La fe no es un credo hipotético que
tiene que ver con nuestra adhesión imaginaria. La fe es una
realidad concreta que se vive como lo único que se posee. Un
solo deseo direccionado que va fructificando. La pérdida de
la fe es la exclusión de esa realidad, al condenarnos para siempre
a las burdas copias disponibles. No tener fe es perder la oportunidad
de ser. Nuestra fe nada tiene que ver con las fantasías de los
ilusos.
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