LA CÁBALA CRISTIANA FEDERICO GONZALEZ - MIREIA VALLS |
Marsilio Ficino sostiene un libro como si de un instrumento musical se tratara. A. Ferrucci, Busto de Marsilio Ficino, Florencia, Santa María dei Fiore. |
LA TRADICION HERMETICA Y LA CABALA (1) |
Marsilio Ficino y Giovanni Pico de la Mirandola El hecho de la comprobación por parte de Issac Casaubon de que estos libros fueran recientes, de los primeros siglos del cristianismo, refutó la creencia de que tenían esa antigüedad y por lo tanto no reflejaban el pensamiento egipcio, lo que disminuyó en parte su prestigio, como si un error de datación bibliográfica pudiera deslegitimizar los contenidos de este tesoro sapiencial. Pero eso sólo en parte enturbió sus contenidos, puesto que este pensamiento análogo a la forma en que se expresa el bíblico, ha quedado testimoniado en sus textos que datan probablemente de la Alejandría egipcio-griega-romana, como sucede con diversos escritos que recogen tradiciones antiguas en tiempos más recientes como es el caso igualmente del Talmud de Jerusalén y el de Babilonia mucho más recientes que las tradiciones judías que manifiestan. Motivo por el cual tomamos a los libros de la Hermetica en tanto que expresiones vivas de un pensamiento de raíces egipcias que aún subsistía en aquella época, como puede ser observado en una vasta literatura que los cita y que a su vez toma al nombre de Hermes como al principal protagonista, no sólo de un modo filosófico, sino también en relación con la magia "popular", los amuletos, los talismanes defensivos, los pantáculos mágicos y los conjuros, análogos o exactos a los de la Cábala, a lo que se suma el testimonio de numerosos sabios de la antigüedad, en cuanto se referían éstos a un tipo de creencias a las que se les daba el nombre de herméticas, o se ponían bajo el patrocinio del dios Hermes. Se debe aclarar que este inmemorial legado que hoy está presente entre nosotros se debe a que se ha vuelto a estudiar hace un tiempo, renovándose desde que se publicaron las más importantes versiones del Corpus, tanto en la Inglaterra victoriana (W. Scott) como en Francia (A. D. Nock y A. J. Festugière, siglo XX) aunque ya en el siglo XIX hubiese sido traducido a esa misma lengua por L. Ménard.108 Es difícil hablar de estos libros sin mencionar el impacto emocional e intelectual que producen en los que consideran a Platón y a la Biblia como sus fuentes más importantes de conocimiento, que junto con el legado invisible de la civilización egipcia conforman un bagaje erudito y filosófico o, como dice el mismo Asclepio, una religio mentis. Es decir, la obtención del Conocimiento por intermediación de la palabra, en este caso escrita, reproducida en diálogos, expresada por personajes e Himnos como este:
Y el siguiente, lo opuesto, ejemplo de gnosis negativa, relativo al lamento de las almas por su incorporación a la Creación:
Como se ve en estos ejemplos el tono del discurso es tan valioso y efectivo como la grandeza de los distintos temas e ideas cosmogónicas y de sabiduría que lleva implícitos, y que se les hace decir a unos personajes sobre los que reina Hermes de modo directo, o de manera indirecta, y que conforman al resto de los protagonistas que transcurren por los textos. Marsilio Ficino recibió estos libros que venían de Oriente y quedó para siempre tocado por esta herencia griega prácticamente desconocida –ya que Occidente sólo poseía una versión latina del Asclepio que el toscano admiraba– y que tan bien casaba con sus estudios platónicos y sus creencias cristianas, ya que además de ser un sabio versado en la Antigüedad clásica, era sacerdote católico. También médico, lo cual es frecuente en los esoteristas de su época, y muy importante en la corte de los Médici, donde su príncipe Cosme era muy amigo del padre de Ficino, Diotifece, su médico personal.111 Igualmente era músico y cantaba y bailaba los himnos órficos y los de Proclo y asimismo los Hermetica al compás de la armonía del cosmos, acompañado con una "lira de braccio", mientras todo ello constituía una bellísima ceremonia, propia del arte de la época, donde se disfrazaban, o mejor, se ocultaban de modo refinado y simultáneo la gnosis y la incantación. En efecto, esta posibilidad de ritualización propia de la teúrgia encontró en Ficino un inspirado intérprete y un protagonista mágico de la Tradición, esa prisca theologia, que atesoraba un Conocimiento secreto, aunque sin embargo accesible y brillante en este texto o aquél, tanto en la Biblia como en Platón y el Corpus Hermeticum, y que a su vez era aquello que las propias cosas, seres, o fenómenos, manifestaban en el concierto universal de su alma. Esta revelación que recibe el sabio florentino, por medio de estos libros, lo acompañará para siempre iluminando todos los órdenes de su vida al moldear su pensamiento y su obra. Dejemos que él mismo lo transmita en su auto de fe para ingresar al sacerdocio:
Y esta creencia que verifica la unidad fundamental de las tradiciones que lleva a la idea de una Tradición Primordial y Unánime llamada en ese tiempo prisca theologia, caracterizará el pensamiento ficiniano –y el de Pico– y se proyectará hacia el futuro, ya que se prolongará en la Historia de las Religiones, o religiones comparadas, que incluirá posteriormente otras tradiciones desconocidas, o prácticamente ignoradas entonces, como las del Extremo Oriente, o las Precolombinas, con análogas cosmogonías a las occidentales y a veces idénticos simbolismos y mitologías. Por otra parte al comienzo ya se ha señalado la importancia de la historiadora inglesa del Warburg Institute, acerca de mostrar el papel fundamental del Corpus Hermeticum en la filosofía de Ficino, en su obra y su vida en pos del Conocimiento, lo que se le manifestó en distintas vías de varias tradiciones que tuvo la inmensa suerte de conocer de primera mano a través del estudio exhaustivo de los autores que tradujo que incluían constantemente a la Teosofía griega, y a la pagana en general, especialmente la egipcia que era la más antigua y la madre de las tradiciones conocidas, entre ellas la Cábala judía, basada en el Pentateuco, o sea en Moisés, por lo tanto posterior al Thot egipcio, dios mensajero, escritor, identificado con Hermes Trismegisto en uno de sus tres aspectos.113 |
NOTAS | |
108 | Louis Ménard, Hermès Trismégiste. Guy Trédaniel, París, 1977; W. Scott, Hermetica. Shambhala, Publications, Boston, 1993; Hermès Trismégiste, Poimandrès, Asclepius et Fragments, Extraits de Stobée (4 vol.), A. D. Nock y A. J. Festugière, Les Belles Lettres, París, 1991; Textos Herméticos, Ed. Gredos, Madrid, 1999, traducción y notas de J. Renau; Corpus Hermeticum y Asclepio, Edición de Brian P. Copenhaver, Ed. Siruela, Madrid, 2000, traducción de Jaume Portules y Cristina Serna; F. González, Los Libros Herméticos en Symbolos 11-12, Barcelona, 1996, que también incorpora la traducción del Poimandrés I-XI; Hermes Trismegisto, Corpus Hermeticum. Edaf, Madrid, 1998, selección y versión de W. Scott traducido por Manuel Algora; Hermes Trismegisto, Tratados del Corpus Hermeticum, Enseñanzas secretas de Hermes a Tat, Asclepio, Discurso iniciático. Mra Creación y Realización Editorial, Barcelona, 1997; Hermes Trismegisto, Obras completas (3 vol.). Muñoz Moya editores, Barcelona, 1995, traducción y notas de M. A. Muñoz Moya; Hermes Trismegisto, Obras completas. Corpus Hermeticum. Indigo, Barcelona, 1998, traducción de Nuria García Amat; Los libros de Hermes Trismegisto. Edicomunicación, Barcelona, 1977, traducción de la versión de Ménard por Guiomar Eguillor. |
109 | Textos Herméticos. Poimandrés, Himno XIII. Ed. Gredos, Madrid, 1999, p. 215. |
110 | Textos Herméticos. Extractos de Estobeo, Capítulo XXIII, pág. 367. [SYMBOLOS ha publicado una traducción íntegra de este extracto, titulado Koré Kosmou]. |
111 | El apellido Médici se ha prestado a interpretaciones de cábala popular en relación con el poder de curar, favorecido ello por el escudo familiar con círculos que pueden parecer medicinas o apósitos. También píldoras de veneno, muy frecuentes, como se sabe, en ese tiempo aunque lo usual para curar eran las sangrías que duraron hasta el siglo XIX. |
112 | Eugenio Garín, Marsilio Ficino y el Platonismo. Alción Editora, Córdoba, Argentina, 1997, pág. 38-39. |
113 | "Es un hecho incontrovertible que todos los estudiosos del neoplatonismo renacentista, cuyos trabajos tienen como base las traducciones y la obra de Ficino, harían bien en tener en cuenta. No ha sido aún suficientemente investigado cuál pudo ser el efecto sobre Ficino de su enfrentamiento, impregnado de temor reverencial, con los Hermetica, considerados como expresiones de la prisca theologia, fuente originaria de las iluminaciones procedentes de la mens divina, ni cuáles fueron los motivos que le empujaron a estudiar el núcleo originario del platonismo interpretándolo como una gnosis derivada de la sabiduría egipcia". Frances A. Yates, Giordano Bruno y la Tradición Hermética. Editorial Ariel, Barcelona, 1983, pág. 34. |
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