El último día congregará en
el Centro interno a hombres de los cuatro puntos cardinales. Que no
se diga que no estamos presentes, que la verdad es posesión
de alguna tribu en particular. Los habitantes del nuevo mundo han heredado
el orgullo de sus culturas guerreras y armados como caballeros águilas
y tigres se disponen a conquistar el santo grial, el vellocino de oro,
y la ciudad de Eldorado. Toman conciencia de que deben rescatar una
princesa dormida y un tesoro escondido; que es imprescindible matar
al dragón, a la serpiente; esos celosos guardianes tienen poderes
oscuros que, sin embargo, no resisten el ímpetu de los espíritus
solares. Se ha desatado la guerra santa en nosotros mismos.
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