Presentación del volumen "Antología", de Federico González
a cargo del autor, y de Raúl Herrero y Francisco Ariza
(En http://elarka.es)
"... Entonces el proceso para mí, ya que estamos en tren de decir cosas, ha sido así en general: las cosas me han escrito a mí,
mucho más que yo a las cosas, eso sin duda."
Federico González
El jueves 19 de junio de 2008 se presentó en la librería Allibri de Barcelona, la Antología de Federico González, libro publicado por Libros del Innombrable con ocasión del 10º aniversario de la editorial.
La presentación fue realizada por Raúl Herrero, como editor, Francisco Ariza como presentador, y además tuvimos la suerte de contar con la presencia del autor, Federico González, quien al finalizar su intervención leyó dos textos poéticos incluidos en el libro, "Mayeútica" y el texto inédito "Nombrando lo Innombrable", que como él mismo definió constitiyen el alfa y el omega de la Antología.
La voz clara, sencilla, sonora y transparente del autor revelaba a los asistentes, a través de su intermedio, la voz de la Tradición. Tenemos la alegría de poder compartir este documento con nuestros lectores. Para acceder a él pueden seguir el siguiente vínculo que abre un archivo mp3.
Tratamos a continuación de hacer una síntesis de las palabras del editor y del presentador, y seguidamente se transcribe íntegramente la intervención del autor, incluidos los dos textos antes mencionados.
Comienza Raúl Herrero, quien como editor, agradece en primer lugar su presencia al autor, Federico González; igualmente agradece a Francisco Ariza, autor también de la editorial, así como a Mª Victoria Espín, encargada de la selección y prólogo del libro, como a la librería Allibri por prestar su espacio para el evento. La edición de la Antología se enmarca dentro de la celebración del 10º aniversario de la editorial.
Francisco Ariza, es quien toma la palabra a continuación:
Mi intervención va a consistir fundamentalmente en hacer primero una introducción a la obra de Federico, y a su pensamiento que está expresado en su obra, y posteriormente me gustaría decir algo de cada uno de sus libros, del conjunto de su obra. La cual podríamos dividir en dos grandes bloques: los libros que están dedicados a exponer la doctrina, la vía simbólica, y la cosmogonía perenne; y un segundo bloque que estaría dedicado a exponer sintéticamente cómo esas ideas, cómo esa doctrina metafísica, cómo esa cosmogonía perenne se han expresado en la historia, que es lo que le da (a ésta) sentido y significado.
El presentador señala a continuación que el libro que se presenta, a pesar de ser una antología de la obra de Federico González, es un libro nuevo ya que bajo otra disposición los textos incluidos promueven una nueva perspectiva de la obra del autor.
Obra, que en sí misma es tan incommesurable como los temas que trata, todos ellos referidos a la Ciencia Sagrada. En esta Antología se hace todavía más patente que la obra de Federico tiene una estructura circular, es decir, donde cada libro es un radio emanado de un centro, de un centro único, y donde un tema te lleva a otro, y así sucesivamente, entrelazándose y relacionándose unos con otros a través de múltiples analogías y correspondencias (...) es un organismo vivo, cuyas partes están en relación armónica entre sí, y simultáneamente con el todo, con su unidad, tal como si habláramos del Cosmos.
(...) Ese centro, o unidad, o eje conductor, al que nos referimos no es otro que la doctrina metafísica, la que para hacerse inteligible, ha tomado como soporte a la cosmogonía, y a los distintos códigos simbólicos que la expresan. De entre esos códigos, así como de la ideas y principios universales, que le sirven de soporte, Federico ha hecho especial hincapié en los de la tradición hermética, que tiene vínculos muy estrechos con el pitagorismo, el neoplatonismo y la cábala judeocristiana, todas las cuales conforman la tradición occidental. En esta tradición reconocemos nuestros orígenes culturales, y es ese reconocimiento lo primero que aprendemos cuando abordamos la obra de Federico, que digámoslo sin más preámbulos, es hoy en día la que ha revivificado esa tradición dentro del ámbito de los países de habla hispana, y diríamos aun más, nos ha dado también a conocer la tradición precolombina aun viva en distintos lugares del Nuevo Mundo, a través de ese libro extraordinario que es El Simbolismo Precolombino. Pero si vamos todavía más al fondo veremos que la obra de Federico establece por su intermedio un vínculo, no tan sólo con una determinada forma tradicional, ya sea la hermética o la precolombina, o cualquier otra, sino con el modelo original del que derivan todas ellas, la Tradición Primordial, también llamada Filosofía Perenne o Tradición Unánime; es decir, que nos encontramos ante una obra que se nutre directamente de las ideas y principios universales, y que además estas ideas y principios están expresadas a través de un discurso donde su didáctica se conjuga con el necesario rigor intelectual. Y el resultado de ello adquiere el nombre de Belleza, que a decir de Platón es el esplendor de lo verdadero.
Pocas obras como la de Federico expresan actualmente, y no tan sólo en el ámbito de los pueblos de habla hispana, el pensamiento tradicional con tanta coherencia y rigor intelectual, una coherencia y un rigor que se hacen además necesarios para que esas mismas ideas puedan ser transmitidas sin desviación alguna, cosa que hoy en día es bastante común entre la mayoría del personal que supuestamente se dedica a estas labores. La importancia de la obra de Federico es reconocida por muchísimas personas que la han visto efectivamente como una actualización o adaptación de estas ideas universales a la mentalidad de los hombres y mujeres de nuestro tiempo y dirigida especialmente, como decimos, a un determinado marco geográfico, aunque hoy en día, y en un mundo tan globalizado, esas fronteras se han diluido bastante y la obra de Federico, que está en internet y traduciéndose a varios idiomas, puede ser leída en cualquier punto del planeta. (...)
Francisco Ariza lee como testimonio un fragmento del libro René Guenon. Los beneficios de una lectura del historiador del esoterismo Jean Pierre Laurant, donde se señala al autor como "una de las llaves maestras del espíritu tradicional" –continúa el presentador–, añadiendo que este pensamiento comenzó a despuntar nuevamente en Occidente a principios del siglo pasado gracias a la obra de René Guenon.
La labor que está llevando a cabo Federico y la difusión de su obra es algo tan insólito y sorprendente, en un medio tan extremadamente hostil a estas ideas como es el mundo moderno, que no tenemos más remedio que concluir que ella es un presente que la providencia ha querido hacernos a los hijos de este fin de ciclo para no caer definitivamente en el olvido de lo que en cada uno de nosotros constituye lo más esencial, la identidad y la unión con el Sí mismo, con el Ser, con nuestro verdadero ser, pues al fin y al cabo el mensaje de la enseñanza tradicional, concentrado en la obra de Federico consiste en llevarnos al centro de nuestro ser, y a acceder a través de él a nuestra naturaleza increada, a la docta ignorancia de la que hablaba ese gran maestro hermético y metafísico que fue Nicolás de Cusa (...).
La mención de Nicolás de Cusa le sirve a Francisco Ariza para referirse a la importancia del Renacimiento, época en la que se produce una síntesis de la tradición medieval y clásica, cuya herencia intelectual es la base de nuestra cultura. Son varios los libros en los que Federico (Hermetismo y Masonería, La Cábala del Renacimiento, Las Utopías Renacentistas) nos ha ofrecido esta visión enriquecedora, que constituye parte de nuestra identidad.
Como decía la obra de Federico, en concordancia con todos los que han integrado la cadena aúrea a lo largo del tiempo, esa cadena inmemorial que ilumina la historia, también es eso, un antídoto contra la desmemoria y el olvido de lo que es nuestra verdadera identidad, o sea, que el conjunto de toda ella constituye una anamnesis, un recuerdo de Sí, como decía Platón al referirse a la función primera de la filosofía, que no es otra que la de contribuir a que el hombre, a que los hombres, no perdamos nuestra filiación con la Sabiduría, o sea el amor hacia la diosa Sofia, puesto que esa filiación y ese querer a lo más sagrado es lo que nos llevará a conocer no sólo nuestra individualidad sino también y sobre todo lo que esta más allá de ella, aquello que en cada ser humano existe de realmente universal (...). Estamos indudablemente ante la presencia de una obra cuya labor esta encaminada a despertar todas esas posibilidades superiores que están dormidas en nuestro interior, y es en este sentido que decimos que la obra de Federico es providencial para todos los que la hemos aceptado en nuestro interior y la hemos tomado como su permanente guía intelectual y un faro de luz en el camino de nuestra vida.
Continúa diciendo Francisco Ariza que es así, ya que la lectura de la obra de Federico promueve a través de "la constante evocación de la tradición primigenia y los diversos vehículos simbólicos que la ejemplifican" una cristalización, una certeza que se traduce en nuestro interior como el nacimiento a una realidad muy concreta pese a su intangibilidad. El proceso interno del conocimiento, que nos permite participar de una nueva concepción del mundo y de nosotros mismos.
(...) En este sentido Federico ha dicho en numerosas veces (...) que la revelación es coetánea con el tiempo (...), o sea que siempre es posible encarnar el ser, que en cualquier circunstancia histórica o personal siempre existe una coyuntura favorable para ello, una escisión en el tiempo reiterativo y cíclico que permite, como Federico también ha dicho en cierta ocasión, que el jardín del alma florezca, y el conocimiento se haga en nosotros. Esta obra es aquí y ahora (...) siendo el símbolo y su comprensión lo que promueve su actualización (...)
Más adelante el presentador dirá: "basta con un gesto de nuestra voluntad para ingresar y participar también de ese discurso".
En este sentido la anamnesis platónica es también el recuerdo del tiempo mítico, o sea la recuperación de una memoria que permanecía oculta en el fondo de nuestra conciencia y que el contacto salutífero con el lenguaje simbólico hace brotar, y entonces la propia vivencia del tiempo adquiere otra dimensión, donde en vez de ser un obstáculo que nos oprime se convierte en un instrumento que nos libera de sus condicionamientos, como dice Federico en el capítulo: "Ciclos y ritmos", un capítulo que forma parte de El Simbolismo de la Rueda (...).
En verdad, todo el trabajo para librarse de lo que en términos budistas es el samsara –o dar vueltas a la rueda de las existencias–, es decir, trascender el espacio cósmico y el tiempo cíclico, se realiza por medio del tiempo, o mejor, con el tiempo y en el espacio. O sea, con los elementos vivos de la creación física, que posibilitan este pasaje, o transmutación (...).
(...) El símbolo, como el mito que es el recuerdo del Sí mismo, y el rito que es el símbolo en acción, encarnado, es el vehículo de las Ideas eternas, y por lo tanto en él está la llave, o clave, que nos conduce a la gnosis, al Conocimiento (...), es decir, que esas Ideas cuando se encarnan, verdaderamente, nos paren a la realidad, que no es otra, como decía Marsilio Ficino: que esa altísima ciudadela de la bienaventuranza celeste. Esta frase justamente la recoge Federico en el primer capítulo de Las Utopías Renacentistas.
Conocer es Ser, nos ha dicho también muchas veces Federico, y si hay algo que él recalca constantemente en su obra, es precisamente la importancia que tiene la función vehicular e intermediaria del símbolo, o mejor aún, su función mágico-teúrgica fecundante y trasmutatoria, pues sabe por experiencia propia que sin él, sin la comprensión de lo que significa la idea-fuerza contenida en el símbolo, la recepción de ese conocimiento es prácticamente imposible. Señala a este respecto Federico en el capítulo primero del libro El Simbolismo de la Rueda, títulado "De los símbolos y la simbólica", (...) fundamental para reconocer lo que es el símbolo, (...) sustentada como todos sabemos en las leyes de la analogía; pero ¿qué son esas leyes de la analogía? y ¿qué es en realidad el símbolo?, ¿qué significa el símbolo?. Dice Federico en ese capítulo: "Gracias al símbolo nos revelamos a nosotros mismos, pues merced a éste se forma la inteligencia, se crea nuestro discernimiento y se ordena la conducta. Pudiera decirse que él es la cristalización de una forma mental, de una idea arquetípica, de una imagen. Y al mismo tiempo su límite; lo que posibilita el retorno a lo ilimitado a través del cuerpo simbólico, que permite así las correspondientes transposiciones analógicas entre un plano de realidad y otro, facultando el conocimiento del Ser universal en los distintos campos o mundos de su manifestación. Ya que expresa lo desconocido por su apariencia sensible y conocida."
Por eso mismo, la obra entera de Federico está articulada en torno al símbolo y a la realidad que este constantemente sugiere, y esa transmisión de la ideas y principios universales constituye, propiamente hablando, la tradición, la que necesita, desde luego, de un alma receptiva que la acoja en su seno; o sea, que es tan importante la transmisión como la recepción de la misma. Recordemos que la palabra Cábala quiere decir justamente, tradición y recepción al mismo tiempo. No hay copa sin liquido que la colme. Precisamente en uno de sus libros más emblemáticos, por decirlo así, puesto que en él está presente, mejor que en ningún otro, el método de enseñanza que Federico ha creado en su escuela –nos referimos a Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha–, él describe con una claridad meridiana, con su claridad habitual, en unos trazos, lo que significa realmente la filosofía perenne. Dice Federico que constituye la filosofía perenne "una serie ordenada de conocimientos interrelacionados, una doctrina (jamás un dogma), capaz de explicar a los hombres su propia naturaleza y la del mundo en que viven. Desde luego que esta "panacea" universal que diese respuesta a todas las preguntas, calmase las angustias del mundo moderno y suprimiera el sufrimiento provocado por la ignorancia, no podría ser una creación individual (ni mucho menos "colectiva") sino que es la expresión de una revelación espiritual directa, lograda por distintas personas en diversos lugares, que reviste distintas formas y que, por sobre todo, se halla presente en la entraña misma del ser humano y del cosmos que éste habita. Por lo tanto, la revelación de estos conocimientos arquetípicos no es sólo horizontal e histórica, sino fundamentalmente vertical y eterna, como son las "ideas", principios que conforman el mundo y que se manifiestan mediante leyes universales que han sido conocidas de modo unánime por las distintas tradiciones que han conformado la Historia de la humanidad a lo largo y lo ancho de su geografía. Esta simple observación –continúa diciendo Federico– que cualquier lector armado de buena voluntad puede constatar personalmente, supone la idea de un modelo universal, de un juego de estructuras inmutables, visibles e invisibles, sin las cuales el mundo y el hombre no serían. De allí la importancia de conocer la cosmogonía, como expresión simbólica de la Inteligencia Universal, energía subyacente a cualquier manifestación, tal y como sucede con el pensamiento que antecede a la palabra. En efecto, este juego de estructuras esenciales se expresa simbólicamente, y es por medio de esas simbólicas y sus analogías y equivalencias que podemos entender la realidad última del Cosmos y su instancia final: su naturaleza increada y sin embargo siempre actuante. Es este legado heredado de las grandes tradiciones de la antigüedad una auténtica cosmogonía arquetípica que, como tal, se corresponde con las distintas simbólicas arcaicas, mediante las que se expresa, reactualizando de este modo la realidad del mundo actual, el que aun huérfano de todo conocimiento verdadero sigue constituyendo una auténtica teofanía para todos aquellos que son capaces de comprenderlo. De más está decir entonces que dedicarse al estudio de las disciplinas tradicionales y efectuar sus prácticas con el objeto de despertar las potencias dormidas del alma, constituye un método apropiado para el Conocimiento."
Estas palabras sobre la Filosofía Perenne le caben perfectamente a la obra de Federico, que por un lado nos da a conocer las estructuras vivas de la Cosmogonía arquetípica, fundamentalmente a través del simbolismo de la Rueda, el árbol de la vida Cabalistico, el Tarot y la Alquimia, incluyendo dentro de ella, naturalmente, la geometría y la numerología. Por cierto, al Tarot, Federico le restituye su auténtica dimensión iniciática y esotérica. Estos modelos cosmogónicos contienen, y están vinculados con otros códigos simbólicos, los que podemos resumir en la siete ciencias y artes liberales (...).
Por otro lado, esta obra es también la inspiración directa de una influencia espiritual, y no la elaboración de una individualidad, si bien como es natural, existe en ella un modo de expresión propio y particular, pero la esencia de lo que se expresa en ella es totalmente impersonal. Queremos decir que la obra de Federico contiene en sí misma un influjo espiritual-intelectual, y es este influjo el que recibimos cuando la estudiamos como si se tratara de un rito, es decir, de manera concentrada; es así como debemos enfrentarla si queremos beneficiarnos de su contenido. La obra de Federico no tan sólo nos facilita entrar en la Vía del Conocimiento, en la vía simbólica, que ya es mucho desde luego, sino que toda ella jalona nuestro viaje, nos acompaña permanentemente, y siempre aparece una idea nueva en un texto que habíamos leído anteriormente y resplandece en nuestra inteligencia revelándonosla. Esos textos responden a las muchas preguntas y dudas que se nos van presentando a lo largo del viaje de nuestra vida, llegando a establecer un diálogo con ella, como si esos textos estuvieran vivos, y de hecho así es, están vivos, porque el espíritu está contenido en la letra. Y aquí reside a mi entender uno de los aspectos más importantes de la didáctica de Federico, de la obra de Federico: como su obra es inseparable de su propia experiencia en el camino del Conocimiento, en ella necesariamente se refleja esa experiencia, que hace que el texto escrito recoja lo más exactamente posible la energía-fuerza de la vivencia que su autor ha tenido directamente con el mundo de las ideas. Sin duda ninguna, la Tradición está viva en la obra de Federico.
Se señala a continuación la importancia dada a las imágenes en la obra de Federico, ayudando a la concentración y el estudio de los símbolos, en relación con el mutus liber de los maestros herméticos –el propio Tarot puede ser visto como tal–; es por ello que los libros de Federico suelen ir acompañados de una parte iconográfica como en el caso de El simbolismo de la Rueda.
(...) La rueda es uno de los símbolos primordiales por excelencia, y Federico ha sido, en lengua castellana, casi el único autor que ha tratado el simbolismo de la rueda desde la perspectiva de la Filosofía Perenne y particularmente de la Tradición Hermética.
Se cita a continuación un fragmento del libro Simbolismo y Arte, del capítulo "Perspectivas desde el arte":
"En ese sentido siempre nos ha interesado el arte como forma de conocimiento, o mejor, la actitud del artista como una manera de adentrarse en determinadas dimensiones del mundo lineal de su entorno –aunque él mismo sea poco consciente de ello–, mediante una concentración de sus posibilidades, ya fuese a través de un trabajo ordenado y paciente, o de la síntesis catártica totalizadora. O de ambas, puesto que por cierto la una no tiene porque excluir a la otra, sino que más bien se complementan allí donde el hallazgo o contemplación de la belleza produce una especie de emoción relacionada con un sentimiento de plenitud, ausencia o vacío, donde todos los seres y las cosas no son sino ellos mismos, en su pura realidad despojada, lo que equivale a vivenciar la idea arquetípica de armonía, aun en la desarmonía, y de equilibrio y justicia, aun en los conceptos que dialécticamente se les oponen."
A continuación el presentador señala que la obra de Federico es el fruto de una enseñanza realizada durante muchos años, y en esta se incluye la transmisión oral, los cursos y clases impartidos, la creación y dirección de la revista Symbolos, de los Centros de Estudios de Simbología.
(...) todo conforma parte, la expresión tridimensional, por decirlo así, de un pensamiento que se manifiesta en nuestro tiempo, y que ha creado esas estructuras, para que esa Filosofía Perenne, esa cadena aúrea perviva en nuestro mundo. Y claro, esto, naturalmente, tiene un valor incalculable, es una evidencia. En ese sentido Federico ha creado una escuela de pensamiento (...).
En este punto, Francisco Ariza, comenta que son muchas las cosas que se podrían decir, y que llevaría mucho tiempo hablar de los disitntos libros uno por uno. Por nuestra parte remitimos a nuestros lectores a la página telemática de Federico González donde se hallan publicados numerosos textos, y a acceder a través de ella al anillo telemático, que es una de la expresiones de la Escuela de Pensamiento de la que se ha hablado anteriormente.
Federico ha sintetizado todo un pensamiento, las ideas universales; entonces claro, es como tener a nuestra disposición toda una sabiduría que podemos acceder a ella, siempre y claro queramos acceder a ella.
A continuación toma la palabra el autor, Federico González:
Muchísimas gracias, le agradezco enormemente, son unas palabras sin duda generosas, ¿verdad?, pero al mismo tiempo también quiero agradecer a Raúl que se le ocurrió inesperadamente para mí la idea de esta Antología, que esta muy bonita, con la foto y un montón de textos que hay allí, que está muy presente la generalidad de todo lo que yo he escrito, ¿no?. Ahora hablando de eso que he escrito, es para mí sorprendente ver que he escrito mucho, porque para sí mucho no lo recuerdo, para ser franco, cuando lo leo. Yo lo escribí en el transcurso de las clases que daba, y para explicar cosas que veía y que se estaban haciendo en mí, entonces todo eso me salió como un poco ajeno a mí mismo en el sentido de que no me puse a escribir un libro. Los primeros libros que me puse a escribir fueron los de tipo histórico, y con antologías y documentos, y ese fue el primero, Las Utopías Renacentistas; y luego dos, que he hecho en colaboración con Mireia Valls que tratan de los orígenes de la Cábala, y también de la Tradición Hermética y del Renacimiento, en fin, una serie de fuentes que yo he ido absorbiendo a lo largo de muchos años, porque yo llevo en esto más de 30 años, y lógico entonces, pues, es mucho lo que ha ido saliendo. Y también, considero con Francisco que esta parte mía, de mi obra, se puede dividir en dos bloques, que son la doctrina, que ya digo cómo fue saliendo, y luego libros que si me puse a escribir, porque son la documentación histórica de esta doctrina. Todo esto es una cadena que se llama la cadena aúrea que viene desde siempre. Yo no he descubierto nada, simplemente me he sumado a todo un movimiento y como igualmente la mayor parte de los que veo aquí que conozco desde hace muchos años han hecho a su vez. Y bueno, eso hace que compartamos una serie de cosas entre nosotros que son bien importantes para nosotros; para los demás, que los muertos entierren a los muertos, ¿verdad?. Yo querría que todo el mundo se interesara, pero durante años hemos tratado eso de muy diversas maneras, y se ve que esto es selectivo, no porque uno sea un selectivo, sino por las mismas circunstancias a las que se ven sometidas las cosas, ¿no es cierto?. Y debería agregar a esas dos partes en que has dividido ese mi trabajo, una tercera que es la parte literaria, que es bastante nueva, y que a veces pienso si no es el fruto de mi vanidad, ¿no es cierto? Pero después me doy cuenta que no tiene nada que ver, que yo tampoco mucho he escrito eso, sino que fue saliendo. De pronto determinadas coordenadas hizo que uno se sentara y escribiera un libro; ahora he escrito una novela que es pequeña, pero que la escribí en quince días. ¿Por qué la escribí? ¿Qué significa? ¿Qué dice? Bueno, sinceramente, yo no lo podría explicar, ¿verdad?, pero ahí está, eso existe, pese al asombro de uno. Entonces el proceso para mí, ya que estamos en tren de decir cosas, ha sido así en general: las cosas me han escrito a mí, mucho más que yo a las cosas, eso sin duda. Dicho esto, quiero de nuevo agradecer el libro porque me ha parecido muy bueno. He encontrado un sólo, algo que corregiría ahora, que es que la parte literaria justamente está ubicada en la mitad del libro, y debiera estar toda esa parte como está un capítulo, el de la novela de las Donas de Barcelona, al final. Toda esa parte me hubiera gustado; pero, pues también se puede leer la parte literaria, también es, tiene su gracia. Y les voy a leer para terminar un par de poemas, no son poemas en sí, sino textos poéticos, que son el alfa y el omega de esta antología. El primero es el comienzo y se llama "Mayeútica", y dice:
"Desconocida hasta hoy Asclepigenia, de ti solo tu nombre, tu ascendencia, cómo iba a sospechar que en el Río de la Plata, se encontrara viva tu presencia por efluvios de Proclo el prodigioso varón, hijo de Hermes, insigne recreador de Platón y de la ciencia sagrada. Ni yo mismo creo algo así, me lo impide mi propia desventura, mi ignorancia, los cuarenta años pasados en la sombra de la caverna, el destierro del Sí que no quita mi visita al Olimpo. Y el tuteo reiterado con los dioses realizado con simples intuiciones y el recuerdo de los arquetipos aprendidos de la mente divina.
¡Magnánimo Proclo, cómo he venido a parar a estos menesteres que no se pueden explicar sino por la locura divina! Llenar quiero mi copa hoy vacía y honrar tu presencia permanente en mí, Asclepigenia, y en los que están a mi cuidado, milagro de amor no sujeto a las horas, ya que no hay muerte sino simultaneidad en la patria celeste, ni nadie que se niegue a compartirla.
Y allí estás tú, sencilla y complaciente encarnación de la diosa, a tiro de piedra de nuestras necedades y olvidos. Madre del saber (no me has hablado en griego) y la teúrgia, infalible guía en un camino sembrado de horrores e incertidumbres donde tu belleza y tu calor avivan perennemente la llama del deseo de llegar al último puerto, al lugar donde habitas, una vez que tus pares designen que mi menguada labor es ya innecesaria."
Este es el número uno, ahora vamos a leer el B. Se llama "Nombrando lo Innombrable" y es el omega, de esta antología, que me parece muy bien porque los Libros del Innombrable fueron los que me dieron a conocer en la editorial de Raúl, que así se llama. Entonces aquí me animé a nombrar lo Innombrable; claro que es un tema para la Cábala, que eso no se puede nombrar, bueno, aquí yo sin embargo...
"Hoy al despertarme en la mañana, durante el transcurso del día, al levantarme de la siesta, aparecen las manifestaciones de Dios que guardo siempre secretas.
Sus atributos, sus nombres, el de la Creación por la Palabra, la Luz, el Rayo, el Señor de ida y vuelta, el Siempre perenne, el que se autogenera, el Dios que se ignora. El que se recibe a Sí Mismo, el que no sabe quien es, el que no es sin mí. El que siempre te sume en la ignorancia. El escondido. El que No Es, el disfrazado de todas las cosas. El que se inventa a sí mismo.
¿Por qué esto es lo único que me interesa desde siempre?
El esquivo, el siempre presente, el principio y el fin y el Misterio, tú Mismo. Irremplazable, Arquitecto y Constructor del Cosmos, Sujeto y Objeto simultáneo, una Sombra, un vago Recuerdo, un gesto perenne y todo eso y mucho más en el vacío de tu mente que aparentemente no te conduce a nada porque no hay nada ni donde, ni nunca, ni siempre, ni otra vez, ni lugar posible, aunque esta ignorancia es propia de tu Dios, la del precario Dios de González Frías, el que se acerca alejándose, al que recibes como huésped en tu casa, que no es sino un habitáculo de la suya, dicho todo esto sin demasiada pretensión, antes de que se produzca la distracción y el olvido.
El psicopompo Hermes Trismegisto, Quetzalcóatl, Gucumatz, Viracocha, el Padre Ñamandú, el Primero. El Señor de la quinta dimensión, del Silencio Absoluto.
El Ser increado, el Dios es Amor nacido del Caos.
La perfección de las sefiroth de la Cábala hebrea, el de mi esposa la Shekhinah, los nombres divinos del Areopagita, el de la Moreneta, la Pilarica, la Sagrada Virgen de Guadalupe para los que somos guadalupanos, Nuestra Señora de Luján, el Santo Niño de Atocha, el Cristo Negro de Esquipulas, el cura de Ars, Teresita de Lisieux, la bendita ánima de los difuntos. ¿Quién será el gauchito Gil?"
Muchas gracias.
CES de Zaragoza
Presentación de Antología de Federico González
(En http://raulherrero.blogia.com)
A cargo del autor, Raúl Herrero y Francisco Ariza.
Jueves 19 de junio de 2008, 19.30 h.
Alibri Llibreria, Barcelona.
Dentro de las celebraciones de su 10º aniversario, Libros del Innombrable tiene el gusto de publicar esta Antología de Federico González, de quien la editorial ya ha editado Simbolismo y Arte (2004) y Presencia Viva de la Cábala (2006). Esta selección –que incluye dos textos inéditos: un fragmento de Defensa de Montjuïc por las donas de Barcelona y Nombrando lo Innombrable–, como toda la obra del autor, es una visión de conjunto de las disciplinas esotéricas, especialmente de las occidentales y de su relación entre sí. En ella se manifiesta la unidad de la Vía Simbólica que conforma a la Tradición Hermética y que permite establecer relaciones con todas las expresiones de la Tradición Unánime. El Hermetismo nos instruye acerca de las dos corrientes cósmicas presentes en el caduceo de Hermes, y nos enseña no sólo a no negarlas (en cualquiera de las indefinidas manifestaciones en que se nos presenten) sino a aceptarlas, a conjugarlas. En este sentido la obra de nuestro autor habla con claridad meridiana de esa dualidad y de cómo conciliarla y por sobre todo hace que no olvidemos que la Cosmogonía y la Ontología son soportes de la Metafísica. Es un canto a la Unidad y a la posibilidad de la transmutación, un canto de esperanza y de fe. Para muchos su obra ha sido y es el hilo de Ariadna para salir del laberinto y abandonando la multiplicidad, recrear en sí mismos un estado de amor y comprensión en el que todo es posible.
Libros del Innombrable
ANTOLOGIA. Federico González. Libros del Innombrable. Zaragoza, Barcelona, 2008. 560 pp.
(En http://symbolos.com/)
Federico González lleva más de 30 años difundiendo la enseñanza de la Tradición Unánime en Occidente con un lenguaje apto para los hombres y mujeres de este ciclo. Antología es una muestra de su obra escrita, de la transmisión que se ha servido de los textos impresos para ser efectuada (a la fecha, 15 volúmenes y una larga lista de artículos en varias lenguas) y que tiene su correlato en muchos otros ámbitos tales como la enseñanza oral, internet, el teatro, el cine, la poesía, etc.
Esta Antología nos ofrece una visión panorámica de la obra de Federico y de su significado: la restitución de la memoria de nuestra verdadera identidad, infinitamente más amplia que el nichito al que la individualidad ilusoria se entesta de continuo en confinarla. Infinitamente, decimos, puesto que no hay más Realidad que lo Absoluto, y como tal, metafísico. El autor nos transmite esta enseñanza y los vehículos para penetrarla (los símbolos y su significado) a través de textos doctrinales tales como La Rueda o Introducción a la Ciencia Sagrada; estudios como Las Utopías Renacentistas o Presencia Viva de la Cábala en los que se reúnen las voces unánimes de numerosos testigos de la Tradición Hermética; y más recientemente, obras de dramaturgia y literatura como la ya publicada Noche de Brujas o la aún inédita Defensa de Montjuïc por la donas de Barcelona, de la cual Antología nos anticipa un fragmento.
Escribe Federico en el poema Nombrando lo Innombrable que cierra este riquísimo volumen:
"Hoy al despertarme en la mañana, durante el transcurso del día, al levantarme de la siesta, aparecen las manifestaciones de Dios que guardo siempre secretas.
Sus atributos, sus nombres, el de la Creación por la Palabra, la Luz, el Rayo, el Señor de ida y vuelta, el Siempre perenne, el que se autogenera, el Dios que se ignora. El que se recibe a Sí Mismo, el que no sabe quien es, el que no es sin mí. El que siempre te sume en la ignorancia. El escondido. El que no Es, el disfrazado de todas las cosas. El que se inventa a sí mismo.
¿Por qué esto es lo único que me interesa desde siempre?"
Ciertamente, no sabríamos qué contestarle al autor. Pero hay algo que sí sabemos a ciencia cierta: sin su búsqueda incesante de lo Innombrable y la generosa transmisión de su experiencia en el camino del Conocimiento, nos hallaríamos en la inopia más completa pues "estamos sobre el barco pensando en si hemos de tomarlo o si habrá ya partido sin nosotros"...
Marc García
Reseña de la presentación de Antología de Federico González
(En http://raulherrero.blogia.com)
Como mis amantísimos lectores ya saben el pasado 19 de junio se presentó en la librería Allibri de Barcelona el libro Antología de Federico González. Mis amigos de la revista El Arka han publicado en su página una reseña de la que doy noticia pasa uso y disfrute de todos. Desde aquí mi agradecimiento por su atención a las novedades de Libros del Innombrable y, en concreto, a las actividades de un servidor.
Raúl Herrero
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