Jean-Pierre Mahé, experto en ello. Ver Bibliothèque Copte de Nag Hammadi. Vols. 3 y 7. Les Presses de l'Université Laval, Quebec, 1978-82. |
27 | San Agustín. La Ciudad de Dios (VIII, 23). |
28 | Proclus. Théologie Platonicienne. Les Belles Lettres, París, 1968. |
29 | "La móvil y fulgurante imagen, que se compone del juego de ruedas, los cuatro vientos-querubines y el Trono de Yahvé, presenta una curiosa analogía con una de las más famosas visiones cosmológicas de Platón. Me refiero a la ya mencionada que, al final de la República, se describe en el mito de Er, nombre hebreo, por cierto, que coincide con el de uno de los ascendientes de José, esposo de la Virgen María (Lc. 3, 28). En el relato platónico los cielos forman un juego de ocho torteras hemisféricas encajadas las unas en las otras y movidas rotatoriamente mediante una especie de huso. Cada uno de los círculos o torteras va acompañado de una Sirena (criatura mitológica de la misma familia que los querubines) encargada de efectuar el movimiento de la rueda correspondiente, de la misma manera que los querubines de Ezequiel hacen girar las ruedas que les tocan. Encima del diagrama cósmico –descrito con la precisión y el colorismo típicos de Platón– se alza el Trono de la Necesidad (Ezequiel ve en el espacio correspondiente el Trono de la Gloria de Yahvé), que se desglosa en tres sitiales, según el número de las Tres Parcas." Ignacio Gómez de Liaño, Filósofos Griegos, videntes judíos, Ediciones Siruela, Madrid, 2000. Ver Federico González, El Simbolismo de la Rueda. Kier, Buenos Aires, 2005. |
30 | Cabalista francés eminente y sabio muerto a los 46 años. En otros de sus cuantiosos trabajos también menciona la importancia del libro en la Tradición Hebrea. |
31 | Los libros están escritos con letras que son anteriores a la creación; de hecho su discurso la constituye. Como se sabe la palabra griega biblion que da lugar a la de Biblia quiere decir libro. Por medio de ellos podemos descender de la unidad esencial al diez plural o a la inversa ascender de lo múltiple a lo único, labor que constantemente es la indagación del esoterismo tradicional, expresada de modo sinóptico por el Arbol Sefirótico y el Sefer Yetsirah. En la Antigua Tradición judía se solía considerar a la Torah como creada, tal como lo llevamos dicho, antes del origen. Incluso se decía que YHVH, la consultó previamente a la creación del mundo. Y es más, él mismo acude a ella permanentemente. |
32 | El libro de la Formación. Sefer Yetsirah. A la luz de los escritos de los cabalistas de Gerona. Ed. Obelisco. Barcelona, 1992. |
33 | Hemos tomado la traducción de Aryeh Kaplan, cabalista norteamericano inspirado en textos hebreos antiguos a los que estudió más allá de la universidad. |
34 | Esta no es la única versión ni traducción del Sefer Yetsirah, otros comentarios se verán más adelante. |
35 | La palabra hebrea para número es mispar, mientras que sefirah expresa la majestad de lo que es el número en sí, el concepto sagrado de número. |
36 | "Adán fue un libro en el Paraíso que perdió su esplendor por la caída. Inversamente en el cristianismo el maestro Jesús por la Redención es un libro viviente". François Secret: Hermétisme et Kabbale. Bibliopolis, Napoli, 1992. "Le Raziel et le livre d'Enoch chez Postel". |
37 | Mirach, Madrid, 1994. |
38 | En realidad a cada sefirah corresponde un Arbol completo, como cada una de las numeraciones de ese Arbol contiene su propio Arbol, etc. dándonos así la idea de lo indefinido; incluso se visualizan como polivolumétricos. |
39 | Textos de magia en papiros griegos. Ed. Gredos, Madrid, 1987. Ver también, A.-J. Festugière, La Révélation d'Hermès Trismégiste. I. L'astrologie et les sciencies occultes. Les Belles Lettres, París, 1989, cap. VII, 5. Donde se establece la relación entre la alquimia y la magia, aunque no parece si ésta fue la intención del autor. |
40 | Los nombres de las sefiroth son todos bíblicos en el sentido en que figuran en el texto sagrado, al igual que en otras muchas tradiciones, incluso algunos de ellos han sido heredados por el cristianismo. |
41 | En otras equivalencias Shin (fuego) tiene correspondencia con la primera tríada, Aleph (aire) con la segunda y Mem (agua) con la tercera, quedando Malkhuth (tierra) la última sefirah como la recipiendaria de todos los elementos, donde estos coagulan. |
42 | También a las sefiroth se las suele denominar esferas, o se las traduce por tales. |
43 | Hay pantáculos que son representaciones de manos, nombradas en el "Libro de las Formaciones" con los diez dedos de las dos manos, las cuales a su vez se subdividen tripartitamente en los dedos (falanges, falanginas y falangetas), que a su turno se subdividirán, etc. visibles en otras varias representaciones iconográficas. |
44 | Ver J. Halbronn. Le Monde Juif et L'Astrologie. Histoire d'un vieux couple. Arché, Milano, 1985. |
45 | Entre los cabalistas judíos modernos que han aceptado esta asimilación debe nombrarse a Z'ev ben Shimon Halevi (Warren Keaton) que la ha difundido en el libro y en distintos medios del esoterismo judeocristiano, con sus valiosas aportaciones. |
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