PRESENCIA VIVA DE
LA CABALA FEDERICO GONZALEZ - MIREIA VALLS |
LA CABALA DE PROVENZA Y GERONA (2) |
Siguiendo con esta meditación sobre el verdadero
saber (pues tal como advierte Isaac al final de la anterior cita no hay que
confundirlo con el conocer racional y limitado), el cabalista se formula
constantes interrogaciones y busca las respuestas en el fondo de su
corazón; y a través de ese cuestionario vital va trazando un
itinerario por las comarcas del Pensamiento e hilando un discurso que no
pretende la perfección de la forma, ni abarcar las indefinidas
posibilidades de todo lo que podría ser dicho, sino provocar incisiones
en los velos que ocultan la Realidad para que ésta aflore, y poder
realizar simultáneamente el proceso de reunir todo lo que es en la
virtualidad del Principio. Ante todo, este redactado del comentario al Sefer
Yetsirah es para Isaac el Ciego un rito, es decir, un hacer sagrado en el
que aúna el diseño revelado de la estructura orgánica del
Cosmos (que cristaliza en las diez sefiroth y los treinta y dos senderos)
con el mapa de ruta que uno debe seguir para su recreación permanente, lo
cual convierte al ser humano en un mago o teúrgo, en el cabal sentido de
la palabra. Poco a poco, esta glosa inspirada, devana una madeja cuyo hilo
luminoso es guía en la senda iniciática:
Por lo que podríamos decir que dicho Comentario es
una alabanza permanente a la no dualidad entre el Ser y el No Ser, como se
percibe en este fragmento:
Y aun en este otro:
En cuanto a En sof, sin-fin o Infinito
–término que aparece por primera vez en los escritos de este sabio
medieval–, no es algo que intente definir con dicha palabra, pues no es
nada de lo que pueda decirse "es esto o lo otro; todo, poco, mucho o casi nada",
sino que ante la imposibilidad de referirse y abarcar lo que tal realidad
metafísica significa, esa designación es sólo una
insinuación para que el ser humano pueda tomar conciencia (no en tanto
que individualidad, sino en tanto que en su interior se alberga el germen de lo
totalmente ilimitado, supranatural y supraesencial) de aquel estado
incondicionado, incognoscible y libre de cualquier determinación, que es
el fin del recorrido iniciático. Fusionado en este Océano sin fin,
suspendido eternamente en lo verdadero, ya nada cabría pensar, ni decir,
ni hacer, ni promover; pero sin embargo, es una constante en los seres humanos
que han alcanzado tales estados espirituales repetir el gesto gratuito del
Escriba o del Autor (que son los términos con los que Isaac se refiere al
Principio del Cosmos) y contribuir así a la regeneración de las
posibilidades de Ser. Pero, ¿cómo sumarse a este rito sagrado? Para
Isaac el Ciego, el lenguaje, emanado del Verbo o Fiat Lux, es el
símbolo cosmogónico por excelencia:
Y el ser humano, universo en pequeño, es el encargado
de actualizar la vida del Ser Universal por intermedio de ese código
simbólico, puesto que:
Este parush fue un eslabón clave en la cadena
de transmisión de la incipiente Cábala. Los modelos y apoyos
simbólicos que vislumbró y sugirió –podríamos
decir que aún inacabados, muy tiernos y abiertos a la maduración
que se operará con las aportaciones de sus herederos
espirituales–72 imprimieron una profunda huella en el desarrollo posterior de la historia del
esoterismo judío, tal y como iremos viendo de aquí en
adelante.
Sobre esta gestación intelectual en tierras
provenzales aún nos cabría añadir que otros círculos
de iniciados, en particular el conocido con el nombre de Iyyún (Contemplación),73 –del cual no trascendió, por una total intencionalidad,
ningún nombre propio de sus integrantes– y aun los de otros que
sólo dejaron rastros pseudo-epigráficos, también
participaron de ese proceso constructor, más secreto todavía, dado
el peligro que veían en la difusión de enseñanzas tan
interiores y de difícil comprensión por los profanos. La
transmisión de lo medular siempre ha requerido de una sutil alquimia, de
un equilibrio paradójicamente inestable entre dar-recibir-devolver, pero
al mismo tiempo ininterrumpido, para garantizar así la transmisión
a quien es merecedor de ello, esto es, a quien lo busca con un corazón
puro. De uno de estos escritos pseudo-epigráficos quisiéramos
ofrecer este fragmento, para que el lector se adentre y reconozca las
simbólicas que conjuga y armoniza en un solo canto:
Todas estas producciones de Provenza –el sagrado Bahir, las especulaciones de Isaac el Ciego y su familia y las del
círculo Iyyún– no quedaron encerradas en esa
región, sino que su influencia se expandió al otro lado de los
Pirineos, de tal manera que a lo largo del siglo XIII emergió en la
ciudad de Gerona (urbe con una comunidad judía numerosa y de gran peso
socio-cultural y político) un núcleo de cabalistas encabezados por
Ezra, Azriel y Nahmánides (conocido también con el nombre de
Bonastruc Saporta) que digirieron la savia nutricia recibida del norte y la
devolvieron multiplicada. Mopsik, en su tratado Cabale et cabalistes, refiere que ese flujo intelectual esotérico se propagó hasta
la pequeña ciudad catalana de este modo:
La unión entre ambos centros fue muy estrecha, no
sólo porque la doctrina se transmitió de forma horizontal a
través de la enseñanza oral y de los escritos y cartas que
circularon entre ellos, sino porque muchos de sus integrantes recibieron una
influencia espiritual vertical vehiculada por Elías –que en el
esoterismo judío es una entidad intermediaria análoga al
mítico Hermes Trismegisto alejandrino, al Hermes griego o al Mercurio
romano, deidad universal que con diferentes nombres está presente en
todas las culturas y pueblos y que cumple idénticas funciones
instructoras e iniciadoras– y que los religó por lo más
alto. El siguiente fragmento del manuscrito de Ménahem de Recanati
recogido por G. Sed-Rajna refleja esta realidad supranatural tan propia de la
transmisión esotérica y al mismo tiempo tan incomprendida e
incluso negada por la mentalidad racionalista y profana:
En la edición del Sefer Yetsirah traducida y
anotada por Miriam Eisenfeld se dice a propósito de estos
sabios:
Su función se centró fundamentalmente en la
maduración y ampliación de matices de las crípticas y
secretas enseñanzas que habían recibido de los maestros de
Provenza, como aquél que acoge el preciado tesoro oculto y lo va
desenvolviendo poco a poco, para que su luz y brillo interior vaya
desvelándose gradualmente y su belleza pueda ser contemplada por otros
agraciados, en los cuales se generarán nuevas sugerencias y posibilidades
de inteligir las facetas de esa joya inagotable, pues ésta es el
símbolo de los indefinidos reflejos manifestados de lo totalmente
Ilimitado.
Como ya hemos apuntado, Azriel y Ezra ben Selomoh (su
cuñado o suegro, pues según las fuentes es uno u otro el
parentesco que los une) fueron discípulos de Isaac el Ciego y dos de los
grandes representantes de la Cábala de Gerona, siendo principalmente el
primero el impulsor de una tendencia aperturista, en el sentido de querer
difundir la doctrina interior más allá del ámbito de
iniciados judíos. Jacob ben Sheshet también se adhirió a
esta corriente y se mostró muy interesado en conjugar la esencia de la
doctrina hebrea con la de otras formas
tradicionales79.
A estos tres habría que añadir
Nahmánides80,
un talmudista de prestigio que fue el patriarca de la ciudad, el cual, sin
embargo, prefirió dar su enseñanza exotérica por escrito,
reservando la esotérica, la cabalística –a la que se refiere
parcialmente en sus textos– a la instrucción oral.
Nahmánides también contribuyó al desarrollo de la
Cábala en Barcelona, junto con sus discípulos Salomón ben
Adret, Isaac Todros y David ha-Koen, los que siguiendo la línea de su
maestro legaron las enseñanzas esotéricas a un grupo
pequeño de adeptos, y dejaron muy pocos testimonios
escritos.81 Por otra parte, en la Ciudad Condal fue igualmente muy importante la
función de Abulafia, quien según menciona Moshe Idel en su
artículo "La Cábala en
Barcelona"82 vivió durante algunos de sus años de estudio en dicha ciudad
–donde tuvo oportunidad de seguir las enseñanzas de Barukh Togarmi
y de conocer varios comentarios al Sefer Yetsirah– siendo el
propulsor de la Cábala llamada extática o lingüística,
muy criticada por los autores antes citados.
Estas tendencias que empiezan a perfilarse en el seno de la
Cábala, lejos de significar caminos divergentes como así lo
aseveran muchos historiadores y eruditos contemporáneos, responden a la
exploración emprendida por los diversos sabios o iniciados, los cuales
investigaron y penetraron distintas vías de aprehensión de los
misterios de su tradición, experimentadas a veces de manera aparentemente
contradictoria, con tensiones, atracciones, rechazos o conjunciones propias del
proceso vital y orgánico por el que el Ser Universal y único se
regenera permanentemente y expresa sus indefinidas modalidades de
manifestación, aunque en el fondo todo emane y retorne a un mismo punto.
Sin la comprensión de esta unidad esencial en el seno de la
Cábala, todo sería visto como división y
fragmentación, pero desde la unidad en el Principio, ello no es sino la
expresión de una riqueza sin fin. Por lo que todos estos sabios, vistos
no como individualidades sino como integrantes de una entidad universal, fueron
juntamente con los de Castilla los antecesores de la Cábala, propiamente
dicha, que se coronará con la publicación del Zohar. |
NOTAS 70 Citado por
G. Scholem en Los
Orígenes... |
Home Page |