PRESENCIA VIVA DE LA CÁBALA II
LA CÁBALA CRISTIANA

FEDERICO GONZALEZ - MIREIA VALLS
CAPITULO I
EL TEMA

En una obra interesante, Alchemy of the Word, Cabala of the Renaissance, su autor Philip Beitchman18 dice en su Prefacio, algo que para nosotros es válido en términos generales y que adoptaremos en este libro, en cuanto a las tres variantes en que se manifiesta la Cábala en el Renacimiento:

La Cábala se extiende en tres corrientes distintas pero interrelacionadas a través del Renacimiento. Primero la corriente Judía, que surge en el norte de España y el sur de Francia en los siglos XII y XIII, luego se expande por Europa en el siglo XVI, mientras se "radicalizaba" por medio de la "comunidad sagrada" en Safed, en el Medio Oriente. El curso de la Cábala, mediante la cultura de la purificación, la exaltación y el "Paraíso Ahora" de Safed, había sido cambiado profundamente y en una dirección mesiánica

Y agregamos nosotros que este movimiento con el tiempo se expresa en Alemania y Centro Europa (judíos askenazi) y da lugar a distintas manifestaciones de la que es la más importante los Hassidim. Y sigue Beitchman:

En segundo lugar, una Cábala cristiana, [que] deviene un factor en la cultura europea con el descubrimiento del Zohar por Pico de la Mirándola, traído a Italia por judíos refugiados de España. Pico decía, ante cualquier concilio sagrado que le escuchara, que él pensaba que nada prueba tan bien la divinidad de Cristo y la verdad del Nuevo Testamento como la Cábala. Esta conjetura de Pico, aunque prontamente condenada como herética por su degradación neoplatónica de la Razón (teología Aquino-Aristotélica), sin embargo, nutrió una Cábala Cristiana por siglos.

Y por último:

En tercer lugar, una Cábala teúrgica neopagana que conecta con un hermetismo más o menos antiguo, es generada en Italia aproximadamente al mismo tiempo que la cristiana de Pico. Este osado movimiento, que atraviesa un milenio de monoteísmo, rehusando sus límites, modestia y restricciones, volviendo a su origen pagano, tiene sus héroes y sus mártires. Notable en él, en su mismo comienzo en el siglo XVI, fue Ludovico Lazzarelli, cuya Copa de Hermes, fue un texto muy leído y de gran influencia, pero peligroso de reconocer. Algunos de los mártires de esta Cábala neopagana fueron Giordano Bruno (quemado en 1600, por negarse a retractarse de su teoría de los mundos infinitos) y Lucilio Vanini (quemado en 1619 por ateo). En el siglo XVII, la Cábala neopagana se fusiona con el rosacrucismo, con figuras demiúrgicas como Robert Fludd y Thomas Vaughan, pero para fines del siglo XIX ésta se encontraba en términos muy cercanos a la teosofía.

En verdad todas estas tradiciones son paralelas y tienen un origen común; en cuanto al nombre neopagano es realmente desagradable ver hoy en día cómo se toma este epíteto. Lo que verdaderamente habría que decir es que se trata del pensamiento griego y sobre todo bajo el patrocinio de Hermes, dios mensajero y antediluviano, que dona este discurso a los hombres de esta época, en especial a Marsilio Ficino, tal vez la individualidad creadora del Renacimiento a través de la escuela de Florencia, patrocinada por Cosme y luego por Lorenzo de Médici, el Magnífico, y que transmite no sólo a Italia sino a toda Europa esta Tradición Hermética amparada por el dios griego Hermes,19 el Thot egipcio. Que gracias a estas invocaciones toma forma durante varios siglos, especialmente en la Cábala, los textos y grabados alquímicos, hasta el movimiento Rosacruz y la Masonería en el siglo XVIII.

Como se verá a continuación Pico no era sólo un cristiano según Beitchman lo define. Así Edgar Wind20 explica su pensamiento:

Pico afirmaba que la tradición pagana compartía con la Biblia una misma virtud: había misterios hebraicos además de paganos. El libro del Éxodo, por ejemplo, relataba que Moisés había pasado cuarenta días en el Monte Sinaí en dos ocasiones para recibir las Tablas de la Ley. Como sería absurdo suponer que en cada uno de esos casos Dios había necesitado cuarenta días para entregar a Moisés las dos tablas con los diez mandamientos, acompañadas de una serie de reglas litúrgicas, era evidente que Dios había conversado con Moisés de otros asuntos, y le había revelado innumerables secretos divinos que no debían ponerse por escrito. Estos fueron transmitidos entre los rabinos a través de una tradición oral conocida como la Cábala (en la cual la teoría de las sefiroth y el "Dios oculto" recordaba las "emanaciones" y el "Uno más allá del Ser" de los neoplatónicos). Así, Pico pensaba que la Cábala era a la ley escrita del Antiguo Testamento lo que los secretos órficos a los mitos paganos.

Al comparar unos misterios con otros, Pico descubrió una afinidad insospechada entre ellos. En el dogma externo, no había reconciliación posible entre las teologías pagana, hebraica y cristiana, pues cada una de ellas estaba vinculada a una revelación diferente; pero cuando la naturaleza de los dioses paganos se entendía en el sentido místico de los platónicos órficos, la naturaleza de la ley mosaica en el sentido oculto de la Cábala y la naturaleza de la gracia cristiana se revelaba en la plenitud de los secretos que San Pablo había desvelado a Dionisio el Areopagita, se descubría que estas teologías no diferían en el fondo, sino sólo en el nombre.

Mas tal vez la importancia de Pico radica en haber sido el transmisor de la Ciencia Sagrada judía en la brillantísima época del primer Renacimiento. Empero, fue poco lo que escribió Pico sobre Cábala, –aunque suficiente– dedicado más a la Filosofía y a hacer esfuerzos para concordar el pensamiento de Aristóteles con el de Platón,21 como lo hacía también Gemistos Pletón22 y otros filósofos con igual autoridad y sentido. Por lo que se podría decir que tanto Ficino como el conde de la Concordia, título nobiliario de Pico, hicieron posible esta unión del Hermetismo con la Cábala judía, ya que el primero había traducido los textos del Corpus Hermeticum, aparentemente traídos de Bizancio por Gemistos Pletón y el segundo había hecho públicos los libros sagrados de la Cábala que habían sido traducidos para él por Flavius Mithridates, pese a que Pico parece que conocía el hebreo, aunque no fuese un "especialista" como los de hoy, tan literales como ignorantes; seres pequeños, muchas veces parapetados en sus cátedras oficiales y en sus enjuagues político mezquinos, de los que sobran ejemplos a nuestro derredor.

Su principal contribución fue, más bien, aceptar la pretensión de los seguidores del cabalismo de que sus escritos se basaban en una tradición secreta que se remontaba, por lo menos en forma oral, a los tiempos bíblicos. Así la Cábala adquiere una especie de autoridad paralela con la Biblia, semejante a la que tenía la teología de Hermes y Zoroastro a los ojos de Ficino y del mismo Pico. Más aún, Pico aplicó al cabalismo un principio que habían usado para el Antiguo Testamento todos los escritores cristianos desde San Pablo: es decir, trató de demostrar que la tradición cabalística, no menos que la Escritura hebrea, estaba básicamente de acuerdo con la teología cristiana, y que por tanto podía tomarse como profecía y confirmación de la doctrina cristiana. Ésta es su justificación para estudiar y citar a los cabalistas, como podemos ver ya en la segunda parte de su Discurso. Con este argumento, fundó toda una tradición de cábala cristiana que encontró sus defensores en Reuchlin, Giles de Viterbo y muchos otros pensadores en el siglo XVI y después, que usaron la Cábala para los fines de la apologética cristiana.23

Por lo que hemos anotado relacionado con las traducciones de Mithridates que utilizó Pico, pese a que en carta a Ficino de 1486 le indica que ya lee y escribe en hebreo, debemos decir algo sobre este personaje que tradujo entre otros textos el Zohar y fue profesor de Pico en lenguas –junto con Pablo de Heredia–, tomado de La Kabbala Cristiana del Renacimiento de F. Secret24 en palabras de la Crónica de Volterra (1481):

"Guillermo de Sicilia, de la casa del cardenal de Molfetti, sabio en hebreo, en griego y en latín, ha referido todos los misterios de la pasión de Cristo, y los ha probado mediante la autoridad y los escritos de los hebreos y los árabes, haciendo las citas en la lengua de los originales. Es judío de nacimiento y harto sabio en su religión, y ha sido bautizado hace unos catorce años. Ha enseñado algunos secretos de los judíos que nos eran desconocidos hasta este día, y mediante los cuales muestra que los judíos persisten en sus errores, no tanto por ceguera e ignorancia como por una obstinación habitual. Aun cuando el sermón durase dos horas, fue grato a todos, tanto en razón de la diversidad de las materias como de la sonoridad de las palabras hebreas y árabes, que el predicador pronunciaba como su propia lengua, y fue aplaudido por todos y, en primer lugar, por el Pontífice y por los cardenales".25

E insiste F. Secret:

Guillermo de Sicilia es quien, con el nombre de Flavius Mithridates, sería uno de los maestros de kabbala de Pico. Aunque la historia de este personaje sea todavía bastante confusa, parece que este Guillermo de Sicilia sea el converso Judas ben Nissim Abul Farag de Girgenti, que adoptó el nombre de su señor, Guglielmo Raimondo Moncada. Así es, en efecto, como firma el famoso sermón que dedicó a Sixto IV. Por entonces era maestro en artes. Dotado de un priorato en Cefalú, hizo carrera en Roma bajo la protección del cardenal Melfi, como profesor de teología hasta la fecha de 1483, en la que, a consecuencia de una fechoría que quedó en el misterio, que sin duda fue un homicidio, hubo de abandonar Roma e Italia.

Pero el que describe a Pico los misterios judíos de modo documentado es Elía del Medigo26 que conocía a Pico desde 1480 y que expresa en una carta datada en 1486:

Como veo que vuestra señoría se entrega a grandes trabajos sobre la santa kabbala, quiero indicaros lo que he anunciado en otra parte de mi comentario sobre el libro De la sustancia del mundo, escrito en hebreo, a propósito del intelecto espiritual. Lo cual siempre me he negado a deciros. Y puedo declararos verdaderamente que esta materia es tan oculta que nadie de cuantos se ocupan en nuestro tiempo de ella han conseguido su conocimiento. Aún más, pocos han sido los antiguos, sin duda. Cuantitativamente, la cuestión es mínima, [pero] es considerable cualitativamente.

Estos autores han pensado, pues, que existen ciertas esencias en grado inferiores al grado del Dios de gloria, al que llaman Infinito, y que son emanadas, no digo hechas ni producidas, de este ser llamado Infinito. Estas esencias son de grados diversos: las del grado superior están en las potencias motrices de los cielos y de los cuerpos celestes sensibles. El orden, según el cual los seres creados son producidos y conservados según este orden, depende de las esencias o Zephiroth, es decir, numeraciones. Así es, en efecto, como llaman a estas emanaciones que parten del Infinito. Creen que por lo que atañe al Infinito, no se puede hablar de pensamiento, término o determinación de ninguna clase. Sobre él no se puede hablar ni de voluntad, ni de intención, pensamiento, ni, de una manera general, de una disposición cualquiera Este mundo, en efecto, quedaría por ello disminuido o perdería algo de su perfección. Pero la emanación primera, que parte del Infinito, son estas esencias que hemos dicho, y la segunda sus grados, a los que llaman Zephiroth, como lo hemos dicho. Estas esencias actúan por la potencia de Dios, al que llaman Infinito, y por la emanación que les proviene de este Infinito. Ellas son por su potencia, ya que los Zephiroth dependen y emanan del Infinito. Según los kabbalistas, el orden que encontramos en el mundo depende de estos Zephiroth. En cuanto al primero, al que llaman Infinito, no se puede hablar a su respecto de disposición o de atribución positiva. Ni siquiera quieren llamarlo intelecto. Como Averroes, quien en el capítulo 4 de su Destrucción de Destrucciones, cuando habla de los atributos o de las propiedades, dice que Platón o ciertos platónicos no quieren llamar a Dios intelecto o afirmar de él que es un intelecto. Han dado a los Zephiroth los nombres propios; y han dicho la causa de esta emanación o dependencia que hace que estos Zephiroth no puedan ser superiores o inferiores a diez. Sobre esta materia han escrito libros y volúmenes.

A esto yo he agregado otros desarrollos en mi libro De la sustancia del mundo, pero no os son necesarios. Y todo esto es casi totalmente ignorado por todos o por la mayoría de aquellos que se entregan a esta doctrina. No hacen más que repetir las palabras, sin entender nada. Pero no es éste el momento de declarar todas estas cosas, y puede que un día, cuando me halle junto a vos, de lo cual dudo, os lo exponga perfectamente. No obstante, bastan estas explicaciones, sobre todo como fundamento.27

Aquí se está bosquejando el modelo del Arbol Sefirótico, lo que atestigua que en 1486 ya Pico lo conocía y aunque en sus 900 Conclusiones de ese mismo año, texto anárquico y sin ningún orden ni sistematización solamente numera las Sefiroth junto con sus correspondencias astrológicas –sobre las que nunca ha habido unanimidad– en la proposición 876; y aunque no explica con claridad el desarrollo del Arbol y los Nombres, empero es capaz de comprender que:

El En Soph no ha de contarse junto con las otras numeraciones porque es la unidad abstracta etc., etc., etc 28

En realidad las Proposiciones no deben leerse como un texto cabalístico, tal los de Azriel de Gerona o Joseph Chiquitilla. En primer lugar hay que tener claro que fueron escritas precipitadamente por el autor para defenderse ante el papado de acusaciones de herejía, por lo cual pagó con prisión en el Castello de San Angelo en Roma y por las que fue condenado por ese tremendo delito para la época, lo que lo excomulgaba de su comunidad. Por otra parte las Conclusiones mágico cabalísticas tienen verdaderos logros y brillantes proposiciones herméticas y cabalísticas aunque algunas son misteriosas y muy difíciles de entender. Incluso se podría pensar que precisamente por eso el texto es confuso y dice poco ya que el Conde no quería revelar secretos sagrados que a su vez le habían revelado, acaso bajo juramento de silencio.

En todo caso el verdadero valor de sus Conclusiones es haber señalado en este libro los mismos orígenes y fines de la Tradición Hermética con la Cábala, y a ésta con el neoplatonismo-pitagorismo, a Proclo y a Jámblico y a todos ellos con los Oráculos Caldeos, y lo que es más importante, con el Cristianismo, fundamentalmente en lo que toca con la Trinidad y la figura del Hijo, el que se obtiene agregando en el Tetragramatón (hwhy) la letra Shin (#).*

En ese sentido su trabajo de investigación y síntesis, como el de Ficino, ha sido un extraordinario aporte para los estudiosos de la metafísica y los historiadores de las religiones que han encontrado en estas relaciones simbólicas –que se pueden extender a todas las civilizaciones y culturas, como se ha hecho, posteriormente, por otra parte– innumerables analogías que les han permitido trabajar con tradiciones disímiles y diferentes metafísicas y cosmogonías, que lo son sólo aparentemente pero que obedecen a un arquetipo común, que precisamente el Arbol Sefirótico fija en nuestras coordenadas espaciales.

NOTAS
*
18 Philip Beitchman, Alchemy of the Word, Cabala of the Renaissance. State University of New York Press, Albany, 1998, Prefacio, pág. X-XI.
19

Especialmente el Hermes Trismegisto alejandrino.

20

Edgar Wind, Los Misterios paganos del Renacimiento. Barral Editores, Barcelona, 1972, pág. 32 y 34.

21

Como se sabe Marsilio Ficino fue no sólo el maestro de Pico, y treinta años mayor que él, sino el fundador de la nueva Academia Platónica en Florencia de lo que se ufanaba ya que había sido el traductor de Platón al latín: "He traído el pensamiento platónico a los latinos".

"Ficino consideró siempre como indispensable para la comprensión de Platón una sólida formación aristotélica". Raymond Marcel, Marsile Ficin. Les Belles Lettres, París, 1958, pág. 468.

22

Gemistos Pletón (1355-1452), bizantino, cuyo nombre era derivado de Platón, fue un sabio que arribó a Italia para el Concilio Ferrara-Florencia para la unión de las Iglesias de Oriente y Occidente que se realizó allí. Trajo consigo una serie de textos manuscritos griegos que posteriormente tradujera Marsilio Ficino al latín; asimismo aportó los libros Herméticos, que en Europa no se conocían salvo una versión del Asclepio en latín que circuló durante toda la Edad Media y fuera conocido por distintos sabios o autoridades de ese tiempo, o anteriores, tal San Agustín. Estos textos, como lo ha mostrado Frances Yates, han sido fundamentales para la construcción del primer Renacimiento, y del auténtico humanismo, más allá de Erasmo. A ellos se deben agregar los nombres de Plotino y Proclo y tal vez los Oráculos Caldeos.

Por su influencia sobre Cosme de Médici se llegó a fundar la Academia que dirigiría Marsilio Ficino. Retirado a la ciudad de Mistra en el Peloponeso predicó tanto las concordancias y diferencias entre Platón y Aristóteles como instituyó una escuela neopagana. Maestro también del célebre Cardenal Bessarion. Su obra principal De platonicae atque aristotelicae philosophiae differentia fue impresa en griego en 1541 y en latín en 1574.

23 Paul Oskar Kristeller, Ocho filósofos del Renacimiento Italiano. Fondo de Cultura Económica, México, 1970, pág. 85-86.
24 F. Secret, La Kabbala Cristiana del Renacimiento. Traducción de Ignacio Gómez de Liaño y Tomás Pollán, Taurus Ediciones, Madrid, 1979, pág. 43.
25 Ver Chaim Wirszubski, Flavius Mithridates. Sermo de Passione Domini. Magnes Press, The Hebrew University, Jerusalén, 1963, pág. 11-48.
26 Pico entró en contacto con este extraño personaje (1460-1497) en Padua, en compañía de Girolamo Ramusio y ambos se dedicaron en la corte a divulgar el pensamiento y la lengua hebrea, junto con la árabe. Así pasó a formar parte del grupo de amigos del Fénix del Renacimiento. Elía del Medigo le dio un curso sobre filosofía oriental y le tradujo algunos comentarios de Averroes. También compuso para Pico numerosas Quaestiones, muchas de las cuales versaban sobre el esoterismo aristotélico, derivadas del estudio de Averroes que, como se sabe, transmitió una versión "islamista" del filósofo griego, que en estas interpretaciones estaba más cercano a Platón, del que también del Medigo había traducido la República. Es autor de De la sustancia del mundo, y de la trilogía Quaestiones: De Primo Motore; De Mundi Efficentia; De esse, essentia et uno. (Venecia, 1501). Publicó el comentario de Averroes De substancia Orbis, y en hebreo el texto Ma'amar be-Ezem ha-Galgal. Ver también Examen de la religión [Behinat ha-Dat] de Elía del Medigo, donde se revela como filósofo averroísta: Eliya Delmedigo, Examen de la religion. Le testament philosophique du judaïsme d'Espagne à la veille de l'expulsion. Presentación, traducción y notas de Maurice-Ruben Hayoun, Les Éditions du Cerf, París, 1992
27 "Entre los libros de kabbala, Elía del Medigo citaba el Sefer Haz-zohar, el Meirath Enayim, La iluminación de los ojos de Bahya ben Asher, el Schaare Orah, las Puertas de la Luz de Joseph Gicatilia, el Ma'areketh ha Elohuth, La ordenación de los atributos divinos de Pérez ben Isaac y el Perush al haTorah de Menahem de Recanati", que fue muy leído en su momento. La Kabbala Cristiana del Renacimiento, op. cit., pág. 51.
28 Pic de la Mirandole, 900 Conclusions Philosophiques, Cabalistiques et Theologiques. Editions Allia, París, 2002, Prop. 832, pág. 207. Otro de los amigos de Pico fue Johanan ben Isaac Alemmano (1435-después 1504) el cual produjo numerosos escritos destacando como los más importantes: Heshek Shelomo, comentario al Cantar de los Cantares; Einei ha-Edah ("Los ojos de la comunidad"), comentario filosófico-cabalístico al Pentateuco; Hai ha-Olamim y Likkutim ("Libro de Collectanea"). Era muy versado en griego y en árabe así como en filosofía, y familiarizado con la literatura antigua, latina y la de la Edad Media. Conoció a Giovanni Pico de la Mirandola en 1488; el encuentro en la Florencia de Lorenzo representó un evento decisivo en su vida y la colaboración con el Fénix finalizó sólo con su muerte en 1494; aunque tres años después fueron expulsados los judíos de Florencia, a raíz del fallecimiento de Lorenzo. "La obra compuesta o completada por Alemmano durante los años florentinos revela la continua coincidencia de opiniones con la cultura humanística de ese momento y en particular con el pensamiento ficiniano y el de Pico. La centralidad del hombre en la Creación, la magia talismánica, el amor platónico, la búsqueda de una Prisca Theologia hebrea, la revalorización de la retórica y de la poética a los fines de una renovación de la didáctica de la lengua y de la exégesis bíblica, son sólo algunos de los numerosos temas tratados en la vasta obra enciclopédica de este filósofo hebreo, que revela, análogamente a aquella de Pico de la Mirandola, la voluntad del autor de conocer los campos más dispares del saber en la búsqueda de la única verdad divina". La cultura Ebraica all'epoca di Lorenzo il Magnifico, a cargo de Dora Liscia Bemporad y Ida Zatelli, Leo S. Olschki Editore, Florencia, 1992, pág. 49. También fue alquimista y escribió el libro Sa'ar ha-Heseq ("Libro de la Puerta del Deseo", 1490) Ver: Patai, The Jewish Alchemists. Princeton University Press, Princeton, New Jersey, 1994, pág. 293