PRESENCIA VIVA DE LA CÁBALA II
LA CÁBALA CRISTIANA

FEDERICO GONZALEZ - MIREIA VALLS
Fontes Reuchlini (in: Hermann von der Hardt, Antiquitatis Gloria)

"Fontes Reuchlini" en Hermann von der Hardt, Antiquitatis gloria. Helmstedt, Paul Dietrich Schnorr, 1737.

CAPITULO V
LA CABALA EN ALEMANIA (1)

Johann Reuchlin (cont.)
Siguiendo con esta síntesis tan breve y también incompleta de la simbólica matemática, diremos que desde el punto de vista esotérico, la tríada o triunidad principial representa al estado más alto del ser, el de los principios ontológicos, y se corresponde con el mundo cabalístico de Atsiluth, que al reflejarse de forma inversa en planos inferiores conformará sus estados intermedios (el del alma superior Beriyah, que integra las sefiroth Hesed 4, Gueburah 5 y Tifereth 6, y el del alma inferior, Yetsirah, con Netsah 7, Hod 8, y Yesod 9) que finalmente coagulan en Asiyah, la Concreción Material, expresada por el diez o la sefirah Malkhuth. En total cuatro planos cada uno de los cuales, a excepción del último, incluye una tríada porque ella está implícita en él, que actualiza perfectamente todo el modelo. Y a partir de aquí podríamos seguir un desarrollo inmenso de posibilidades aritmosóficas y geométricas, que exceden el campo de este estudio, en el cual sólo podemos apuntar la importancia de esta simbólica, tan considerada por sabios de todos los tiempos, y que todavía ahora es un soporte iniciático inestimable.

Pero dejemos que sea Reuchlin quien nos vaya adentrando en esta concepción tan nítida y asombrosa del universo:

Sin embargo, estos signos representan tanto para los bárbaros como para los latinos la unidad simple. Pues es de ella que comienza el denario y en ella que acaba. Su símbolo pitagórico es el Uno y el Dos, que Zarate, el preceptor de Pitágoras tenía el hábito de designar como las palabras del engendramiento. El llamaba, según testimonia Plutarco de Queronea en el Origen de las almas del Timeo, al Uno, padre, y al Dos madre. Como ya habéis aprendido, el Uno y el Dos con la esencia divina producen la cuaternidad, esa famosa Tetraktys, Idea de todas las cosas totalizadas en el número denario. Pitágoras afirma que es la fuente de la naturaleza eterna, y que no es otra que el conocimiento de las cosas en la Mente (Mens) divina que opera racionalmente. En cuanto a la Mente (Mens) misma de Dios, Pitágoras la llamaba alegóricamente Número, cuando decía que el Número era el principio de todo. Plutarco escribió, en efecto, en el libro IV de las opiniones de los filósofos: Pitágoras entiende el número como Inteligencia (Mens). El símbolo es conveniente, pues en las realidades incorporales nada es más simple que el número. Además, no se puede concebir nada más parecido a la Mens. Es de esta fuente perpetua que desciende por ríos y canales el número pitagórico Uno y Dos. (pág. 165-166).

Y se explaya una y otra vez en meditaciones circulares que parten del 1 y a él retornan, pasando por todos los estados intermedios representados por los números del 2 al 9:

El denario, en efecto, ama tanto el dos que a partir del Uno la progresión se hace por el Dos, y por el Dos se retorna al Uno. Desde luego, el primer incompuesto, el ternario, no está compuesto del Uno y del Dos, sino que está constituido de ellos. Porque el Uno no tiene posición según Jámblico, y no entra pues en la composición, si queremos atenernos a la propiedad de las palabras. Como dice Simplicius en sus comentarios sobre la categoría Cuanto: La unidad que aún se mantiene unidad no tiene posición, y el punto que permanece punto no se desvanece. Podemos conocer por ello la diferencia entre la unidad y el punto. Puesto que no hay nada antes que el Uno, decimos justamente que el Uno es lo primero. En cuanto al Binario no se compone de números, en el sentido de que a partir de la unidad sola se añadiría una unidad y una unidad. Es el primer número porque es el primer múltiplo y porque ningún número puede medirlo salvo la unidad, medida común de todos los números. En efecto, una vez dos no es sino dos. También el múltiplo denominado ternario es muy justamente denominado por los aritméticos el primer número incompuesto. En efecto, el binario que lo precede no es un número incompuesto, sino más propiamente no compuesto. Es porque el ternario no desea permanecer inactivo, sino más bien multiplicar sin envidia su bondad por todas las criaturas, que progresa de la potencia al acto. Este carácter fecundo que está en él, produce el múltiplo como los números son producidos a partir del número. Ese carácter esencial que es en sí el Uno –fuente y origen de toda producción, al mismo tiempo que el principio de todo desarrollo y la permanencia inmutable de toda sustancia–, es visto por la Inteligencia (Mens) eterna, y mira y se refleja de esta manera a sí mismo por medio de la unidad y de la dualidad, multiplicándose a sí misma y diciendo 2 por 2 son 4. He aquí esta Tetraktys, esta Cuaternidad, de la que os he hablado anteriormente. Esta es la Idea de todas las cosas que han sido creadas, puesto que, como dicen los aritméticos, toda progresión se cumple por el cuaternario. Y es así que nace esta Década que llamamos los diez géneros más generales de todas las cosas, puesto que 1, 2, 3, 4, a partir de la potencia todopoderosa producen 10, pasando de la energía al acto. La mitad es cinco. Colocad, pues, el 5 en medio como un portaestandarte en medio del ejército, y a su derecha el primer número superior que es 6, y a la izquierda el primer número inferior que es 4: juntándolos tendréis de nuevo 10. Colocad de nuevo a la derecha el número inmediatamente superior que es 7, y a la izquierda el número inmediatamente inferior que es 3, y uniéndolos volveréis a tener 10. Colocad de nuevo a la derecha el número inmediatamente superior que es 8, y a la izquierda el número inmediatamente inferior que es 2, su adición da otra vez 10. Poned entonces a la derecha el último número 9, y a la izquierda el 1, sumadlos y una vez más tendréis 10, que de nuevo relacionados con el 20 dan comienzo a otra unidad, y así sucesivamente para todos los números cardinales hasta el 100. Lo mismo que dos por uno son dos, 3 por 1 tres, 4 por 1 cuatro, y así sucesivamente, de la misma manera 2 por 10 son 20, 3 por 10 treinta, y 4 por 10 cuarenta, y así sucesivamente. De la misma manera para el 100, el 1000 y más allá. Es por lo que nosotros en griego escribimos el 10 con una iota, que se señala como una coma, y en hebreo lo anotamos por un solo punto.269 *

Y también se apoya en la simbólica geométrica:

Así se nos descubre ahora el origen de este mundo sensible, que produce el matrimonio entre la pirámide y el cubo por la ley de la naturaleza. Las bases cuadradas de sus figuras unidas sin interrupción forman el Dodecaedro, símbolo pitagórico que designa al propio universo compuesto de materia y de forma. Es lo que con frecuencia recordaba justamente Alcinoo a propósito de la doctrina de Platón. El decía: Dios se sirvió del Dodecaedro para el universo cuando fabricó el mundo. Si superponéis, en efecto, a un cubo octangular una pirámide elevada de 4 lados triangulares equiláteros, habréis construido con arte el edificio del dodecaedro, donde el cubo o el dado está debajo, como la madre, y la pirámide como el padre está encima.270

Y siempre aparece el ser humano, mediador entre lo celeste y lo terrestre, al mismo tiempo que un universo en pequeño en el que todo está a punto para operar identificaciones, o sea conocimientos o aperturas de la conciencia:

Numerosos autores entre nosotros tratan de maneras diferentes las diez numeraciones, llamadas por los "Cabalaei" las 10 sefiroth. Algunos lo hacen bajo la forma de árbol, otros en forma de hombre. Con frecuencia se hace mención de la raíz, el tronco, las ramas y la corteza. Con frecuencia también de la cabeza, los hombros, los muslos, los pies, el lado derecho y el izquierdo. Estos son los diez nombres divinos que nosotros los mortales concebimos de Dios. Son nombres de esencia, de persona, que denominamos Kether, Corona, Hokhmah, Sabiduría, Binah, Prudencia o Inteligencia, Hesed Clemencia o Bondad, Gueburah Gravedad o Severidad, Tifereth Ornamento, Netsah Triunfo, Hod Alabanza, Yesod Fundamento, Malkhuth Reino. Por encima de la Corona se sitúa En sof Infinito, y es el abismo.271

Lo que se hace muy evidente en las manos físicas del hombre, los instrumentos matemáticos que ¡oh, sorpresa! tiene más a tiro y en los que de una manera admirable está escrita la historia y metahistoria del Mundo. Son dos manos simétricas, con cinco dedos en cada una lo que hacen un total de diez. En hebreo la palabra mano es iad (compuesta de las letras iod-dalet) cuyos valores numerales son 10 y 4 respectivamente (el denario, el cuaternario y la unidad, reunidos en la Tetraktys, como acabamos de ver); si los sumamos tenemos 10 + 4 = 14, el cual se corresponde con la letra Nun, de posición 14 en el alfabeto hebreo y cuyo valor es 50, que como nos explicará Reuchlin más adelante tiene que ver con las 50 puertas de la Inteligencia. Además, Iod está en correspondencia con el signo272 del índice, idea de lo viril (iad significa también pene); daleth con el seno, símbolo de lo femenino, y nun con el fruto, lo nacido de su conjunción, o sea, que en estas tres letras se revelan las ideas de la polarización, la cópula, el engendramiento y los indefinidos frutos que de ella nacerán, análogos a los seres y mundos de la manifestación. Lo que igualmente se expresa en sentido inverso, pues partiendo de 14 = 1 + 4 = 5, o sea que el fruto, o el hijo, o la producción, nos devuelve a sus progenitores, al número nupcial, que a su vez tiene que ver con la quinta letra del alfabeto, la he, cuyo signo es el aliento, la Palabra o Verbo por la que se reconoce unánimemente que todo es creado. Y así podríamos seguir tejiendo vínculos secretos, donde números y palabras se interconectan, y alumbran cuestiones fundamentales sobre nuestra existencia y la del universo y su misterioso origen…

Otro tema fundamental que Reuchlin exploró una y otra vez fue el de la Inteligencia, esa poderosa energía que emite sus influjos sobre seres, grupos y entidades, diosa eterna que media entre los humanos y el secreto de su esencia espiritual. Nuestro autor nos habla de las 50 puertas de la Inteligencia, de las aberturas de la conciencia hacia los mundos invisibles, que sólo podrán ser conocidos a través de los brillos o destellos de esa diosa tan venerada e invocada en el Renacimiento y que inspiró a innumerables artistas, poetas, matemáticos, filósofos y cantores de la gran ilusión cósmica, gestada por esta Madre Universal, que así como da la vida, da también la muerte, cumpliendo el rito de una respiración que del Principio parte y a él retorna.

Y nos preguntamos: ¿por qué 50? Tomando lápiz y papel, regla y compás y poniendo en práctica la precisa descripción de Reuchlin, se ilumina ante nuestros ojos un nuevo mandala para meditar, sin florituras, nítido y directo como es lo propio del lenguaje matemático con el que se expresa:

Todas las cosas están, en efecto, distribuidas universalmente en cinco órdenes, puesto que hay los elementos, los compuestos de elementos, las almas, los cuerpos celestes y los incorporales supracelestes. Cada uno de ellos puede ser considerado de diez maneras bajo los títulos siguientes: géneros muy generales, géneros particulares, especies generales, especies muy particulares, cosas indivisibles que consisten en última instancia de materia y forma, o de alguna mezcla proporcional, y cuyas relaciones se hacen individualmente por las diferencias, las propiedades y los accidentes. Estos diez modos, tanto de las esencias como de las inteligencias, multiplicados por cinco abren las 50 puertas de la inteligencia, por las que entramos en los misterios de las criaturas por signos remarcables en la obra de seis días, que los Cabalistas alcanzaron o recibieron con diligencia. Ahora, gracias a este artificio, la dificultad del enigma propuesto por Pico de la Mirandola en sus 900 Conclusiones se descifra fácilmente: Quien sepa qué es el denario en aritmética formal, dice él, y conozca la naturaleza del primer número esférico, sabrá el secreto de las 50 puertas de la inteligencia, del gran jubileo, de la milésima generación y del reino de todos los siglos. Tales son los términos de la Mirandola. Yo quisiera pues que tracéis una esfera plana o un círculo hecho de las diez figuras numerales cuyo centro sea 5. Es en efecto la mitad del denario. Que inscribáis sobre la circunferencia los números del cálculo denario uno por uno, en particular, que el diámetro pase del más pequeño al más grande, es decir del 1 al 9, para obtener con la división dos semicírculos, partiendo de la derecha de la esfera. Después del 1 y antes del 9 recién mencionados, colocad los números 2, 3, 4, 5, y partiendo de la izquierda después del 1 y antes del 9, disponed los números 5, 6, 7, 8. Trazad pasando por el centro las líneas de 2 a 8, de 3 a 7, de 4 a 6, de 5 a 5. Si entonces se resta de cada uno de los números mayores el número superior a 5 –que es el centro de la esfera denaria–, y se suma lo restado a los números inferiores a 5, se obtendrá siempre a partir de dos números opuestos dos 5 iguales, pues al comparar mutuamente los puntos de las líneas, todo trazado numeral lineal dará 5 y 5. El número quinario, pues, en el círculo de la revolución denaria es denominado esférico, pues como habéis visto, todos los números de la esfera se refieren al 5, según las 5 líneas trazadas en la esfera, que contiene diez. Es porque de este número esférico multiplicado por 10 nacen las 50 puertas de la inteligencia o los años del jubileo.273

Y sigue con la enumeración de todas estas puertas, y sus correspondencias con los Nombres de poder, con los de los ángeles, con los planetas, y los senderos que los conectan, etc., en una síntesis de simbólicas que sobrecoge al más osado de los mortales, pues descorre ante sí el telón de una obra majestuosa que lo excede, pero en la que sin embargo tiene la oportunidad de conocer su verdadero Yo, como sucede siempre con cualquiera de las producciones de esta diosa primordial:

Esta cuestión digna de un mejor maestro y que requiere trabajo, es de la mayor eficacia para inducirnos a consagrarnos, casi siempre con los ángeles, a la contemplación de las cosas más altas y divinas. Si ya hemos empezado a familiarizarnos con ello, nada será para nosotros difícil de decir o de hacer. Las letras, que son su oficio, aprovechan esta familiaridad. Si unimos las 22 letras a las 10 numeraciones cabalísticas, obtenemos el número 32. Puede leerse en el Sefer Yetsirah: Diez numeraciones Belima y 22 letras. Además, hay muchos autores que han formado esta suma de los senderos por medio de esas 10 propiedades dignas de silencio y de las 22 letras. Estos senderos que yo he repartido a mi manera, otros, no obstante, los clasifican y los observan en un orden diferente. Pero si unimos con cuidado el conjunto de las letras de las 50 puertas, encontramos la serie bienaventurada de los 72 ángeles del que se compone el Schem hamphorasch, es decir, el gran nombre de Dios supremo desarrollado. Pues si sumamos 22 a 50 tendremos 72. Son los ángeles poderosos de la tierra entera.274

Este sagrado Nombre es en sí inefable y absolutamente misterioso, pero su conciencia se mantiene viva al poner en juego una serie de prácticas mnemotécnicas. El Renacimiento vio florecer todo un Arte de la Memoria para activar esa reminiscencia, invocación constante de la diosa Mnemosine, la que devuelve el recuerdo de la realidad más íntima de las cosas y los seres. Y con este fin aparecieron producciones extraordinarias en todos los órdenes: juegos mágicos, pinturas y músicas evocadoras, jardines fabulosos, arquitecturas prodigiosas, teatros y coreografías, y también pantáculos numéricos y lingüísticos, como por ejemplo los cuadrados mágicos, así como esta obra de Reuchlin donde en otro momento se dice:

Los ángeles tienen oídos de la cualidad de las lenguas que tienen nuestras Mentes. Lo mismo que los espíritus divinos hablan con las lenguas de los ángeles, así los espíritus de los hombres escuchan con los oídos de la Mens. Los nombres que se les han dado no se les han dado por necesidad de nombrarlos y de llamarlos manifiestamente. Son sellos mnemotécnicos que nos transmiten para que nos acordemos con frecuencia de los ángeles. Su rememoración atenta nos conduce recíprocamente al amor de Dios, y a su vez el amor reaviva nuestra memoria. Aquello que amamos con fuerza, lo recordamos con frecuencia, pues como dice el proverbio, los que se aman se recuerdan siempre. Es por lo que Dios nos gratifica con el Nombre Tetragramma, no porque lo llamemos con este nombre, que es inefable, y que vosotros denomináis justamente Anekphoniton, no pronunciable. Pues, en efecto, respondió el Creador a Moisés cuando le preguntó: ¿Cuál es tu nombre? Dios le respondió: Es YHVH, es decir mi Nombre para la eternidad, y este será mi Nombre memorial de generación en generación. El tetragramma es pues el Nombre para la eternidad, pero para las generaciones es solamente el medio de acordarse, pues no puede ser compuesto por ningún vocablo humano un nombre que pueda igualar la naturaleza de la divinidad.275

Precisamente, uno de los puntos doctrinales por los que más se conoce al sabio germano es el haber dado una explicación acerca de que el nombre de Jesús en hebreo, YHSVH, es el que hace pronunciable el Nombre inefable de Dios. Ya podemos suponer que la interpretación literal y exotérica de esta cuestión motivó críticas tanto de cristianos como de judíos, que con sus miles de prejuicios y orejeras la encontraron inaceptable y hasta escandalosa. Sin embargo, ella admitía y admite una lectura interna y esotérica, la que se refiere a la posibilidad de acceder al estado de conciencia de unidad simbolizado por el nombre de Jesús, y compartido unánimemente por todos aquellos que se identifican con él:

Nosotros conjeturamos que el Nombre inefable será pronunciado por las cuatro letras santas, de las que el Inefable está escrito, como por notas simbólicas, y por la consonante Shin. Es en efecto corriente en la Cábala que esta nota Shin se explique por notarika: Shem, YHVH, Niqra, es decir, Nombre, Tetragramma, y nombrado, pues no hay otras letras para designar la sola misericordia en términos simples si no son estas cinco: YHVH y la consonante Shin, es decir, S.276

Pocos comprendieron las sutiles enseñanzas de Reuchlin, su intención de poner al descubierto la unidad de las distintas ramas tradicionales y su origen común, tan nítidamente expuesta en su libro, y que se vino a sumar a las de otros compañeros de camino que ya hemos conocido. Oscuros planes se tramaron contra él, muy propios de la acción contratradicional que en esos siglos ya daba signos evidentes de extenderse: la escisión entre el poder temporal y el espiritual, la creciente negación de lo esotérico y metafísico, la primacía de lo exotérico, la proliferación de opiniones y dogmas que desencadenaron divisiones de confesiones y odio entre religiones, la solidificación y materialización intelectual, etc.

En esta tesitura es pues comprensible que nuestro autor, alma permeable a las enseñanzas esotéricas, no se librara de ataques y reproches, y que sobre él también cayera el peso de la ignorancia y del odio, pasando incluso por un juicio inquisitorial. El mismo relata los ataques a los que se vio sometido por parte de un judío converso, Pfefferkorn, que tenía la intención de acabar con la literatura sapiencial hebrea, para lo cual le pidió a nuestro erudito277 la redacción de un informe en el que expresara su opinión sobre el tema. Reuchlin siempre se opondrá a esta acción y escribirá un pequeño tratado, el Augenspiegel o Espejo de los ojos (1511), en el que defiende el legado hebreo y sus libros sagrados, tanto el Talmud como los textos cabalísticos e incluso su literatura en general.278 Dice en su tercer libro del De Arte:

Este sabio, por haberse opuesto a la destrucción de libros por el fuego, sufre después de cinco años, y a pesar de su inocencia, crueles persecuciones que soporta con coraje y sin dejarse abatir. Estas proposiciones colgadas en las puertas de la Sapienza, y en los porches de las iglesias de Roma, fueron inmediatamente lanzadas en el lodo, la porquería y el fango, y pisoteadas no sin buenas razones. Una tal falta se había realizado de una parte contra la voluntad del soberano Pontífice, y sin el conocimiento de los muy reverendos jueces ante los cuales el proceso de Reuchlin, después de la apelación de Astaroth, está en suspenso en la Curia desde hace tres años. Por otra parte, había parecido evidente a todos que esta composición estaba llena de mentiras particularmente evidentes. En primer lugar, efectivamente, Astaroth279 había prometido que las conclusiones serían discutidas en presencia del Papa. Pero el Papa lo había rechazado, y había prohibido formalmente este procedimiento. En el curso de varias sesiones públicas tenidas el verano pasado en Roma, el caso Reuchlin fue plenamente examinado y discutido ante los hombres más sabios del mundo, ante los prelados de la Iglesia católica, los arzobispos, los obispos, los generales de órdenes religiosas, sus procuradores, los penitenciarios, los doctores, y un gran número de teólogos y juristas escogidos entre los más hábiles. Decidieron que Capnion debía ser absuelto. Seguidamente, Astaroth trató vergonzosamente al Espejo de los ojos de obra escandalosa y salpicada de errores, cuando esta obra había sido autorizada definitivamente por sentencia apostólica. Además, escribió que este libro había sido condenado a la hoguera hace poco por cinco universidades. Todo ello verdaderos cuentos y mentiras transparentes y evidentes, pues no hay y no habrá en todo el mundo una universidad que condene El espejo de los ojos. Sólo algunos aislados, cabezas locas con cerebro atacado por vértigos, sorprendidos por un error retrógrado, reunidos en conventículos de conspiradores, contra el derecho y la justicia formal, se manifestaron contra El espejo de los ojos y maquinaron, como decimos, sus sentimientos. (pág. 203-204 y 210).

Pero finalmente, tras presiones de todo tipo sobre su persona y sobre el mismo papado y después un gran revuelo en el ámbito político y religioso, León X acabará imponiendo silencio eterno a Reuchlin, que aún tendrá la valentía de dedicarle el De Arte Cabalistica a pesar de que el Augenspiegel fue incluido en la lista de los libros heréticos.

El tema de la acción contratradicional sigue plenamente vigente en la actualidad y su tono ha ido in crescendo, adoptando formas si cabe más extremas, como es el uso descarado de aspectos de la doctrina esotérica con fines invertidos, lo que vemos igualmente reflejado en el fundamentalismo y sus viles tácticas de terror. Pero los detractores son bien fáciles de identificar, tanto ayer como hoy, ya que es la misma energía densa e inversa que se va encarnando en seres individuales o comunidades, multiplicándose como la cabeza de la hidra, con la única intención de destruir lo espiritual, emulándolo. Aunque en realidad lo dual nunca podrá equipararse a lo que no tiene par y está por encima de toda distinción.

Es por esto que muchos iniciados se revisten desde hace siglos de un espíritu guerrero, vigilante, y advierten constantemente acerca del peligro de manejar e identificarse con esas fuerzas de naturaleza psíquica tan disolutiva y grosera, o sea, que rechazan su manipulación con fines particulares y se alejan siempre de la magia menor e invertida.

El adepto invoca a cada instante las energías espirituales más altas, a la gran milicia celeste dirigida por Miguel que bajo las órdenes de Metatron libra la gran batalla cósmica gracias a la cual este mundo aún respira; el verdadero mago clama a los dioses, se entrega a ellos, les sirve de alimento al tiempo que él también se nutre de sus energías, y en este proceso de transmutación devienen un solo ente, un ser indisoluble pero jerarquizado. Reuchlin, nadando entre esas aguas turbulentas que todo lo querían confundir, esquivó siempre el ser tildado de mago, pero sus labores teúrgicas purificadoras y liberadoras afloran por doquier en su vida y obra:

Para sernos útiles, los ángeles clementes han encontrado con frecuencia figuras, caracteres, formas y palabras. Nos han propuesto, a nosotros los mortales, estas palabras desconocidas, admirables, que no significan nada según el uso ordinario de la lengua, pero que nos inducen, provocando el asombro de nuestra razón, a buscar asiduamente los inteligibles, después a venerarlos y a amarlos. Tienen un sentido, en efecto, no según el buen placer y la institución de los hombres, sino según el buen placer de Dios. Es la doctrina que vuestro contemporáneo y perteneciente a vuestra religión, el muy sabio Conde de la Mirandola, os ha transmitido después de haberla obtenido de nosotros. El escribió en sus 900 Conclusiones: Las palabras (voces) sin significado son de más poder en magia que las que lo tienen. No importa cuál palabra tenga en efecto virtud en magia en tanto que esté formada por la voz de Dios, pues aquello en que la naturaleza ejerce una fuerza mágica en primer lugar es la voz de Dios. Así habló Pico.280

Y de nuevo la transmisión a través de la simbólica numérica:

Dado que el ángel es la alteridad, como Dios es la identidad, y que la primera alteridad es el binario, conjeturamos justamente que de la multiplicación del binario nace el número de los ángeles. La multiplicación cúbica del binario se hace así, 2 veces 2 al cuadrado, el producto es 8, primer cubo. Si distribuís los 8 ángeles en 9 coros, tendréis 72, tanto como 8 multiplicado por 9. Volved entonces, si queréis, por los coros al cubo, y por el cubo a vuestra Tetraktys, que nosotros llamamos Tetragramma, y los romanos la Cuaternidad, y de ésta al binario, que significa la naturaleza angélica, y de la misma manera a la unidad Dios muy bueno y muy grande, y constataréis a ciencia cierta, si aplicamos a los ángeles nuestro ardor, que por los mismos ángeles nos unimos al Tetragramma inefable, donde resplandeció primeramente la muy noble naturaleza de estos ángeles. Ya que si a partir de estas 4 letras YHVH colocáis 4 veces Yod, y descendiendo, 3 veces He, 2 veces Vau y una vez He, obtendréis la suma de 72,281 que desarrolla el nombre de Dios inenarrable e incomprehensible. Todos los santos nombres, cuyo número es inmenso, se reducen a él, cada uno de ellos sin embargo es apelativo, pero sólo aquél es propio y apropiado a Dios, es por lo que es denominado Meyuhad. Se dice que estos 72 nombres son un solo nombre simbólico, porque todos ellos tienen por fin designar al Dios solo, muy bueno y muy grande, aunque por medio de especies numerosas y variadas de ángeles, tal como designamos a un príncipe a través de sus cortesanos, o a un general por su ejército. Los maestros de la Cábala veneran y honran en extremo a estos nombres. Es con ellos que los hombres devotos operan milagros más admirables de lo que está permitido decir.282

Pues anteriormente ya había explicado:

En efecto, como toda letra hebraica tiene su valor numérico particular, de Iod, He, Vau, He se produce 72 de esta manera: Iod vale 10, He 5, Vau 6, He de nuevo 5. Por el arte de la aritmética el todo se reduce así: Iod=10, Iod He=15, YVH=21, YHVH=26. Reuniendo cada uno de los números 10, 15, 21, 26, tenemos 72. Realizando estas operaciones en vosotros, comprenderéis claramente que para invocar los espíritus es precisa una voz espiritual y no un grito como el de los sacerdotes de Baal.283

Reuchlin estuvo en contacto e influyó directamente sobre otros personajes que se interesaron por este redescubrimiento de las fuentes cabalísticas; aunque como ya iremos percibiendo (no sólo aquí en Alemania, sino en toda Europa) no todos consiguieron penetrar las enseñanzas más profundas de la lengua santa, ni de la doctrina esotérica de la Cábala. Muchos se quedaron en el revestimiento formal; otros, desde los enclaves existenciales más dispares y llegando por distintas vías (la medicina, la alquimia, la astronomía, la música, la aritmética…) fueron capaces de inteligir la unidad esencial de todos esos saberes con los revelados por la Cábala, por lo que su labor no consistió en un sincretismo, sino en una auténtica síntesis de las doctrinas nutricias de Occidente.

Antes de seguir con la escala que dibujan los protagonistas de la obra en estas tierras germánicas, esto es, Agrippa, Paracelso, Kircher y Böhme, queremos mencionar a Conrad Pellican, que junto con Munster, Widmanstetter284 y otros, son esos personajes secundarios de la función sin los cuales ésta no estaría completa, o sea, que no son un simple relleno, sino las hebras imprescindibles para iluminar con todo brillo el tapiz de la representación, y que muy a pesar nuestro no podrán ser objeto de un estudio profundo en este libro cuya intención es mostrar un panorama lo más amplio posible de la difusión y encarnación de todas estas ideas. Como apunta Secret:

Es necesario hacer constar que tanto Pellican como Egidio de Viterbo, Widmanstetter y, más tarde, Massius, fueron los mejores hebraístas de su tiempo, y los que recogieron el mayor número de textos, desapareciendo sin dejar monumentos dignos de sus trabajos, y su época no será comprendida en profundidad hasta que se hayan estudiado los manuscritos que dejaron.285

Kalendarium Hebraicum 1. 
Basilea, 1527.
Kalendarium Hebraicum 2. 
Basilea, 1527.
Munster, Kalendarium Hebraicum.
Basilea, 1527.
Sphaera Mundi. Basilea, 1546

Abraham bar Hiyya, Sphaera Mundi. Basilea, 1546.

Conrad Pellican (1478-1556) fue un bibliófilo e incansable buscador de obras sapienciales hebreas, muchas de ellas cabalísticas; tras pertenecer durante unos años a la orden franciscana acabó dejándola para seguir sus innumerables viajes motivados por su gran pasión. Aprendió hebreo y fue profesor de esta lengua en Zurich, donde sucedería al hebraísta Jacques Ceporin, en 1526. Conoció a Reuchlin, Lefèvre D'Etaples, Postel y Teseo Ambroggio, entre otros sabios del momento. Estuvo también de visita en la biblioteca de Trithemio, y durante años se dedicó a recopilar, copiar y traducir numerosos textos, entre los cuales el Fascículo de la mirra, el Comentario de Abraham ibn Ezra sobre el Pentateuco, el Comentario del Bereshit Rabba, el Comentario de Bahia ben Asher sobre el Génesis, etc., aunque como acabamos de ver no hay nada publicado de su propio puño y todo permanece en manuscritos. Aquí se abre, pues, un filón de oro para rescatar el pensamiento de un conjunto de seres que participaron de esa onda regeneradora y fecunda, que la ignorancia y el olvido ha ido arrinconando, pero que aún puede ser redescubierto.

NOTAS
*
269 Ibid., pág. 163-165. En verdad la letra (letra yod) se asemeja visiblemente asimismo a una especie de coma y es diez su valor numeral.
270 Ibid., pág. 179-180. No podemos dejar de señalar que actualmente la Masonería es la heredera y depositaria de estas enseñanzas, y que la piedra cúbica en punta es uno de sus símbolos fundamentales.
271 Ibid., pág. 246.
272 Siguiendo a algunos cabalistas, cada letra hebrea guarda correspondencia con los siguientes signos: alef con el hombre, mem con la mujer, shin la flecha, beth la boca, guimel la mano que coge, daleth el seno, kaf la mano que aprieta, fe la boca y la lengua, resh la cabeza del hombre, taw el tórax, he el aliento, vau el ojo y la oreja, zayin el camello, heth un campo, teth un techado, iod el índice, lamed el brazo abierto, nun un fruto, samekh una serpiente, ayin una soga, tsade un techado, qof el hacha, lo cual, combinado con el lugar que ocupa cada letra en el alfabeto y con su correspondiente valor numérico, abre un campo extraordinario de interrelaciones simbólicas.
273 Ibid., pág. 216-218.
274 Ibid., pág. 226-227.
275 Ibid., pág. 230-231.
276 Ibid., pág. 92. Lo que es análogo a estas palabras del Evangelio: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto". Juan, 14, 6-7.
277 También se ordenaron informes a cuatro universidades de Alemania, así como al inquisidor Hoogstraeten y al judío converso Víctor von Karben. La mayoría abogaron por acabar con los libros hebreos, o bien no se definieron con claridad.
278 Otras obras del sabio alemán sobre la lengua hebrea son: De rudimentis hebraicis, De accentibus et orthographia linguae Hebraicae; como escritor también es autor de dos comedias: Sergius vel caput capitis y Scaenica progymnasmata, así como de los opúsculos In septem psalmos poenitentiales interpretatio, Liber congestorum de arte predicando, y Defensio.
279 Pseudónimo con el que se refiere a su acusador; decir también que Reuchlin adoptó para sí el nombre latino de Capnion.
280 Ibid., pág. 234-235.
281 4 veces iod de valor numérico 10 es 40, 3 veces he que vale 5 es 15, 2 vav = 6 son 12 y 1 vez he = 5 es 5, si sumamos 40 + 15 + 12 + 5 = 72.
282 Ibid., pág. 239-240.
283 Ibid., pág. 232.
284 Ver nota 188.
285 La Kabbala cristiana del Renacimiento, op. cit., pág. 168.