PRESENCIA VIVA DE
LA CABALA FEDERICO GONZALEZ - MIREIA VALLS |
LA CABALA DE CASTILLA (5) |
El Zohar (cont.)
Con el primer trazo geométrico, el del punto que al contemplarse a sí mismo genera una recta, se simboliza la emanación de la primera idea, llamada diosa Sabiduría, de la que se dice que estaba con Dios antes de la creación del mundo, y que por su intermedio el universo fue creado. Ella, denominada también Pensamiento, es la que lo "inventa" y "diseña". Mas la Sabiduría no se reconocería a sí misma si no fuera por la diosa Inteligencia.150 Esta faceta de la deidad está emparentada con el rigor y es la que va a arreglar tu vida (a ordenar la vida del iniciado), puesto que es la que selecciona los valores, y por otra parte es el elemento de unión que conjuga la tríada primordial, es decir, la que realiza la unión entre Kether y Hokhmah, o sea el primer matrimonio que libre de los opuestos conforma la ficha básica primigenia de la cual el mundo es creado, aun de modo arquetípico, en la primera manifestación que constituye el movimiento generativo ya en otro plano. Además, la Inteligencia siempre se ha relacionado con el rigor, pues el discernimiento se realiza espada en mano: cortando todo lo que no es, brilla la inteligencia con lo que la refleja y, simultáneamente pero en sentido inverso, esta pueda retornar todo a la unidad esencial.151 Veamos a continuación un ejemplo sintético del despliegue cósmico a partir de la triunidad esencial:
La arquitectura universal tiene un fundamento numérico; los números son dioses, ideas que al combinarse en distintas proporciones y ritmos generan módulos y estructuras interrelacionadas que conforman el "cuerpo" invisible del Ser único:
En realidad la construcción del templo de Salomón a la que tanta importancia otorga la Tradición Hebrea no está sino sustentada en esa edificación ideal emanada del Principio, y es su proyección en un momento determinado, al tiempo que un medio de realización espiritual para los obreros que lo erigen. Estos artesanos, al igual que todos los que se suman a la labor de regenerar al universo con otros soportes, como el de la misma escritura que se fija en el Zohar, no viven su existencia como una carrera de méritos para ascender gradas exteriores según patrones prefijados, ni aspiran a ser siempre "algo más" en un ficticio mundo de categorías y estamentos, sino que simplemente se suman al discurso siempre vivo que la deidad labra en sus corazones, y participan del rito reiterado de ser todo lo que es, en el eterno presente.
Y para percibir la total identidad de la estructura macrocósmica y microcósmica:
Otro símbolo del Universo vinculado estrechamente al arte de la construcción y en el que el Zohar se explaya es el de los Palacios, en número de 7 o de 9, que se corresponden con las 7 sefiroth de construcción o con las nueve emanaciones sin contar a Kether, edificaciones que a veces se presentan como concéntricas, y que mantiene analogías con los planetas, con entidades angélicas, con vicios y virtudes, colores, piedras, o sea con las diversas simbólicas equiparadas a los paisajes del alma en su viaje de ascenso o retorno a su verdadera morada eterna:
O este otro pasaje:
Pero en muchos otros momentos, esta estructura orgánica se revela a través de la imagen del Arbol, que como ya hemos apuntado más arriba, se reafirma en el Zohar como pantáculo o modelo sintético del Universo:
En el centro de la obra de construcción cósmica, y completándola, el Zohar ubica una y otra vez al ser humano, creado a imagen y semejanza de la deidad, expresándose incluso el relato cosmogónico a través de una simbólica antropomórfica. Este tema es recurrente en la Cábala, abordándose bajo diversas perspectivas. Y nos preguntamos ¿a qué se deberá tal reiteración? Ante todo, la narración de la Creación y la del ser humano que la culmina es un mito, una expresión simbólica que insinúa o evoca un hecho tan majestuoso e inconcebible por la razón y la lógica formal que se recurre al soporte del lenguaje de la reminiscencia. La Creación en su sentido más amplio, que abarca la totalidad del Ser Universal, con sus cuatro mundos o planos tan nítidamente señalados en el diagrama del Arbol de la Vida, no es una cuestión cronológica, mucho menos una fantasía o especulación de la mente humana, ni un soporte para justificar un sistema mecánico, rígido y paralizante del mundo, sino algo mucho más inmenso y trascendente. Si así pudiera decirse, es la "decisión" del Infinito supraconsciente de tomar conciencia de sus posibilidades de ser, y al pensarlas, "inventa" la Manifestación Universal, le asigna un "lugar", siendo el ser humano, la criatura, a la que se otorga la función de intermediario, cual nexo o bisagra que puede vivenciar por la intuición intelectual la paradójica no dualidad entre las posibilidades de ser y de no ser, es decir, experimentar la Suprema Identidad. Lo supracósmico determina en el Principio todas las posibilidades de ser, y en un gesto de una generosidad y gratuidad sin par, emana y derrama desde su cara oculta153, inimaginable, un manantial de posibilidades arquetípicas, formales y concretas en el receptáculo de su pequeña faz154, la Creación, despliegue simultáneo y jerárquico de emisores y receptores, de imágenes que se espejan en imágenes, las cuales hacen intuir ese rostro oculto que subyace en todo, que es su origen y destino y al mismo tiempo trascendente a cualquiera de sus producciones. Y todo este misterio se sintetiza en el ser humano. Una de las simbólicas con las que el Zohar evoca cuestiones tan asombrosas es la de los dos Rostros:
O este fragmento:
Y sintetizando:
El importante tratado Sifra di-Tzeniutha156 –parte del Zohar correspondiente a la Parashat Terumah,II 176b-179a– es en sí una síntesis de toda la Cábala y allí está todo explícitamente explicado, aunque con las claves y las figuras propias, es decir los símbolos, de la lengua de los cabalistas. Como en el caso de Puertas de Luz de Chiquitilla, el comentar este libro es asaz dificultoso ya que al tener que citarlo o subrayarlo sería el caso de subrayarlo todo, tal la riqueza de sus contenidos en su expresión enigmática. Empero, trataremos de hacerlo para ilustrar a nuestros lectores, indicando apenas algunos pasajes que no hayamos destacado hasta el momento en el Zohar u otros donde creemos se ofrecen nuevas perspectivas, o luces, sobre los aspectos que ahora estamos estudiando. Este opúsculo tan críptico, complicado de descifrar aplicando sólo la lógica racionalista, logra sintetizar en cinco capítulos el extracto de la enseñanza cosmogónica de la Cábala, haciendo hincapié en una simbólica antropomórfica de la deidad (es frecuente la alusión a la cabeza, los ojos, la frente, la nariz, las mejillas, la boca, la cabellera, la barba, el corazón, etc.) que constantemente apela a una realidad otra, supranatural o suprahumana, trascendente a todo lo limitado, pero inmanente en todas sus producciones. He aquí un fragmento ilustrativo correspondiente al capítulo 2:
La construcción que emana del Santo, bendito sea, se presenta en este libro tal cual es, sin maquillajes ni disminuciones, como una gran guerra entre las indefinidas potencias o fuerzas universales, que en todo momento se enfrentan, luchan, vencen unas y son derrotadas las otras; se armonizan, se ajustan, atacan y se defienden. Tensión que en realidad es la conjugación de dos polaridades que se equilibran en todas las esferas, mundos o planos por intermediación de la energía del Amor, la cual mantiene al Universo fuertemente cohesionado. La Tradición judía siempre ha contemplado la guerra como una simbólica sagrada, y el cabalista, de una manera especial, la reconoce como una de las formas en que se expresa el convulso despliegue del Cosmos y la experimenta simultáneamente en su recorrido iniciático, pues sabe que la conquista del estado de conciencia de unidad no es un tránsito tibio e insípido por mundos idílicos y sin conflictos, edulcorados o aromatizados por la ilusión y la evanescencia, sino una lid mantenida con las huestes aparentemente opuestas que gracias a ingentes labores de alquimia espiritual son equilibradas, transmutadas y trascendidas. El siguiente fragmento del capítulo 5 del Sifra di-Tzeniutha da idea de esa batalla librada a cada instante, de la que sólo sale vencedor el que logra identificarse –luego ser uno– con el Uno:
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NOTAS | |
149 | En otro libro de su puño, Moisés de León expresa de esta manera la determinación del Principio: "De ahí emergió un punto misterioso, cabeza de todos los grados y de todos los otros Espejos, comienzo de toda la existencia. Porque la Corona suprema, bendito sea su nombre, no es un comienzo [porque no es nada]. Ya hemos indicado al principio que existen diez palabras. Y nuestros maestros, que su memoria sea una bendición, han dicho: '¡Entonces hay nueve!', a saber: la Corona suprema misteriosa y oculta, no forma parte de la cuenta y no entra en su conjunto. Volvieron a la carga y declararon: 'Al comienzo' (béréshit) es también una palabra. Dicho de otra manera: se le llama palabra. Y si tienes ojos para ver podrás hurgar y penetrar este tema, y hacer un movimiento del intelecto tan rápido, como una lagartija, en dirección del secreto del ardor de este grado y [buscar] cuál es el tema al que [nuestros maestros] han hecho alusión". (Moisés de León. Le Sicle du Sanctuaire. Chéquel ha Qodech. Verdier, Lagrasse, 1996). |
150 | "La inteligencia (binah) es una cosa que sobreviene por la contemplación desvinculada de cualquier otra ocupación, y aún más (fol. 364b-365a): 'el pensamiento no es verdaderamente digno de este nombre si no es que el espíritu es límpido y puro, desembarazado (barur) de todo desperdicio (pessolet) y de toda preocupación corporal […], ya que al descartar o poner por separado todos los desperdicios [del espíritu] y gracias a su limpieza y purificación, el pensamiento ya no se asocia a nada corporal y deviene puro y sutil, de una limpidez despierta, y entonces es digno de ser nombrado pensamiento. Cuando el hombre comienza a ocuparse de cuestiones tocantes a la inteligencia, y la busca y la refleja, lo que emerge al descartar los desperdicios es la sabiduría […]; la sabiduría desembarazada (ha-mitbarer) de los desperdicios (pessolot) es la sabiduría por la que el hombre se eleva". (Verdier, tomo III correspondiente al libro de Moisés de León: Traité sans titre). |
151 | Dice Moisés de León respecto a la relación entre la Inteligencia y el Rigor: "Fuerza (Guevurah). Es llamada con el nombre de Potencia y de fuerza por la energía del juicio y por su ardor. Tal como un héroe dispuesto a partir a la guerra, así es este lugar, que es el lugar del juicio, de su energía, y de su ardor para blandir el instrumento de Su cólera. Y esta es la dimensión de la Izquierda llamada Izquierda del Lugar, bendito sea. Y comprende que aunque ella sea juicio y lugar de juicio, despierta sin cesar el amor hacia la Hembra, como está dicho: "Su izquierda está bajo mi cabeza" (Cant. 2, 6). (Moisés de León, Le Sicle du Sanctuaire, obra citada). |
152 | No podemos dejar de ver la correspondencia entre este simbolismo constructivo que asigna a 3, 4 y 7 el número de columnas que sostienen el cosmos y el símbolo de la piedra cúbica en punta de la Masonería, así como el análogo alquímico de la piedra filosofal que alude a los 3 principios: azufre, mercurio y sal y a los 4 elementos: fuego, aire, agua, tierra; simbólicas todas ellas que revelan el orden cosmogónico y el proceso inverso de realización espiritual del iniciado. |
153 | Esta idea se conoce en hebreo como Arik Anpin, idéntico al término griego Macroprosopos, y significa el "Rostro Mayor", correspondiéndose con el mundo de Atsiluth, la Creación increada o la Ontología. |
154 | Zeir Anpin o Microprosopos, es decir, "Rostro menor", que engloba los mundos de Beriyah, Yetsirah y Asiyah, que como ya sabemos se corresponden respectivamente con el mundo de la Creación, el de las Formaciones sutiles y el de la Concreción material. |
155 | El Zohar. (Selección). Traducción Carles Giol. Ed. Obelisco, Barcelona, 1996. |
156 | Emplearemos la traducción de Paul Vulliaud autor de un libro llamado La Kabbale Juive, en dos tomos, conjuntamente con la de MacGregor Mathers, The Kabbalah Unveiled. Weiser, N.Y., 1993. |
157 | Versión de MacGregor Mathers. The Kabbalah Unveiled. Samuel Weiser, Inc., York Beach, Maine, 1993. |
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